XXXV

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Dentro del vehículo, momentos antes, Seokjin había sido capaz de visualizar unos ojos amarillos que lo observaban desde los arbustos del bosque. Supo en seguida que no se trataba de un animal salvaje, porque el brillo y la forma en la que los iris giraban sin cesar fue la prueba irrefutable de que estaban en problemas. Segundos después tenía ese par asqueroso sobre la camioneta, una criatura sin forma pero con grandes garras los sorprendió abollando la parte delantera del vehículo y con sigilo se acercó al vidrio. Seokjin gritó totalmente aterrado mientras que Namjoon sólo pudo colocar un gesto parecido al del demonio, uno que mostraba con intensidad la rabia y el desprecio que sentía. Pronto el bicolor supo que las cosas se estaban poniendo mucho más feas, quizá por el ritmo de las respiraciones de su pecho o por como la bestia encontraba una forma en la oscuridad para convertirse en un asqueroso intento de humano enorme armado con vísceras y venas salientes. El rostro parecía estar a carne viva, sangre cayendo desde las cuencas y los gusanos que caminaban con una lentitud que parecía hervir sus propios huesos en agonía. Sabía que lo veía tan horrible por su ojo verde, pero jamás había tenido el honor de presenciar criaturas tan asquerosas.

Los ojos amarillos se derritieron dentro de las cuencas, y el demonio mostró una enorme sonrisa de dientes marrones cuando con sus garras comenzó a generar chillidos sobre el vidrio del vehículo.

—¿No quieren salir a jugar? —Dijo, pero no con el movimiento de sus labios, si no como un susurro que apareció detrás de los oídos de Seokjin. Giró su rostro hacia Namjoon que movió el cuello de izquierda a derecha buscando hacerlo sonar, sus ojos café mostraban un mundo casi irreconocible de sufrimiento.

—¡Ni creas que vas a salir! —Exclamó Seokjin buscando tomarle el brazo pero el Serafín se liberó, por algunos segundos su rostro se mostró compasivo y hasta amable para con él. Como buscando explicarle cosas por su propio bien. —¿¡Viste lo que es eso!? ¡Te va a matar!

—Ellos se alimentan del miedo, del sufrimiento y el dolor. No dejes que se alimenten de ti y no tengas miedo. —Susurró viendo como las lágrimas buscaban escaparse de las cuencas del pelirrubio. Algo que no podía permitirse, porque ese demonio vil y andrajoso buscaba encarcelarlo en la cripta más antigua. Sólo suspiró asintiendo y vio como Namjoon abría la puerta del auto dejando salir sus tres pares de alas doradas preciosas y moviendo sus manos a cada lado de su cuerpo logrando que varios brillos se vean sobre los pies. Se quitó la playera sobre las mismas alas y con gracia se alejó lo más que pudo del vehículo, con la obvia intención de proteger a Seokjin. —¿No vas a venir?

Se escuchó un gruñido horrible y el bicolor sintió como su tórax se expandía haciendo un notable trabajo para no sentir terror absoluto. De repente vio como el demonio sonreía nuevamente con la baba cayendo a cada costado de los labios y unos nuevos ojos, esta vez de un tono bermellón, nacían con malicia y perversión dentro del rostro. Liberó pronto sus dos pares de alas negras con detalles ligeros en color bordó que Seokjin no pudo observar con atención, porque apenas lo hizo abrió vuelo hacia Namjoon y atestó un golpe asqueroso sobre su zona estomacal.

Dentro del vehículo las respiraciones eran veloces, silencio mezclado con dolor y cantos que desaparecían de a poco. Colores grises se disipaban dentro de la visión que comenzaba a ser borrosa. Lo único que pudo calmar sus latentes ganas de llorar fue ver a Namjoon incorporándose rápidamente y volando hacia el cielo abierto lejos de la copa de los árboles. El demonio lo siguió dentro de la noche estrellada y por desgracia el techo del vehículo le obstruía la visión. Tuvo que bajar una de las ventanas con brazos inquietos hasta sacar su cabeza por el hueco, mirando hacia arriba.

Heterochromia • ADAPTACIÓN • JJK + KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora