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Taehyung consiguió el alta médica en el momento menos oportuno, ya que Jungkook se hallaba durmiendo plácidamente.

Su madre lo ayudó a cambiarse de ropa con una sonrisa pequeña colgando de sus labios, aquel semblante libre de gusanos o larvas que pudiesen darle asco al castaño. Además se la notaba más distendida, relajada. Las pieles casi amarillas colgando de su rostro.

Lo que realmente comenzaba a molestar al menor era que el pelinegro seguía en su sueño inquebrantable. Y no quería irse sin despedirlo.

De seguro sería horrible despertar y encontrarse sólo, ¿No?

Y Taehyung no podía dejar sólo al único ser humano que veía de manera tan preciosa.

—Ma, por favor... —Imploró como por décima vez, pero ella negó nuevamente con dulzura atando los cordones de su hijo. Sentado en la camilla, con la espalda directo al joven de la pierna rota, podía escuchar sus leves ronquidos.

El suéter le parecía de lo más incómodo, el yeso lograba darle una horrible picazón en la piel de su brazo. Giró un poco su rostro para detallarlo nuevamente.

Amaba su piel pálida.

Amaba verlo normal.

—No Tae, déjalo descansar. Está totalmente solo todo el tiempo, debe ser agotador tener que hacer todo por su cuenta. —Sunmi enfocó sus ojos en la pierna rota del pelinegro, pero no en su rostro. Tal como venía haciendo días atrás. Taehyung logró divisar un pequeño gusano nadando sobre sus globos oculares vacíos.

—Debe ser horrible despertar y darte cuenta de que estás sólo ma, por favor... —Pero ella volvió a negar con la cabeza haciendo un fuerte nudo con los cordones. Se irguió y tomó un pequeño bolso que estaba en la silla.

—Déjale una nota si quieres, pero que descanse Tae. Pobrecito. —Volvió su vista al yeso para luego darle un pequeño beso en la frente a su hijo. Suspiró abatido viendo como la mujer caminaba lento a la puerta de entrada al cuarto. —Te espero afuera con tu padre.

—Bueno... —Susurró, bajando de la camilla y enfocando su mirada directo en el joven dormido. Ojos tranquilos, respiración calma. Como un suave océano creando leves olas dentro de su propio organismo. Suspiró tres veces queriendo acariciar cada porción de esa preciosa y tersa piel, tan normal que le causaba la mayor de las dichas.

Volteó hacia la mesa de luz, y con su brazo sano escribió algunas palabras sobre una servilleta de papel. La dejó al lado de los medicamentos de Jungkook.

"Me dieron el alta :) espero que te recuperes pronto Kook. Suerte."

Llenó sus pulmones de aire nuevamente, esas palabras parecían tan insípidas, tan vacías con respecto a lo que en realidad sentía. Su cuerpo se paralizaba al verlo, ese semblante cálido y encantador lo volvía loco, pensar en por qué podía verlo normal era motivo para no dormir en las fatídicas noches del hospital.

Pero le daba miedo, después de tantos años pensando en que la vida se parecía a un infierno, de un modo ante sus ojos llega un tierno pelinegro para cambiar sus perspectivas.

Su orbe celeste brilló por última vez antes de voltear e irse por la puerta.

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—¡Tae! ¡Volviste! — Fue lo primero que escuchó al abrir su casillero. Cerró sus ojos abatido, preparándose mentalmente para lo que venía. Hasta el momento el rostro de Jimin era tapado por la puerta del locker, así que cerró con delicados movimientos.

Heterochromia • ADAPTACIÓN • JJK + KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora