Durante todo el transcurso de su vida, Brooklyn Stilinski jamás había creído tener algo de especial. Con el peso de la escuela sobre sus hombros y un trabajo de medio tiempo en una cafetería, siempre creyó que era una chica más del montón con la úni...
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Brooke.
Reuní mis cosas una vez que escuché la campana sonó, anunciando el final de la última clase del día, saliendo del salón después de la mayoría de mis compañeros de clase ya que de verdad detestaba tener que luchar contra ellos para salir del salón y no tenía prisa alguna ya que me quedaría hasta que la práctica del equipo de lacrosse terminara, así que era preferible esperar.
Abrí la puerta de mi casillero una vez que estuve frente a este, acomodando las cosas en el interior en busca de perder algo de tiempo porque según lo que sabía, la práctica comenzaba un rato después de que las clases terminaran y todavía tenía un poco de tiempo que perder.
—Hola —saludó Allison, recargando su espalda en el casillero junto al mío.
—Hola —devolví el saludo, girando la cabeza a un lado para mirarla mientras le daba una pequeña sonrisa, pesando a segundo plano la organización de mi casillero—. ¿Qué tal estuvo tu día?
—Bien, gracias por preguntar —respondió sonriente. Asentí, volviendo a observar mi casillero cuando entre nosotras se formó un silencio, dándole una mirada de reojo al oírla soltar un suspiro—. Sé que el viernes en mi casa dijiste que no te interesaba el por qué Parker te dejó como Scott a mí, pero digamos que él como que me pidió que viniera a decirte que lo lamenta.
— ¿Y te envió a ti a pedir disculpas? Vaya —silbé con diversión.
—En su defensa, cree que no quieres ni verlo —confesó.
—Sería justificable —aseguré.
—Totalmente —coincidió—. Mira, no estoy aquí para justificarlo, créeme, pero tú eres la primera persona con la que veo se lleva bien además de sus hermanas y creo que de verdad le haría bien saber cómo es esto de tener amigos —dijo—. No voy a mentir, él es bastante difícil a veces, pero creo que ustedes podrían llevarse bien si ignoras que es grosero la mayoría del tiempo, y que tiene esa expresión amargada en su rostro... y la manera en la que habla, ¿lo has oído? Dios, a veces quiero golpearlo en la cara. —Me reí ante lo último, notando la mueca fastidiada en su rostro—. Si crees que vale la pena darle otra oportunidad para que sean amigos, estoy segura de que él hará su mejor esfuerzo por no arruinarlo. Piénsalo, ¿sí?
—Puedo hacer eso —confirmé—. Dile que no hay problema por lo del viernes, ¿sí?
—Se lo diré —afirmó, mirando la hora en su celular y señalando con la cabeza hacia la salida del pasillo—. Se me hace tarde. Te veo mañana.
—Adiós —me despedí.
Allison me sonrió y se giró en su lugar, caminando a la salida y dejándome regresar la mirada a mi casillero. Terminé de organizar todo luego de unos cuantos minutos y cerré la puerta, caminando por el extenso pasillo hacia la salida al otro extremo. Unas cuantas personas me sonreían y saludaban, obteniendo una pequeña —e incómoda— sonrisa de mi parte porque sabía que el motivo por el que lo hacían era porque yo era conocida como la mejor amiga de Jackson.
