MI PRÍNCIPE. (VEGETA X BULMA)

Capítulo 31

—Te amo vegeta- susurro en su oído tocando su pecho desnudo. El la tenia agarrada de sus glúteos y la apretaba para devorarle su cuello.
—hummm, Vegeta…- sintió como se adentraba en ella…

—¡ah!- se exaltó por sentir agua congelada derramarse en todo su cuerpo. —Ya deberías estar haciendo la comida estúpida.- exigió Kale dándole una bofetada haciendo sangrar a la peliazul.
Entro a la casa, para poder ir a la cocina y en su paso, en la mesa enorme que se encontraba ahí estaba su amado sin armadura y en solo bóxer que la miraba fijamente. Desvío la mirada de el y fue a la cocina. "Tal vez si haga su platillo favorito, se acuerdo de mi" pensó. —Que tonta eres bulma, como crees que recordará con esto.- se dijo a si misma, pero sin perder esperanza, preparó el platillo, lo llevo a la mesa donde ya se encontraba Kale en las piernas de Vegeta. Evitó aquella escena y solo dejo los platos para retirarse. —Espera- expresó Kale.
—¿Si?
—Sabes, tu comida no se ve muy agradable que digamos. -aventó el platillo al piso y lo embarro con su zapato.
En ese instante se aguantó las ganas de llorar sentía coraje, odio, dolor, si Vegeta recordará todo, en ese mismo instante la hubiera eliminado, pero no, solo  sonreía fríamente viendo como la humillaban.

—¡limpialo!- ordeno. —Vámonos cariño iremos a un lugar para comer. Ambos se levantaron fueron al cuarto y partieron a otro lugar dejando a Bulma sola.
Se quedo pensando por varios minutos, y fue rápidamente a la puerta donde se encontraba Goku, apretó todos los botones intentando abrir pero era inútil. Pensó en su hijo, en Milk y en su bebé, que preocupada estará, que le dirá a su hijo, pensará que estamos bien, las lágrimas no tardaron…no sabía que hacer, necesitaba esa maldita clave, tal vez ahí estaba la cura para que Vegeta recuperará sus recuerdos y sabía que con eso podría salvar a Goku que no sabía en que condiciones estaba. Tal vez quería hacerle lo mismo, pero debido al fuerte golpe que le dio Kale perdió totalmente el conocimiento.

Ya era de noche, y Vegeta y Kale regresaron. Bulma ya había terminado con la limpieza, y decidió ir a dormir a uno de los cuartos.

—¿En donde se habrá metido esa estúpida?- murmuró Kale.
—No veo para que la buscas,hizo todo. -expresó Vegeta viendo alrededor.
Kale lo miro con algo de enojo, y se metió a la recámara, volteo a ver a Vegeta en señal de que quería sexo, pero el se dirigió a la cocina.
—No es cuando tu quieras- pensó.

Sin percatarse de que habían regresado, Bulma despertó, —Mi ropa esta muy sucia, necesitó lavarla, aprovechare que no están para poder hacerlo.
Se quitó sus pantalones y la blusa que traía, quedando sólo en ropa interior, se enrolló la sabana de la cama, y salio para ir a la cocina donde se encontraba la lavadora.

Creo no han llegado, exclamó hechando la ropa a la lavadora, apretó sus manos a la sabana, e inevitablemente pensó nuevamente en su príncipe.
Y las lágrimas cayeron sobre sus manos…
—Deja de llorar no me dejas comer a gusto. -escuchó a unos cuantos metros de ella, Vegeta se encontraba sentado en la mesa devorando un pedazo de carne.
Bulma evito sonrojarse, y volteo a otro lado.
—¿Qué acaso estas sorda?- dijo levantándose dirigiéndose a ella.
Bulma se pegó contra la lavadora y miro al suelo, tal vez el príncipe pensaba que le tenía miedo, pero en realidad se sentía incomoda por la cercanía, y porque no sabe desde cuando la estaba observando.
Fue tan rápido, que Vegeta la tomó de la barbilla, su corazón se sentía acalorado, tan solo esa acción le recordaban tantas cosas, la miraba fijamente, y ella ya no podía soportarlo, necesitaba besarlo, necesitaba de el y a cualquier precio lo conseguiría para tenerlo y poseerlo de nuevo.
Subió sus dos manos a la altura que cubría la sabana, Vegeta no se daba cuenta de ello, esperando una respuesta, Bulma agarro la sabana con fuerza y estaba dispuesta a quitarla.
—Amor- escucho a lo lejos como Kale llamaba a su príncipe.
—Agh!, ¿ahora que quiere?- quitó su mano de Bulma y sin ningún interés la dejó y fue a la recámara con Kale.
No aguantó las lágrimas y la peliazul fue corriendo a su recámara, estaba tan cerca, pero nuevamente tenía que aguantar que ella estuviera con su esposo.
—Te recuperaré Vegeta, te conquistaré, y haré que te enamores de mí. -dijo decidida.