Chapitre 34

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Jos terminó el beso con un chasquido, sonrió al ver las sonrosadas mejillas de su esposo.

-Por mas que quisiera llegar a algo mas no puedo hacerlo -susurro cerca de los labios del castaño.

El ojiazul formó un puchero y recargo su cabeza en el pecho del pelinegro, entendía las razones pero aun así necesitaba a su apuesto esposo en sus brazos.

-¿Solo un poco? -dijo aun con el puchero en sus labios.

-No -sonrió y dejo un último beso en los labios de Alonso- vamos por el pastel que te prometí.

Se separó del castaño y caminó hasta la puerta, volteó al ver que su pequeño no lo seguía.

-¿Amor? -extendió se mano hacía Alonso y sonrió con calidez.

El castaño se mantenía serio pero al ver la hermosa sonrisa de su esposo no pudo contra ella y le devolvió el gesto yendo hacía él para tomar la mano del ojimiel. Jos abrió la puerta y dejo salir primero al ojiazul.

-Me debes una ronda de sexo -dijo con una sonrisa y señalando al pelinegro

-¡Alonso! -habló serio y cerró la puerta detrás suyo.

Se dirigieron al elevador y esperaron algunos segundos a que llegara para cuando lo hizo una mujer de cabello rojo bajo con una mascada negra y con lentes de sol. Jos la miró de reojo y sin quererlo pensó lo peor, entró rápido al elevador y atrajo hacía su cuerpo al pequeño Alonso; quien solo lo miró desconcertado pero no protesto. El elevador cerró sus puerta y comenzó a bajar.

-¿Sucede algo? -preguntó Alonso mirando a su esposo con el ceño marcado.

-Nada ¿por que lo preguntas? -respondió con voz sería y grave.

El ojiazul enarco una ceja y se giró para verlo de frente, colgó sus brazos del cuello de Canela y besó sus labios con tranquilidad ya que eran los únicos en el ascensor. Al terminarlo, besó corta y seguidamente sus labios.

-¿Me amas? -dijo serio y dando un ligero tirón a los cabellos de Jos.

-Con todo lo que soy -susurró con dulzura.

-Entonces deja de mentirme -demandó con claridad.

Canela solo desvío su mirada a las puertas grises del elevador y abrazó el cuerpo de su pequeño para después esconder su rostro en el cuello de Alonso. Tenía tanto miedo que desconfiaba de todos en esos instantes, no quería perder al amor de su vida ni a su bebé pero esto lo estaba acabando poco a poco y pronto no tendría todas esas fuerzas que se necesitan para pelear y cuidar a su familia; pronto necesitaría ayuda.
Alonso ya no dijo nada mas solo abrazó con mas fuerza el cuerpo de su esposo, podía sentir la angustia que él sentía ya que Canela siempre transmitía todo lo que podía llegar a sentir y con tan solo ver su rostro o la forma de como su cuerpo se tensaba al pensar algunas cosas negativas eran mas que suficiente para entender que algo iba mal con él y lo callaba.

Río de Janeiro
Un día antes de la boda.

Canela salió casi corriendo de su oficina para llegar a la casa de sus abuelos, sentía el miedo a flor de piel y sus manos temblaban tanto que no podía introducir las llaves de su auto.

-¡Maldita sea arranca! -gritó furioso y con desesperación.

El motor del auto encendió y se puso en marcha, Canela conducía rápido y casi sin precaución puesto que se había pasado dos semáforos rojos y casi chocaba con una camioneta que estaba por dar vuelta; quedaba mas que claro que no le importó en lo mas mínimo, ignorando todo a su alrededor y con desesperación llegó a la casa de sus abuelos. Dejo el auto mal estacionado y entró a la casa buscando enérgicamente a su prometido, subió las escaleras y al abrir la puerta de su habitación lo encontró sentado en el suelo mientras acomodaba algunos calcetines diminutos que pronto usaría su hijo o hija ya que los calcetines eran blancos.

Enamorado Del Asistente. -|Jalonso|-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora