Fragmento ambientado en DMC4
-¿Es él?- le preguntaste a la rubia
-¿El quién?
-El muchacho inexperto, el que se puso nervioso cuando...
Trish te interrumpió, no tenias que explicarle mucho para que pudiera recordarlo
-¡Ah! si- dijo con cierta sensualidad
-Tengo el presentimiento que no es un muchacho cualquiera.
Sus labios rosas chocaron entre si saboreando la paleta de caramelo macizo
-¿Alguien importante? ¿Cómo quien?- no era lo tuyo hacer preguntas por todo, pero ahora sentías una curiosidad fuera de lo habitual
-¿Conoces la leyenda de Sparda?- te pregunto Trish caminando hacia ti meneando sensualmente las caderas, nunca se lo habías preguntado, por que no eran tan buenas amigas como para saberlo, pero algo en la forma que la rubia te contemplaba te daba la impresión que al menos se sentía atraída por ti.
Las manos de Trish largas y delgadas se posaron sobre tus hombros apretándolos suavemente, como si intentara darte un masaje. Daba igual que todo el mundo en Fortuna las mirara con intriga y desprecio, después de todo estaban invadiendo un sitio un tanto alejado de las costumbres mundanas, de la tecnología y la inmoralidad
-Si- susurraste acercando tu rostro al de la rubia a tus espaldas, ella curveo los labios rosas y dejo tus hombros en libertad, dio unos pasos mas y se acerco a la entrada de la sede principal de La Orden de la espada. Su atuendo negro cambio en un instante por uno blanco, corto y atrevido, el tono de piel oscurecido y el cabello largo paso a ser mas corto hasta la altura de la barbilla
-Si me necesitas pregunta por Gloria.
No tenias ni idea del maravilloso truco de magia que había aprendido Trish, pero pensabas averiguarlo mas tarde, cuando la ciudad volviera a ser segura y también averiguarias como se relacionaba la famosa leyenda con ese chico de cabello blanco.
Lo estabas siguiendo hasta el momento en que Bael apareció. La maldita rana camuflajeada, escondida tras dos figuras femeninas. Pensaste en ser buena chica y advertirle al muchacho sobre la identidad del demonio, sin embargo él pudo averiguarlo por si solo.
Trish tenia razón, era inexperto, pero no un tonto y entonces decidiste presentarte, cuando el terminaba de desactivar la puerta evitando que los hermanos de Bael acudieran a su rescate
-Gran espectáculo- reconociste llamando la atención del joven de cabello blanco, apareciendo en medio del patio a sus espaldas. En realidad parecía de la misma edad que tu, a lo mucho uno o dos años menor.
Le dedicaste una sonrisa intentando insinuarle que no representabas ningún peligro y aunque no eras poseedora de una sensualidad exuberante, ni un cuerpo moldeado por los dioses, te mostraste bastante segura a pesar que tus intenciones no eran para nada buenas.
Habías apostado con un amigo infiltrarte en Fortuna para extraer una muestra de los experimentos de Agnus, un científico de La Orden reconocido por su inteligencia y su locura. Esa parte ya la habías ganando, pero en el momento que tu mirada aterrizo en el joven dejaste de concentrarte en la apuesta y comenzaste a prestarle atención al insolente muchacho de cabello blanco. Entonces te encontraste a Trish vestida como Gloria, te tomó unos minutos reconocerla hasta que te guiñó un ojo y coqueteo contigo. No tenias duda que ella solo se comportaba así a tu alrededor.
Hablaron un poco en medio de insinuaciones e indirectas, hasta que ella menciono el nombre del chico.
Aparentemente se llamaba Nero , trabajaba para la Orden de la espada y estaba en busca del asesino de Sanctus. No te importaba en lo mas mínimo quienes estuvieran involucrados en la ecuación, pero ibas a aprovechar esa excusa para acercarte a Nero