XVI

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—Si Tae, soy un...

—¿Eres un pájaro?

El ceño confundido de Taehyung además de sus labios levemente abiertos en una mueca casi imposible de realizar fue lo que más le causó gracia a Jungkook, que comenzó a reír de manera automática aplaudiendo levemente con sus manos, sonidos repletos de carisma en aquellas carcajadas. Al compás se movían esas preciosas alas de plumas color dorado, dos pares estrechamente ubicados en la parte alta de su espalda, en donde Taehyung había visto la marca días atrás.

—¿¡Cómo voy a ser un pájaro Tae!? —Dijo en medio de sus fervientes risas escandalosas, logrando poner un poco incómodo al bicolor por semejante creencia. Pero al fin y al cabo fue lo primero que pasó por su mente. Al ver como esos dos pares de alas enormes de casi medio metro cada una revoloteaban de manera débil desprendidas de la espalda de Jungkook. Cuando pudo calmar un poco sus risas notó el semblante avergonzado del castaño. —Bueno, supongo que es lo primero que pensaría cualquier persona.

Le regaló una hermosa sonrisa con dientes incluidos, expandiendo más y más esas bellas plumas con ojos de avestruz que comenzaban a hipnotizarlo. El brillo era descomunal, infartante, y pretendía dejar ciego su ojo maléfico para que pronto deje de sufrir. El menor tragó saliva decidido, caminando dos pasos hacia el frente pero alejándose uno, por el repentino miedo. Era, sin duda, algo tan irreal que le hacía arder las sienes por las incógnitas. Aunque teniendo en cuenta lo pasado en los últimos días...

—Entonces... ¿Qué eres? —Le pregunto con real curiosidad en su mirada, como olvidando todas esas penas anteriores tan sólo siendo testigo de aquella obra de arte. Las lágrimas secas formaban un surco blancuzco sobre las mejillas, y pretendía borrar todo rastro al ver como Jungkook despeinaba sus cabellos, un poco preocupado pero sin duda divertido.

—Soy un Serafín. —Le respondió para luego acercarse al menor y tomar su muñeca con leves toques. Sin duda la musculosa se ceñía de manera vil sobre esos abdominales que parecían del infierno, pero Taehyung no podía dejar de pensar en cómo la tela seguía intacta. Tragó saliva cuando el pelinegro acercó sus dedos fríos a las alas enormes, logrando que acaricie de manera lenta con las yemas de sus dedos.

En seguida los atardeceres de media estación parecían una porquería a comparación de esas fibras tan suaves y delicadas, el brillo que emanaban quedó impregnado en su piel por algunos segundos, y movió de arriba hacia abajo dos veces hasta que sonó un pequeño chasquido.

Una de las plumas se desprendió.

—Perdón...

—No te preocupes, últimamente me está pasando. —Pero el bicolor no quiso hacerle caso, por lo que se agachó y la tomó, volviendo a colocarla en su lugar. No pasaron ni dos segundos que la pluma volvió a caer y Jungkook rió con gracia divina. —¡Tae, no seas tonto! No es como que las pueda pegar con pegamento. Es normal. —Le dijo bajando de repente sus alas para acoplarlas a la espalda, logrando que sólo se vean dos grandes montañas sobre los hombros, tan deslumbrantes como el mismísimo Sol.

—Es que... Hasta hace un mes eras un chico simpático y misterioso y ahora te estás desplumando en mi pieza, esto no es normal. —Lo dijo con sus ojos tan preocupados que no pudo más que causarle una tierna risa al mayor, acercó sus dedos suaves para acariciar de manera leve el cabello despeinado. Se veía un semblante confundido en el menor, totalmente errático pero a su mismo tiempo curioso. Como si pretendiera aprender cada secreto detrás de esas alas gigantes, de esas plumas caídas. —¡LA PUTA MADRE ESTO ES TAN RARO!

Heterochromia • ADAPTACIÓN • JJK + KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora