VIII

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Vio algunos resultados al azar en su computadora, y a pesar de que no quería abrir la primera página que apareciera ante su vista fue lo que hizo. Una pantalla blanca con letras negras y azules se apareció delante de sus ojos bicolor.

Comenzó a leer.

"Los serafines son, de acuerdo a teologíacristiana, los primeros de los nueve coros o tipos de "espíritus bienaventurados" de la angelología cristiana. Pertenecen al orden más alto de la jerarquía más elevada.

Rodean el trono de Dios y están en constante alabanza cantando el trisagio hebreo «Kadosh, Kadosh, Kadosh»."

Frunció el ceño confundido, algo dentro de su corazón sin duda alguna gritaba con fuerza. Tragó saliva de manera voraz, el ruido de sus propios pensamientos nublandolo a él mismo.

"Están en constante alabanza cantando."

Trató de borrar el recuerdo de la melodía de Jungkook dentro de sus oídos, de igual forma esa voz gruesa y sutil sonaba con gracia. "Sha da dee da dum" como su fuese un mantra creado para curar sus más oscuras pesadillas.

Movió su cabeza en varias direcciones divertido, era simplemente imposible. A los segundos se halló riéndose de sí mismo por su estúpida conexión y siguió leyendo la información.

"En la creencia cristiana, los serafines se caracterizan por el ardor y la pureza con que aman las cosas divinas y por elevar a Dios a los espíritus de menor jerarquía. Se les conoce como "las flameantes llamas del rayo", "rayos de fuego del amor" o "llamas ardientes". Cantan sin cesar la música de las esferas, regulan el movimiento de los cielos y son la vibración primordial del amor.

Los serafines son seres que pueden ser vistos solo por quienes son "elevados" a una dimensión superior, es decir, un estado en el que el cielo "se abre para ellos"."

Esta vez dejó de leer por completo, un pequeño mareo dentro de su estómago le informaba que debía alejarse de la pantalla, dejar de llenar su cabeza con estupideces sin sentido. Sí, sabía que Jungkook era un joven especial, su misma heterocromía parecía gritarselo en diferentes idiomas, algunos hasta inexistentes. Sin embargo no podía simplemente sacar conclusiones por algo tan estúpido como una página de Internet.

Decidió que lo mejor sería cerrar la ventana y sentarse sobre su colchón para poder cerrar su mente, despejar aquellas alucinaciones que comenzaban a dejarlo sin habla. Apoyó su cabeza de manera suave sobre la almohada, cerrando con un ligero paso sus ojos bicolor. En seguida las imágenes podridas de las personas que había observado durante del día se colaron por su mente. Pieles quemándose, gusanos infectando. Sus ganas de vomitar se acrecentaron al recordar las esferas oculares de Jimin derretidas dentro de su cráneo.

Pero entonces su celular sonó.

Vio con desgano el aparato sobre el mueble, era muy raro para él recibir una llamada si su vida social era nula, o más bien se encontraba enterrada dentro de ese cajón sucio que simbolizaban sus penas.

Tomó el aparato sentándose contra el respaldo de la cama y cuando vio el contacto casi se muere de un infarto.

"Jungkook"

Presionó el botón para atender y lo primero que escuchó  fue un pequeño suspiro de algo parecido al alivio.

Su voz melodiosa parecía de otro mundo, como si realmente algo dentro de su tono pudiese llevarlo a otro nivel. Hacerlo sentirse diez metros sobre el suelo, flotar sobre los aires como un ganador de todas sus batallas perdidas.

—¡Hola TaeTae! Pensé que no me ibas a contestar, ya me estaba preocupando. —Se escuchaba alegre como siempre y el bicolor podría apostar toda su mesada a que se hallaba sonriendo con ese gesto inocente que tanto lo caracterizaba. Tragó saliva un poco nervioso, palpando con la punta de los dedos la parte inferior de su suéter oscuro.

Heterochromia • ADAPTACIÓN • JJK + KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora