VI

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Al principio no hubo un tema de conversación coherente, mucho menos algún balbuceo estúpido. Sólo se podían escuchar las respiraciones al compás, aunque las de Jungkook eran más rápidas por estar cantando todo el tiempo. Como si fuese un himno sagrado, esa frase solía perforar los oídos de Taehyung y meterse directo en su mente, haciéndolo sentir de algún modo mucho mejor consigo mismo.

¿Extraño, no?

Tragó saliva sonoramente antes de enfocar su mirada en el perfil de Jungkook, que con una media sonrisa feliz hacía fuerza con las muletas de atrás hacia adelante. Notó que debajo de sus axilas habían marcas rojas, al parecer hechas por la fricción con la madera.

—¿No te duele? —Preguntó el castaño con un timbre voz bastante agudo, se encontraban a sólo una calle de su hogar. El pelinegro asintió lentamente, un gesto de dolor divertido traspasó su rostro.

—Sí, me duele la pierna, me duelen los brazos por la fuerza de las muletas, también la pierna sana por forzarla a mantener todo el peso de mi cuerpo. —Taehyung al oír esas palabras desaceleró el paso, no quería que el pelinegro sufriera más dolores por su caminata "rápida". —Tranquilo, yo quiero acompañarte, en serio. —Le dedicó una muy tierna sonrisa que el castaño no pudo negar. Asintió dos veces antes de seguir el ritmo (Aunque cada vez más lento, por las dudas).

—Si pudiera llevarte en mis brazos lo haría pero me quebraste uno. —Fue un comentario que soltó al aire para rellenar un poco sus pasos silenciosos. El pelinegro rió fuerte, su cabeza se fue levemente hacia atrás.

—Perdón, en serio, te juro que no va a volver a pasar. —Cuando terminó de hablar pisó una piedra con las muletas y casi se cae de frente. Taehyung lo detuvo de manera ágil con su brazo sano desde adelante, tampoco era como si pudiese ayudarlo mucho. Ambos estaban heridos. Jungkook suspiró cansado, y clavó su tierna mirada en los ojos del menor. —¡Gracias Tae! Sería mucho más fácil ir a tu casa volando...

—Si, bueno, pero tengo heterocromía, no tengo alas. —Su sonrisa fue tierna, quizá como la de un pequeño gatito. Sus hoyuelos se marcaron con ímpetu, y no notó que estaban llegando a su hogar por haberse embobado con la bella figura del pelinegro.

Su rostro podría asimilarse a todas las dichas del mundo, como si aquella sonrisa que se manifestaba en sus labios en realidad se encontraba tatuada. Era bello, simpático, parecía alguien tan puro que no podía creerlo.

No podía creer que al fin alguien se presentaba tan precioso ante sus ojos.

Jungkook abrió su boca para decir algo, pero luego negó con la cabeza y sonrió.

—Llegamos. —Dijo el castaño entonces. Se podía ver el jardín descubierto de su hogar, un pequeño camino de cemento apuntando directo al porche y a la entrada. Giró su cabeza, Jungkook miraba todos los detalles como si fuese un niño, realmente parecía muy interesado con ese brillo resplandeciente en sus ojos.

—Sha da dee da dum...

—Si quieres em... Bueno... —Rascó su cabeza de manera veloz, suspiró una vez y luego lo miró a los ojos. Jungkook se sintió desfallecer, el orbe marrón y el celeste lo detallaban con belleza. Una hermosura sublime, incomparable. —Puedes pasar... ¿Tienes tiempo? Podríamos merendar algo. Y no quiero que te vayas así, podrías descansar un poco de las muletas... Em...

—¡Me encantaría! —Jungkook rió por su nerviosismo y comenzó a avanzar a la entrada detrás de Taehyung. En seguida ambos se encontraban en el interior del hogar, sus padres trabajaban hasta pasadas las siete y Baekhyun estaba a kilómetros de Seúl. El pelinegro detalló todo con sus ojos de niño, mirando cada cuadro, cada foto y cada decoración como si fuesen únicos e inigualables. —Que linda casa tienes.

Heterochromia • ADAPTACIÓN • JJK + KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora