IV

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-Sha da dee da dum... Sha da dee da dum...

Taehyung notó que el pelinegro siempre tarareaba ese extraño ritmo, moviendo ligeramente sus hombros de manera infantil mientras comía lentamente el puré de papas que le servían en el hospital. Increíblemente siempre estaba solo, habían pasado un día entero en esa habitación y no había nadie allí para cuidarlo o mimarlo, tal como hacían los padres de Taehyung en ese momento.

Los gusanos se retorcían, comenzando a comer poco a poco los iris preocupados de su madre. Ella esponjaba una almohada con ambos brazos, mientras que su padre le servía la bandeja sobre la mesa móvil del hospital. Cucarachas bebé saliendo de sus labios entre abiertos, e increíblemente su piel se veía más horrible que nunca ese día.

-Ya se que la comida de acá es horrible, pero tu compañero parece disfrutarla. -Una media sonrisa de Sunmi fue suficiente para que uno de los gusanos se meta directo en sus fosas nasales. Kim cerró sus orbes por unos segundos, terribles ganas de vomitar se asentaron en la parte alta de su estómago, pero trató de disipar esos sentimientos abriendo lentamente los orbes y dirigiéndolos al pelinegro.

Él, con una ligera sonrisita, comía a pequeños bocados sin dejar de cantar. O tararear esa pequeña frase sin sentido que ya le taladraba los sentidos.

-Sha da dee da dum... Sha da dee da dum...

-Tae déjalo comer en paz, no lo mires tan fijo. -La voz de su madre, divertida, resonó en sus oídos. Sintió su rostro teñirse de diferentes colores al volver su mirada al plato. Sí, la comida se veía insípida y sin un atisbo de sabor, pero su compañero de cuarto parecía disfrutarla.

Vio por el rabillo de su ojo celeste como su padre se levantaba para ir al baño, y por el del marrón como su compañero giraba el rostro repetidas veces y así poder enfocar su vista en el menor. Suspiró fuerte intentando no pensar en qué estaba ocurriendo, intentando disipar esos terribles sentimientos que tenía en su pecho desde el día anterior, cuando notó que ese chico sonriente y alegre se veía normal ante su heterocromía.

-Sha da dee da dum... Sha da dee da dum...

Cantó luego con sus ojos brillantes clavados en el castaño, y paso seguido volvió a su almuerzo con una mueca feliz. Una alegría extraña en su interior al notar que Taehyung lo veía de aquella forma.

-Voy a llamar a Baekhyun para ver como llegó. Ahora vuelvo. -La sonrisa de su madre se tiño de rojo sangre por algunos segundos, los sonidos de sus bocas masticando era lo único que se notaba con fuerza dentro de la habitación.

Taehyung no entendía. No entendía por qué ese canto lograba calmarlo, y tampoco sabía qué era esa aura tan invisible.

-Sha da dee da dum... Sha da dee da dum...

Tragó grueso al notar la mirada de Jungkook sobre su persona, se dio cuenta de que comenzó a carraspear sin cuidado. De seguro iba a hablarle.

-Taehyung, ¿No? -Dijo apuntándolo con su dedo índice y una pequeña mueca alegre. El castaño asintió un poco confundido porque no sabía como el mayor podía tener aquella información. Hasta que recordó que sus padres siempre lo llamaban por su nombre.

Entonces giró su cabeza para encontrarse con la piel pálida y brillante del pelinegro, unos labios pintados en rubíes con magnificencia, iris avellanas oscuros quizá tan parecidos a un atardecer en Europa que le heló la sangre por varios segundos. Cierto esplendor alrededor de su rostro, como si fuese alguien que emitía una luz inigualable.

Heterochromia • ADAPTACIÓN • JJK + KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora