IX

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—¿Qué haces en tu tiempo libre? —Cuestionó Taehyung balanceando ligeramente sus pies desde el banco del parque, porque realmente era bastante alto. El frío del cemento comenzaba a helarle el trasero. Sin embargo decidió simplemente detallar a Jungkook con sus ojos bicolor. Llevó una de sus manos hacia la mejilla acariciando levemente, como si pensara mucho lo que iba a decir. A Taehyung  le daba comezon el yeso.

—Suelo cantar mucho, siempre canto. Ando en bici por mi vecindario, saludo a las personas. —Se encogió de hombros con una media sonrisa de lado, luego clavó esos orbes en los de Taehyung. Sintió un mareo repentino, como un halo de luz quemando por completo sus sentidos más abstractos. —Intento... ¿Acercarme?

—Entiendo, eres sociable. —Jungkook dudo por unos momentos pero luego asintió, como queriendo cortar un poco con la conversación de turno. El Sol parecía esconderse de manera lenta detrás de sus cuerpos, una luz tenue y amarilla tiñendo hasta las más recónditas partes de sus seres. El bicolor carraspeó un poco, se sentía extraño, como si realmente ese brillo incesante lo emitiera Jungkook con su cuerpo.

Como llamas quemando todo a su alrededor.

—¡Ay, un perrito! —Exclamó el pelinegro levantándose de la banca y corriendo aproximadamente tres metros hasta llegar a un pequeño canino blanco repleto de rizos. En seguida el can comenzó a lamerle el rostro de manera precipitada mientras sus garras pasaban como unas locas por sobre su torso, como buscando abrazarlo. La lengua del perro recorría las mejillas sonrientes de Jungkook que lo acariciaba con sus dedos suaves desde atrás de sus orejas. —¡Ay que hermoso eres, Tae mira que lindo! ¡Y simpático! —Notó que tenía una correa y una placa. La tomó de manera dificultosa leyendo su nombre. —Spooky, ¿Te perdiste?

—¿Tiene placa? Alguien lo debe estar buscando. —Taehyung se levantó de su asiento para llegar hasta el costado de Jungkook y con sus ojos comenzó observar hacia todos lados. Si de algo servía su heterocromía era para percibir la preocupación de las personas aunque estén lejos de él, y al ver una cabellera prendida en llamas y unos ojos calcinados sobre un cráneo a unos metros de ellos supo que la había encontrado.

La dueña era grotesca, su aura era tan putrefacta como ella misma. Se veían berrugas gigantes en su cuello, la piel negra queriendo volar desde su cráneo hasta los cielos.

Y Taehyung se da cuenta al instante de que ella no es una buena persona. Se ve en sus manos sucias, porque en general los dedos de las personas no están manchados en desgracia, los de ella sí. Sangre corre desde los orificios en donde tendría que haber una nariz; es horripilante, realmente una de las peores auras que había presenciado en su existencia.

Taehyung no pudo soportarlo por mucho tiempo, se vio obligado a cerrar su ojo celeste. Vio una figura delgada y pálida, de cabello colorado teñido y labios gruesos. Si la veías caminando por la calle parecía una persona amable, sin secretos oscuros que inunden su inmundo ser. Pero el bicolor los sabía todos. Un vestido floreado amarillo era lo único que llevaba puesto, y gritaba con una voz chillona el nombre del can.

—¡Spooky! ¿¡Spooky dónde estás!? —Exclamó moviendo su cabello hacia todas direcciones, con una correa negra en su mano derecha y la izquierda tomándose la mejilla.

Taehyung abrió su ojo y volvió a cerrarlo.

Si la veía por más tiempo podría vomitar.

—¿Tan mala es... —Preguntó Jungkook desde abajo observando a la muchacha, pero luego calló abruptamente dándose cuenta de lo que había dicho. Taehyung lo miró con una ceja alzada totalmente confundido.

Heterochromia • ADAPTACIÓN • JJK + KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora