¹'¹ ¹'² ¹'³ ¹'⁴

1.4K 144 30
                                    

Fuego
Cenizas Serán
Poco a Poco
Y Serán NADA.

—♘—

Jos creía que tal vez esto era completamente innecesario y quizá su paranoia lo llevo a desconfiar de la enfermera que lo había atendido con anterioridad, pero ahí estaban sentados enfrente del doctor quien les diría como se encontraba el ojiazul y el porque de sus cambios "repentinos". Varias preguntas caían lentamente y Alonso se encargaba de contestar una por una sin mentir, inconscientemente acariciaba el pequeño bulto en el cual se había transformado su abdomen y lo rodeaba con sus brazos casi intentando protegerlo, tal cual instinto de padre. Canela solo miraba discretamente como su pequeño acariciaba su abdomen y llego a pensar que era tan obvia la respuesta que él ya sabía de antemano pero se negaba a aceptar, al final nadie está listo para criar a un bebé y más aun sabiendo el peligro que correrá desde su nacimiento. El doctor termino su interrogatorio y salio del consultorio un momento ya que tenía que ir por unos utensilios para poder tomar la muestra de sangre para los análisis, ya que esta era la forma más certera de saber si estaba o no en gestación, naturalmente llamado en cinta.

—Aun no entiendo que hacemos aquí, te dije que me sentía bien —reprochó el castaño mientras volvía a acariciar su abdomen.

Jos miraba la mano con la cual tocaba el pequeño bulto y empezó a sudar frío, internamente sabía que no estaba listo para ser padre y mucho menos para formar una familia. Lo anhelaba, claro que sí pero el solo pensar que un pequeño ser dependiera de él en todos los aspectos lo hizo sentir tan joven e inexperto que no pudo más y quitó la mano del ojiazul de su vientre para tomarla entre las suyas. Alonso solo lo miró extrañado puesto que siempre hacía lo mismo y Jos jamás había reaccionado de esa manera.

—Sabes que te amo sobre cualquier cosa ¿verdad? —dijo Jos bajando su vista al pequeño bulto y sintió como su garganta se oprimía al querer pasar saliva.

—Hey, mírame —Alonso alzo el mentón del pelinegro y besó ligeramente sus labios— estas tenso y puedo sentir la angustia que proyectas. Dime ¿qué pasa? ¿porque tanto empeño en que me hagan unos análisis?

—¿Estás esperando un hijo mío? —preguntó sin mas rodeos, sus manos sudaban y podía sentirlas temblar.

Alonso lo miró sorprendido y formó una pequeña sonrisa en sus labios.

—Sabes mejor que nadie que eso no es cierto —acarició la mejilla del ojimiel pero este de inmediato la quito y la estrujo con las suyas.

—¿Entonces por que tienes antojos? ¿por que solo te ha crecido el abdomen y no todo lo demás? ¿Por que estás más sencible que antes y lloras por cualquier cosa? Se que mentimos al decir que estabas esperando un hijo mío pero ahora…hasta yo mismo estoy dudando —sus mieles ojos no mentían y demostraban lo preocupado que estaba, ser padre primerizo lo estaba aterrando.

El ojiazul no sabía que contestar creía que no había sido tan obvio en esos aspectos pero al parecer Jos lo conocía como la palma de su mano. Suspiró pesadamente y besó los nudillos de las manos del pelinegro era hora de decirle toda la verdad.

—¿Estas aterrado cierto? —Jos solo se limitó a asentir— creí…que podría decírtelo un día de estos pero al parecer me ganaste —sonrió — si amor, estoy esperando un hijo tuyo.

Jos sintió que la cabeza comenzaba a a dolerle y sentía como todo se movía a excepción de él. Sintió como su mano ya estaba reposando sobre el pequeño vientre hinchado y pudo jurar que sintió una pequeña ráfaga de calor que calmo poco a poco el mareo que sentía.

—Se que te podemos sacar de quicio en algunos momentos —rió con lágrimas en sus ojos— pero cuando estas cerca todo se calma, tal vez nuestro pequeño le encanta pasar tiempo con su papi Jos.

La voz de Jos no salia y se quedaba estancada en su garganta, una risa un poco entre cortada y nerviosa era el inicio del torbellino que estaba en su interior. Tanto miedo como felicidad pura combatían para poder salir a flote y jugar con el pobre pelinegro.

—L-lo se desde hace un mes y medio —sintió nervios al confesar su pequeño gran secreto— quise que fuera una sorpresa pero nuestro hijo no coopero y me controla a su antojo.

Ambos rieron, no sabiendo cuando el ambiente cambio a una conversación mena y tranquilizante.

—Perdón por parecer imán pegado a ti, e-es que tu piel es muy t-tibia —de pronto su anillo de compromiso se volvió muy interesante, a solo unos días de la boda había confesado su diminuto secretillo.

El corazón del ojimiel no podía estar más feliz y pleno, sintió como en sus adentros se hacía un pequeño hueco el cual al instante lo llenó su pequeño hijo, y en verdad pequeño ya que sus cuentas dictaban que Alonso no pasaba de tres meses o tres meses y medio.

—¿Cómo está? —habló Jos en un hilo de voz.

—Perfecto, todo marcha bien —se inclinó un poco y besó los labios de Canela sutilmente.

Al separarse movió un poco su mano por toda la pancita del ojiazul, sintiendo lo suave que se había puesto y con un ligero toque de dureza el cual se encargaba de proteger al pequeño que estaba ahí dentro.

No puedo creer que algo tan pequeño e indefenso me de tan miedo —sonrió para después dejar salir las ultimas lágrimas, ya que no quería poner mal a su prometido— miedo de no poder protegerlo, miedo de no poder suficiente para él o ella, tengo terror de no poder ser un buen padre para este bebé.

—L-lo serás, ambos lo seremos —colocó su mano encima de la de Jos— solo tenemos que amarlo como a nadie mas y lo demás se resolverá a su tiempo, recuerdo que cuando empecé a trabajar mi primer y único jefe me dijo: no quieras correr cuando puedes caminar. Juntos podemos correr si así lo quieres.

Jos rio por eso y lo que esas palabras significaban para él, esas palabras que trajeron la felicidad en toda su expresión. En su momento estaban cargadas de pasión y lujuria pero ahora, era distinto estaban acompañadas de un amor que creció y se les fue de las manos, también estaba otro que comenzaba a crecer repleto de todo aquello que un día dijo no era para él y que jamas lo verían siendo un padre y esposo de cuento de hadas, mientras Jos decía aquello a uno de sus contadores el karma reía silenciosamente esperando tranquilamente a un pequeño castaño de ojos azules para hacer que Jos se tragara todas esas barbaridades que decía y pensaba del amor que conlleva una familia. Y ahora se reía en su rostro mientras veía al pelinegro perdido por aquel pequeño chico y ahora sumiso de su pequeño hijo, vueltas caprichosas de la vida.

—Espero que seas niño —susurro para sí.

~ÚLTIMOS CAPÍTULOS~

—♞—

CursiPeroJalonso ✌🍦

Para que historia quieren que haya un capítulo nuevo (escribiré para todas las historias pero cual primero :3 )

Suplente

Ahora es Él

¡No habló francés!

Daddy

Silencio

Pagando con Sexo
(Extra)

Enamorado Del Asistente. -|Jalonso|-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora