Estabas pensando tomar unas merecidas vacaciones, después de tanto trabajo y repetidas infiltraciones para obtener artefactos demoniacos comenzabas a cuestionarte el significado de tu vida. Tenia que haber un significado después de todo, algo que te motivara a seguir adelante o quizá ya era tiempo de cambiar de rumbo. Estabas considerando la idea cuando un mensaje llego a tu teléfono interrumpiendo abruptamente tus pensamientos.
Era Trish con una sola frase
"¿Te necesito, puedes venir a la oficina?"
Hacía tiempo que no te contactaba y eso solo podía significar que había un problema o que tenia ganas de verte, sin embargo la segunda opción te parecía poco factible por el simple hecho que las cosas eran complicadas entre ustedes dos.
La ultima vez que se vieron fue en un bar, unos cuantos meses antes.
Trish estaba acompañada de Dante, sentados junto a la barra observando el espectáculo de una increíble bailarina, la atención de ambos posada sobre la mujer semi desnuda que movía su cuerpo al ritmo de la música. No hiciste el mínimo esfuerzo por sonreír cuando la mirada de la rubia encontró la tuya.
Te acercaste a ella y saludaste a su acompañante. Pediste un trago al hombre de la barra y te sentaste junto a Trish cruzando las piernas, ganándote instantáneamente la atención de ambos. Llevabas una falda corta bastante reveladora y unas botas altas negras.
-Ya vuelvo- aviso Dante dirigiéndose a la mujer que terminaba su rutina. Dante coqueteaba contigo, con Trish, con Lady y con cuanta mujer se le pusiera enfrente excepto con Kyrie, ella estaba totalmente prohibida.
Recordar a Kyrie te hizo instantáneamente pensar en Nero. Tenias tiempo sin verlo. Probablemente se habían encontrado unas seis o siete veces desde el incidente en Fortuna y aun a pesar del tiempo seguías experimentando una increíble atracción hacia él aunque siguiera siendo un hombre prohibido.
El barman coloco un caballito de tequila frente a ti, guiñándote un ojo y entonces fuiste testigo de la expresión desaprobatoria que Trish le dedicó. El hombre apenado volteo hacia otro lado y no volvió a mirarte en toda la noche.
Trish era increíblemente seductora, pero tenia mucho carácter para alejar a los enemigos de una sola mirada y ese hombre no fue la excepción. Sin embargo eso no fue todo. La rubia se acercó un poco mas a ti colocando su mano en tu muslo descubierto, sus uñas largas encajándose levemente en tu piel.
Para su mala suerte tu reacción no fue en absoluto lo que esperaba. Tenias que reconocer que habías tenido un pésimo día, habías cometido un error grave en una de tus misiones y para colmo te había costado la paga del día.
Estabas molesta contigo misma y con el mundo. Por eso habías ido al bar por un trago. Te daba gusto encontrarte a Trish, pero no tenias la intención de corresponder sus coqueteos, así que tomaste su mano delicadamente y la devolviste hacia la barra sin siquiera mirarla a los ojos. Esta vez la rubia no fue tan comprensiva y entendiste exactamente por que. Todos sus intentos, sus coqueteos e insinuaciones no habían producido el efecto deseado en ti, siempre tenias una excusa o algún motivo para no corresponderlos y ya estaba cansada de tus rechazos
-Te veré luego- dijo en una mezcla de fastidio y desinterés, era claro que iba a marcharse por tu culpa y no hiciste nada para evitarlo
-Si, nos vemos luego Trish- ella asintió sin muchas ganas, le dio un último trago a su bebida y pagó la cuenta.
No habían hablado desde entonces y dudabas mucho que Trish intentara acercarse de nuevo a ti. Por lo tanto debía tratarse de un problema
-¿Me necesitabas?- preguntaste al llegar a la oficina, el letrero de luz neón estaba apagado y las luces del interior se encontraban en la misma situación.