Teléfono

1K 78 1
                                    

-Hey- Nero pateo ligeramente tu bota izquierda. Estabas ocupada revisando tus notificaciones cuando él entro en la cocina, encontrándote bastante interesada en la pantalla de tu teléfono, ni siquiera habías alzado la mirada para darte cuenta de su nuevo corte de cabello

-Mmm- murmuraste en voz baja, casi sin interés

-¿Qué haces?- preguntó sentándose en la encimera, a un lado de ti.

Estabas horneando un pastel de limón y ya solo faltaban quince minutos para que estuviera listo. Nero frunció al ceño notando tu indiferencia, te arrebato el celular de las manos y se puso de pie de un brinco. Alzo los brazos para impedir que lo alcanzaras y a pesar de tus mejores esfuerzos no lograste recuperarlo

-Regrésamelo- exigiste, alargando la mano con fingida molestia

-¿Lo quieres?- preguntó Nero en tono juguetón. Diste un último brinco y en lugar de alcanzar el teléfono lo que conseguiste fue perder el equilibrio y caer encima de Nero quien se había desplomado hacia el suelo.

Sentiste el calor en tus mejillas, era lo mas cerca que habías estado de él

Se acercó a ti y te besó en la frente

-Apuesto que esperabas que te besara en los labios- dijo burlonamente, provocando tu enojo.

Corriste tras él persiguiéndolo por toda la casa, odiabas cuando se comportaba como un niño y al mismo tiempo era la única forma en que podían convivir

-Niños- murmuro Vergil en la planta baja. Dante bajó los pies del escritorio, arrojando su revista en el interior de uno de los cajones

-¿Crees que algún día admitan que se gustan?- pregunto Dante a su hermano

-Lo dudo- respondió Vergil, mientras el sonido de tu risa retumbaba en cada habitación de la casa.

Nero y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora