XXIX

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Caminaba otra vez por los pasillos del colegio, suspirando de manera errática abrazando uno de sus libros de biología. Increíblemente lo que menos le molestaba en aquel momento era su visión del mundo, sólo mantenía la mirada gacha y sensaciones inigualables se agolpaban en su interior con siniestra furia. Se acercaba el verano, sólo llevaba una musculosa blanca y el sostén de su brazo "quebrado" dentro de la mochila, para cuando volviera de clases. Debía encontrar la manera de explicarle a su madre porqué de repente sanó sin ningún tipo de tratamiento o control médico. Pero a decir verdad era su menor preocupación por el momento, una gran sonrisa preciosa y cabello abultado negro se colaba en sus sueños más remotos para hacerlo desfallecer.

Pero no era del todo cierto.

Taehyung sentía que vivía una mentira, mientras que sus dedos helados buscaban la contraseña de su casillero sus pensamientos volaban lejos de allí. Quizá en aquellos ojos oscuros tan perfectos que lo observaban con fascinación, plumas doradas que seguían pegadas con cinta adhesiva en la pared de su cuarto o simplemente la espalda atravesada en horribles lamentos. Jungkook.

Pero Jungkook no era Jungkook.

O sí lo era.

Suspiró cansado, las ojeras negruzcas se marcaban con ímpetu sobre las mejillas e intentaba por todos sus medios tratar de pensar en sus exámenes finales. Graduarse, comenzar la universidad... y a pesar de su horrible visión plasmada en tragedia prefería poseerla para siempre con tal de que Jungkook esté bien.

O no era Jungkook...

—¿Tae? ¿Cómo estás? —Se apareció Jimin por su izquierda y antes de voltear a observarlo sintió una brisa extraña. Un baile exótico, millones de cabellos erizándose en su cuerpo. Porque no podía seguir conservando su ojo y la única cura para ese terrible infierno era...

Era algo que no lo dejaba dormir por las noches.

Subió su mirada para detallar al pelirosa, piel rosada y ojos negros. Algunos brillos plateados salían de las comisuras de sus labios, como caminos deslumbrantes de sangre que consumían su tez. De igual forma, era un aura lo suficientemente bella. Ya la había visto en él, en Seokjin y en alguna que otra persona caminando por la calle.

Lo demás era un constante sufrimiento.

—Creo que bien. —Cerró de un portazo el casillero e infló sus mejillas con abundante aire. —Me van a romper el culo en biología, te lo aseguro.

—Uff somos dos. —Sonrió de manera dulce, sus dientes también eran plateados. Algo demasiado extraño, como si su saliva de repente fuese pigmentada de esa forma. Intentó no prestarle mayor atención, quizá necesitaba aquello: Una distracción. Dejar de pensar por algún segundo en su vida parecida a una novela de fantasía y simplemente hablar con un compañero. —No pude estudiar nada ayer, tuve visitas inesperadas en mi ventana...

Lo susurró divertido y a Taehyung le costó comprender, porque cuando Jungkook lo había visitado en su ventana literalmente había aparecido volando. Trató de seguirle la corriente regalandole un gesto extraño, interesado pero simpático, y justo cuando iba a comenzar a relatar un joven tomó a Jimin desde atrás.

Le tapó los ojos y comenzó a susurrarle.

—¿Quién soy? —Sus manos grandes y pálidas impactaron a Taehyung, por lo que su ceño se frunció en demasía. Sin embargo los susurros casi indescriptibles de aquella voz gruesa le colocaron los cabellos de punta, le recordaba a Jungkook.

Heterochromia • ADAPTACIÓN • JJK + KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora