Es jueves, 19 de marzo.
Antes de dejar mi casa el lunes, Billie me prometió que Frank, de alguna forma, se comunicaría conmigo, y me pidió que por favor no me preocupara; esta última tarea era difícil considerando la ansiedad que me provocaban las preguntas "¿Cuándo volveré a ver a Frank?", "¿Cuándo podré hablar con él?". Estaba muy impaciente porque él no me llamó ese mismo día como yo estaba esperando.
El martes, Billie pasó por la casa para dejarle la patineta a Mikey, y me pidió paciencia, ya que no pudo comunicarse con Frank. Me dijo, además, que terminó cediendo ante la idea de mudarse a Nueva York con Mike, así que, de ahora en adelante, no estaría tan cerca de Frank, pero aun así, estaba tratando de hacer que se pusiera en contacto conmigo.
Y al final lo hizo... El día de hoy... Pero escuchar su voz no me tranquilizó para nada esta vez.
Estábamos cenando, mi mamá fue quien se levantó a atender el teléfono, su semblante sereno cambió completamente cuando escuchó la voz de la persona al otro lado de la línea, sin embargo, se limitó a escuchar y no dijo nada, sólo me llamó para tomar el teléfono. Al notar la cara de incomodidad de mi madre, supe que era Frank quien llamaba, entonces me levanté rápidamente de la mesa y corrí hasta el teléfono, a pesar de que éste estuviera tan cerca del comedor, pero no me importaba que me escucharan hablando con Frank. Lo que me sorprendía, era que mi mamá me dejara hablar con él... Esa debió ser una mala señal desde el inicio.
— ¡Frank! Oh, Dios mío ¿Estás bien?
— Gerard... — Su voz se escuchaba apagada. — Billie me dijo que querías comunicarte conmigo.
— ¡Por supuesto que sí, he estado muy intranquilo estos días! Supe que te sacaron de la escuela, y no sabía qué hacer porque no me dejan salir y-
— Escucha. — Me interrumpió. — Estoy desde un teléfono público, no tengo mucho tiempo antes de que Linda y Jonathan vuelvan a casa. Sólo llamo para decirte que no quiero que te preocupes por mí.
— ¡¿Qué?! ¿Cómo puedes pedirme eso? — Sentí la mirada de mis padres y Mikey sobre mí, y cuando me giré para comprobarlo, volvieron a la comida, fingiendo que no escuchaban.
— ¿Es que no lo entiendes? No vale la pena... Y-Yo sólo... Soy un estorbo... No quiero que pierdas más el tiempo conmigo.
— Si tan sólo supieras...
— ¿Saber qué?
— Que todo mi tiempo, por ahora, está dedicado únicamente a salvarte, así que no lo estoy perdiendo, Frank. Quiero verte, quiero hablar bien contigo; cara a cara. Quiero que sepas que habrá una manera de-
— ¡No la habrá, Gerard!
Me sobresalté un poco cuando lo escuché gritarme.
— No la habrá... — Repitió, pero esta vez más suave. Además, oí su voz quebrarse. — Ya no hay maneras. S-Sólo... Olvídate de mí. Te estoy llamando solamente para despedirme.
— ¿D-Despedirte...? Frank, no.
— Gerard, entiende que no vale la pena que sigas en esto. Yo no valgo la pena; soy un caso perdido, ¿Por qué mejor no me dejas? ¿Por qué no vas y haces tu vida con alguien que sí te merezca y no te dé tantos problemas como yo?
— No... — Noté las miradas preocupadas por parte de mi familia cuando me escucharon llorar. — Frank, no me importa lo que digas, no me voy a rendir.
— Pero yo sí... Así que deja de buscarme, olvídate de mí. Olvídate de todo.
Se me rompió el corazón... Pero no porque él me estuviera pidiendo olvidarme de él, sino porque sus palabras sonaban tan robóticas como la semana pasada en la comisaría, cuando le mintió a la policía diciendo justo lo que su mamá y padrastro querían que dijera.
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1998; Frerard
FanfictionGerard es un adulto de treinta y ocho años que siente que su vida es un completo despropósito y sólo le gustaría poder regresar en el tiempo para corregir su mayor error, su máximo arrepentimiento: No haber podido salvar a Frank Iero.