14 minutos antes...
—Hola, cariño —murmuró Nerea, acariciando una de las mejillas de Hugo. Él apartó la cara y la miró con acritud —. ¿Qué ocurre? Pensé que me habías llamado para...
—Te he llamado porque creo que es hora de que acabemos con esto —interrumpió él, haciendo que ella frunciese el ceño. Sabía que no acababa de creérselo, porque se lo habían dicho tantas veces y tantas había sido mentira, que ya no se hacían ni caso. Esta vez, él continuó hablando —. Estoy enamorado de otra persona.
—¿Qué?
—Que no puedo estar contigo porque estoy e...
—¡Te he oído! Solo... solo no puedo creerlo. Me lo estás diciendo para que te deje en paz. No puedes... no puedes dejar de quererme.
—¿Tanto miedo tienes a estar sola? —preguntó él, haciendo que ella le mirase con hostilidad. Había dado en el clavo.
—¿Estás seguro de esto?
—Sí —lo estaba. Por primera vez, lo estaba. Era el momento de que acabasen aquello. De que le fuese fiel a sus sentimientos, de que respetase a Beth y aquel te quiero. No pasaba nada si no le correspondía, pero tenía claro que la solución no era volver con Nerea porque Nerea nunca había sido solución a nada. Solo problemas.
Le miró con rabia. Recogió su bolso y dijo una última cosa.
—Te va a romper el corazón, Hache, y después no vengas llorándome.
—Ni se me ocurriría.
Un ruidoso portazo fue su última despedida.
De vuelta al presente...
Beth se acercó al recepcionista del gimnasio y trató de coger aire. Estaba sudando y jadeante porque había tenido que aparcar a varias calles y tales eran las ganas que la embargaban que las había recorrido corriendo. Sentía que si no se apresuraba sería demasiado tarde, aunque quizás lo fuese ya.
Nadie espera toda la vida.
—Hola, Borja. ¿Está Hugo?
—Impartiendo una clase de boxeo en la...
—¡Gracias! —interrumpió ella, caminando ya hacia allí.
—... sala tres —completó Borja, a sabiendas de que ya no le estaba escuchando y preguntándose cuál sería la emergencia.
Beth entró como un vendaval. La sala olía a cuerpos sudados y sonaban los guantes cortando el aire al ritmo de las diversas combinaciones. Hugo miró hacia la puerta, imaginándose que sería Alicia, quien siempre llegaba tarde a clase. Pero era Beth.
—¿Betty? —preguntó, como no creyéndose que estuviese allí. Ya no le extrañaría que estuviese teniendo alucinaciones, tales eran las ganas que tenía de verla. Ella le miró y se acercó, aun con la respiración acelerada.
—Hugo, tengo que hablar contigo.
—¿No puede ser en otro momento? —preguntó él, mirando a la clase. Todos les observaban con curiosidad, preguntándose probablemente quién era aquella loca.
—No, tiene que ser ahora.
—¿Qué ha pasado? ¿Te encuentras mal? ¿Quieres que llame a...?
—Hugo, cállate un momento —interrumpió ella, con aquel aura de abogada que parecía haber descubierto hace poco, mientras algunos de los alumnos coreaban un "uuh" y ahogaban algunas risas —. Me he imaginado mil trescientas maneras de decirte esto mientras corría hacia aquí, pero sigo sin saber bien cómo. Siempre te vi como mi mejor amigo, el que estaba ahí para escucharme y con el que podría contar siempre, con el que era fácil hablar; pero también tengo que admitir que me pareces muy, muy sexy y no creo que se deba pensar eso de los mejores amigos —los murmullos de risas se acrecentaron ante estas declaraciones, pero Beth les ignoró, ya no le importaba nada —. No puedo parar de pensar en ti, Hugo, en que me arrepentiré si te dejo escapar porque eres y siempre serás el mejor. El mejor amigo y el mejor amante, y creo que eso es lo que todo el mundo se pasa la vida buscando. Así que, siento haber tardado tanto en decírtelo, en darme cuenta, pero, Hugo, yo también te quiero.
Él se la quedó mirando en silencio, tratando de digerir lo que acababa de oír. Se había imaginado muchas veces cómo sería que Beth también le quisiese, pero la realidad superaba a la expectativa. Nunca se sintió tan lleno, tan feliz de que algo pasase. No sabía cómo reaccionar. No acababa de creérselo.
Ella pensó que a lo mejor había tardado demasiado y por eso él no decía nada. A lo mejor ya había encontrado a otra persona, a lo mejor ya no la quería. Los sentimientos cambiaban, siempre cambiaban, y tuvo el terrible miedo de que ya le hubiese perdido para siempre.
—Di algo, por favor —pidió, casi con desesperación.
Hugo esbozó una eléctrica sonrisa. No dijo nada, pero se acercó a ella, colocó una mano sobre su mejilla y la besó. La otra mano la puso en su espalda para acercarla más, nunca se cansaría de tenerla cerca. Nunca se cansaría de sus labios, de la forma en que besaba con todo su corazón.
—¡Eso! ¡Demuéstrale quién es el mejor amante! —exclamó uno de los alumnos, iniciando un aplauso colectivo que hizo que los dos amantes se sonriesen y se apartasen un poco.
—Como sigáis así, os vais a ganar una ronda de flexiones —amenazó Hugo, llevándose a Beth fuera de la sala mientras a sus espaldas se escuchaban algunos abucheos intercalados con silbidos —. ¿Te importa si acabo de dar la clase?
Ella sonrió.
—No. Tenemos todo el tiempo del mundo —dijo, mientras volvían a besarse.
Porque, al fin, realmente podían disfrutarse los dos, separados siendo completos y juntos siendo enteros que se complementan.
Al fin.
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Nota de la autora: el siguiente capítulo será un Epílogo, dando así por finalizada definitivamente esta novela, por mucho que me cueste después de todo el cariño que le he cogido a estos personajes y sus movidas mentales jaja. Muchas gracias a todas las personas que habéis llegado hasta aquí, especialmente a las que habéis comentado y pulsado la estrellita porque son cosas que siempre animan a seguir escribiendo; pero también a quien la haya leído y aprovechado en silencio, espero que sintiendo algo o, al menos, proporcionando algún tipo de entretenimiento. Mi meta última y mayor satisfacción es que la hayáis disfrutado tanto como yo escribiéndola (y que tuvieseis la paciencia para seguir leyendo sabiendo lo que tardo en actualizar, lo siento mucho; a saber cuándo publico el Epílogo jaja Es broma, espero que pronto). Que lo disfrutéis y hayáis disfrutado, muchas gracias por leer :p
#TeamHugo
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El mejor amigo de mi hermana [COMPLETA]
Roman d'amour-Primero, eres un asqueroso superficial y a veces ni siquiera entiendo por qué somos amigos. Segundo, Eli ya no es como antes así que espero que no digas nada que pueda ofenderla. Y tercero, me veo en la obligación de prohibirte que te intereses sex...