XXVIII

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Pasó una hora en la que el tema intentó dejarse de lado, o por lo menos así era para Namjoon. Jungkook no dejaba de hacer preguntas acerca de "sacar la pureza del cuerpo" porque era un término que, obviamente, no entendía. Y fue así hasta que lo pudo distraer con el gatito de Seokjin, un receloso minino negro que casualmente también tenía heterocromía.

Mientras el pelinegro menor jugaba con él, dando saltos sobre el suelo y arrojando una bola de estambre a los cielos para que el animal la atrape, Namjoon ocultó sus alas de la visión de los jóvenes y se acercó a Taehyung. Él seguía en el sofá, sólo que sentado y con una taza de té en su mano temblante. Con respiración agitada intentaba tomar, pero el líquido simplemente era rechazado por su organismo. La lengua picaba, los ojos ardían y sus dientes hacían sonidos trágicos. Sus nervios eran tan grandes que a penas podía mantener sus bicolor en el fuego que se apagaba poco a poco dentro de la chimenea, las gotas de sudor frío mojaban lo limpio que había quedado en su remera.

Todo se había vuelto tan extraño y devastador.

—Ya sé que lleva tiempo procesarlo, pero... Jungkook es el único que puede curarte. Por lo tanto es el único que puede sacar la pureza de tu cuerpo. —Namjoon tomó su hombro con ímpetu, como intentando transmitir una fuerza inexistente con susurros tenor. Sin embargo su presencia era muy cálida, casi como tener a Jungkook a su lado. Tragó saliva recorriendo su piel tostada con la mirada, los ojos café oscuros y lagunas perdidas en el horizonte. Seokjin estaba sentado a su lado también con una taza de té, que él mismo había preparado para ambos momentos antes. —Y si él hace eso...

—Pierde su último par de alas. —Susurró abatido y Namjoon asintió con un gesto nefasto, tristeza absoluta marcada en cada uno de sus movimientos. El bicolor sentía que debía voltear su cabeza, y vio como Jungkook sonreía en el pasillo mientras jugaba con el minino. Su calidez, sus bellas manos tomando el estambre y ese pequeño gato que lo observaba con recelo. Con su ojo celeste brillante, tal como el de Taehyung. Y suspiró detallando la manera en la que sus labios se curvaban hacia arriba, los hoyuelos que acompañaban ese coro de Ángeles celestial y esa luz que su cuerpo destellaba. Inmediatamente sus ojos se llenaron de lágrimas y vio como el estambre fue corrido con entusiasmo, alejándose cada vez más del sofá. Una lágrima traicionera se escapó de su orbe celeste, una dorada. —No le puedo hacer esto... Él es una creación preciosa, él merece seguir adelante. Merece todo. Yo siempre fui el estorbo, no merezco ser curado. Prefiero que el demonio me mate antes de sacrificar a Jungkook...

Sintió un golpe en su brazo derecho, logrando que parte de su té caiga al sillón. Miró a su costado con un poco de indignación porque Seokjin le había pegado.

—No digas tonterías, los dos merecen ser salvados. —Susurró intentando justificar el golpe, Namjoon rió bajito ante aquello. —Lo que no entiendo es... ¿Qué pasa cuando pierde su último par de alas?

En seguida la sonrisa del Serafín se borró, dando paso a un gesto bastante preocupante. Ambos bicolor lo detallaban con miedo, pero Taehyung mucho peor ya que podría jurar sentir como su piel caía cuales bolsas marchitas a los suelos. Lo vieron tragar saliva y rascar su mentón antes de comenzar.

—Su ángel interior vuelve al cielo y se lo juzga, deciden si debe ir al infierno o qué deben hacer con él. —Seokjin asintió lento, bastante convencido con la respuesta del pelinegro. Sin embargo Taehyung sólo pudo fruncir más sus labios, y su ceño quedó en un punto casi imposible de lograr entre los cabellos castaños sudados. Una ola de mar frío inundó sus caudales por no entender la expresión de Namjoon.

Heterochromia • ADAPTACIÓN • JJK + KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora