Enamorado Del Asistente. -|Jalonso|-

Poco a poco ¹'³

Canela conducía devuelta a la ciudad, la luna aun estaba en el cielo y el sol aun no tenía intenciones de salir; ya que salieron de la casa del pelinegro a las cuatro treinta de la mañana. El castaño se encontraba demasiado calmado y para la citación en la que se encontraban la calma era algo que no tenía cavidad, en la mente de Jos no había otra cosa que no fueran las causas que podría atraer el haber desaparecido todo un día. El celular de Alonso se mantenía descargado desde la noche de ayer y por ello las llamadas de Evelin no lograron entrar. Que si hablamos del celular nuevo que su jefe le había regalado ese tenía carga considerable pero es mas que claro que su hermana no tenía aquel número y mucho menos sabía de la existencia de aquel celular.

-Jos...-llamó el pequeño ojiazul.

Canela volteo por un segundo y regreso su vista al frente, dandole a entender a su novio que podía proseguir.

-Sobre la boda...hum...no quiero que nadie de la empresa se entere, por seguridad -se encogió de hombros.

-Supongo que por Evelin ¿no? -Alonso asintió - esta bien, pero eso no quita la posibilidad de que se enteren los demás.

El castaño enarco una ceja y lo miro incrédulo sino decían nada era muy poco probable que alguien llegase a saber.

-¿Se te olvida que tienes que portar un anillo? -dijo Jos con diversión.

Alonso formo una mueca y es que él tenía pensado ser quien le diera el anillo a Canela pero eso era claro que no se diría ya que era una sorpresa, la cual se la daría la noche de su cumpleaños.

-No, no se me había olvidado -sonrió

Lo que restaba del tiempo solo guardaron silencio el cual ambos disfrutaban y no solo por la paz que les hacía sentir sino por estar en compañía del otro. Al llegar ala empresa Alonso suspiro mas de una vez antes de salir del auto de Jos, ya que temía encontrarse con su hermana y esta le hiciera una escena de madre sobre protectora.

-Cariño no puedes quedarte todo el día dentro del auto -dijo Jos ya fuera del auto y mirando al castaño con una sonrisa.

Alonso salió del auto y después de cerrar la puerta se posó aun lado de Canela, quien al ver la angustia en su rostro le abrazó por la cintura.

-Todo estará bien, créeme -sonrió para darle confianza al ojiazul

Alonso asintió y se dirigieron al ascensor. Unos minutos de paz bastaron para que el ojiazul calmara la angustia que sentía, el elevador se detuvo y abrió sus puertas. El corazón de Alonso comenzó a latir con rapidez y eso lo reflejaba su respirar acelerado, Jos notó la mirada de paranoia de su asistente y apresuro su paso. Antes de llegar a la oficina, Canela quiso quitar su mano de la cintura del castaño ya que dedujo que este la empujaría en cualquier momento; pero para la sorpresa de Jos no fue así, al momento de querer quitarla Alonso la detuvo y la estrujó para darse confianza a si mismo. Algo que hizo sonreír con grandeza al pelinegro.
Al pasar por el escritorio de Evelin no había presencia de ella, sólo su bolso se encontraba arriba de este. Alonso suspiro y se adentraron a la oficina; tal vez el pequeño asistente no contemplaba el hecho de haber pasado por los pasillos con la mano del jefe en su cintura, pasillos donde algunos empleados estaban y vieron todo.

El castaño suspiro escandalosamente al estar dentro de aquellas cuatro paredes, aquel suspiro hizo reír al ojimiel quien aun mantenía su mano al rededor de las caderas del asistente.

-Veo que fue mucha adrenalina para ti -rió y se encaminó a su escritorio.

-Solo fue suerte, pero no creo que la tenga por el resto del día -hizo una mueca.

-Por que no solo dicelo -tomó la silla por el respaldo para girarla.

-Te dije que lo haría, pero...

-Tarde o temprano tendrás que decir la verdad. ¿Que importa que piense después? yo te ayudare en cualquier cosa. -la seriedad no abandonaba su hablar. - después de todo es lo que hacen los esposos ¿no?

Alonso quiso defenderse, decir que no era tan fácil como Jos pensaba, que estaría apostando el todo por el todo y le daba miedo. Miedo a apostar y no ganar, terror a elegir mal y pagar las consecuencias después. Simplemente aun no era el tiempo adecuado.

-Jos...

-¿Te casarás? -interrumpió una voz desde el marco de la puerta.

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@CursiPeroJalonso🍦✌