Chapitre 32

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Habían pasado los días tan lentamente que sintieron que fueron más que los dos meses, los cuales faltaban para que la boda que celebraría medió Río de Janeiro se llevara a cabo, sobraba de mas decir que los preparativos estaban mas que listos todo había quedado tan espectacular como era costumbre para aquella familia. Miles de flores y cientos de pétalos regados desde la entrada hasta el altar, sillas blancas y el pasto verde semejaban el color de una rosa blanca; tan viva que era casi un imposible que se marchitara. Era el día mas importante para ambos enamorados pero nadie contaba que cierto chico que tenía cinco meses de gestación, comenzara a arrepentirse de su compromiso y no por falta de amor sino por miedo; las cartas de amenazas que Evelin enviaba seguían llegando cada vez mas frecuentemente y lo que mas preocupaba a Alonso era el hecho que su hermana estaba al tanto de lo que pasaba en su vida día con día. Una carta había llegado justo un día antes de la boda y en ella redactaba nombres de niños, los meses que tenía el castaño y lo peor, sí era posible, era que sabía el lugar donde se celebraría la boda. Jos quería convencer al ojiazul que tal vez solo quería asustarlos y arruinar su día pero la llegada de una foto de como se encontraba arreglado el lugar los puso en alerta; Evelin estaba en Brasil y cerca de ellos.

—Alon, es hora por favor salda ya —habló Liliana cerca de la puerta del baño- vamos Alonso no querrás dejar plantado a Jos en el altar ¿o si?

Miedo y mas miedo se acumulaba en el pecho del castaño, antes quería que su hermana estuviera con él en ese día tan importante pero ahora se lamentaba por si quiera haberlo pensado, solo quería que Evelin se fuera de ahí, de su vida en sí, para siempre.

—¿Alonso? —golpeó la puerta con suavidad.

Se alejó un poco y por fin después de toda la insistencia el castaño salió del baño con el hermoso traje blanco que se ajustaba un poco a su abultado vientre.

—Estoy listo —suspiró una vez mas y cerró la puerta de su antiguo refugio - no dejaré a la persona que mas amo plantado en el mejor momento de nuestras vidas.

Liliana sonrió y acomodo el moño negro de Alonso, coloco un pequeño clavel en la bolsa del saco y dejó un beso en la frente de este.

—Te ves tan lindo —sonrió.

—Si no fuera por tu ayuda jamas hubiera acabado a tiempo —le sonrió de vuelta— significa tanto para mi el que estés aquí.

—Sabes que no te soltaré nunca —le dio un abrazo lleno de emociones cada una mas fuerte que la otra — aparte te debo una por haber cambiado al gruñón de Jose

Ambos rieron y se separaron.

—Vamos, ya hice esperar mucho a Jos.

Salieron de la habitación y bajaron a la sala, en la entrada esperaba el chofer que los llevaría al hermoso jardín donde se celebraría la unión de dos vidas. Al salir por la gran puerta el auto que lo esperaba estaba adornado con flores y pequeños ramos de rosas blancas, también tenía al rededor un poco de listón blanco; la C hasta el frente del auto confirmaba que era propiedad de los Canela, puesto que todos los autos de la familia sin excepción alguna tenían ese pequeño gran detalle que los diferenciaban. Subieron y el castaño suspiró escandalosamente, ahora mas que miedo también se alojaron los nervios. No quería ser pesimista pero una punzada en su pecho no lo dejaba tranquilo desde que despertó; se la había comunicado a Liliana pero esta solo le dijo que era común, parte de los nervios de boda. Alonso sabía que era mas que eso, mas bien una advertencia y una muy peligrosa como para provocarle tal dolor.

Enamorado Del Asistente. -|Jalonso|-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora