XXXIII

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Capitulo dedicado a todxs ustedes porque está muy hermoso y altas ganas de llorar. Espero que lo disfruten.


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—Tu ojo celeste está casi negro...

Taehyung tragó saliva aún sintiendo vibraciones extrañas en todo su cuerpo, una especie de frenesí imparable al notar que los muslos de Jungkook ejercían contacto con los suyos. Eran leves movimientos que le provocaban escozor, buscaban hacer de él algo que realmente no conocía. Subió un poco su rostro para detallarlo, esa piel con atisbos de sudor era la más infartante de las perdiciones, algo que ni siquiera él podía describir.

—La pupila debe haberse dilatado. —Susurró en respuesta sabiendo exactamente por qué ocurrió, porque los brazos fuertes del pelinegro estaban tan cerca suyo y porque sus cuerpos se acoplaban en un baile casi ensayado. Como si de alguna manera hubiesen sido hechos para estar uno con el otro. Jungkook asintió sin entender muy bien a lo que se refería, y volvió a realizar una serie de besos húmedos que viajó desde la punta de su mentón y bajó lentamente por la nuez de Adán con una fuerza inexplicable. Parecía que la misma piel de sus húmedos labios creaban caricias sucias y poco imaginarias, porque al llegar a su cuello los entre abrió formando así un pequeño chupón que salió de si mismo por puro instinto. —Siento que me estás matando...

—¡Perdón! ¿¡Te dolió!? —Exclamó de repente pasando su mejilla por la zona como para intentar curarla a lo que el bicolor sonrió enternecido. Curvando sus labios de manera que también reflejaba excitación, respondió.

—No Kook... Me matas en el sentido bueno. —En seguida el pelinegro susurró un leve "oh" que estremeció hasta sus más recónditos huesos. Se decidió a crear un lazo más fiel que el de los anillos de Saturno al rededor de su cintura temblante. Las delgadas piernas se tomaron con velocidad y los oscuros orbes de Jungkook lo miraron sorprendido, porque sus cuerpos estaban cada vez más cercanos, cada vez más eufóricos por encontrarse en aquella batalla inmunda y por darle fin a todo lo que alguna vez habían comenzado a amar. Los pantalones se raspaban, lentamente los pequeños besos en el cuello de Taehyung fueron reemplazados por el fuego sulfúrico de los choques de labios y encuentros de lenguas danzantes. Como pequeñas bailarinas que giran sin cesar se dedicaron a degustar cada parte de sus infernales paladares. Con gran magia y devoción pronto los grillos comenzaron a sonar más fuerte haciéndolos más cercanos a la noche, más devotos a la oscuridad en la que pronto se sumergían. Una de tonos rojos que se asemejaba bastante a sus delirios más profundos.

Algo dentro de sus cuerpos decía que debían sentirse mucho más y casi al mismo momento esa conexión se hizo infinita. De repente las pelvis se movieron de arriba abajo, chocaron con el mayor de los deseos y se hicieron una bienvenida poco formal al infierno. Taehyung no podía despegar sus gruesos labios de los de Jungkook, o siquiera de su rostro tallado por los dioses. Estaba más que seguro de que jamás había probado elixir tan exquisito y formidable.

Y algo se escapó de entre sus labios cuando el pelinegro movió sus caderas más fuerte, un sonido casi escandaloso que erizó los cabellos de sus organismos por varios segundos. Un jadeo agudo y poco audible, pero que sin duda había transformado a los ojos de Jungkook en el mar más negro que jamás podría imaginar.

Lo observó con detalle luego de aquello, los brazos musculosos a cada lado de su cabeza sosteniendo el peso del cuerpo y dejando caer la pelvis hacia la perdición. Con desespero los párpados de Jungkook vibraron buscando la respuesta, escrutando el semblante de Taehyung que sólo podía respirar rápidamente con sus mejillas en un tono rubí que causaba aquellas cosas que no comprendía del todo.

Heterochromia • ADAPTACIÓN • JJK + KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora