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Mirada apuntando a su cuaderno de hojas amarillentas, los sonidos de sus compañeros riendo de la caída que tuvo un alumno de quinto año el día anterior, el aroma del perfume que se había puesto su compañera de en frente, los pasos entrando al salón, charlas sin comparación alguna. Parecía ser una representación sublime de la juventud en un instituto. Los chicos peleaban, las chicas reían, pintaban sus uñas y las dejaban secar mientras parloteaban sobre la fiesta del sábado pasado. Tan normal, tan ordinario. Tan común que daba asco.

Sus orbes seguían en dirección a su cuaderno, en dónde una gran cantidad de garabatos sin sentido parecían querer hallar una forma de comunicarse. Sus manos y su interior querían decir algo con todas sus fuerzas, quizá también debía hablar consigo mismo antes de dormir. Las líneas negras se intercalaban en un círculo gigante, rayas sin sentido se disparaban desde allí, un rostro deforme como el de todos se asomaba por la esquina de su hoja maltratada. Miles de pieles colgando debajo de sus ojos marchitos, tan amarillos como las hojas en las que dibujaba.

—Clase, por favor, entreguen el trabajo y pueden irse. —El profesor habló con un tono neutral, seco. Revisó algunas tareas pendientes luego de subir sus ojos para omitir esas palabras. Su voz era tan común, al igual que su cabello abultado.

O al menos eso era lo que había notado.

Tomó el trabajo encerrado en un folio para caminar a paso rápido hacia el escritorio. A diferencia de los demás él si lo había terminado a tiempo. Típico, un nerd que dejaba contento a sus profesores. Un nerd común que ni siquiera miraba a los ojos a la gente cuando hablaba.

Timidez, así le decían todos. Sus compañeros respetaban ese espacio, no solían molestarlo.

Taehyung no era una mala persona.

—Perfecto Kim, puede irse.

El profesor le regaló una media sonrisa complacida al notar que el menor ya llevaba su mochila al hombro, rostro inclinado clavado en el folio que acababa de entregar. Asintió con leves toques para luego salir del aula enfocando su atención en los zapatos.

Todo era muy común en ese colegio, cuando salía del aula el bullicio de sus compañeros parecía aplacarse. Sin embargo al poner un pie en los pasillos sólo podía encontrar más de lo mismo, chicas entusiasmadas hablando entre ellas observando a algún miembro del equipo de fútbol. Chicos comentando lo genial que sería la fiesta del sábado próximo en la casa de un tal Jackson. Rumores sobre gente que no conocía, que tal persona era gay, que encontraron a dos chicos besándose en el baño. Que un joven perdió su inhalador y casi muere en un ataque de asma en la clase de educación física.

Todo era normal. Las vidas de aquellas personas estaban colmadas de risas, llantos, momentos divertidos y momentos tristes.

¿Y Taehyung?

Taehyung...

—¡Tae! —Una voz conocida detuvo su caminar por los pasillos. Abrazó con fuerza una de las correas de su mochila, enfocando su mirada en el suelo preparándose mentalmente para lo que se venía.

Para el horrible destino que le había tocado al nacer.

Giró con un poco de gracia, sutileza sencilla e impactante. Entonces vio los zapatos negros de su compañero Jimin, conocía la vista perfecta de los cordones blancos que le hacían juego y se dio cuenta de que los había lavado.

Identificaba a las personas gracias a la vista que le otorgaba su calzado.

—¡Hola Tae! —Jimin era un chico simpático, solía querer acompañarlo a su casa ya que quedaba de paso. Le había prestado CDs musicales, lo había invitado a recitales de su propia banda y hasta le pasaba la tarea cuando se ausentaba.

Heterochromia • ADAPTACIÓN • JJK + KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora