Durante todo el transcurso de su vida, Brooklyn Stilinski jamás había creído tener algo de especial. Con el peso de la escuela sobre sus hombros y un trabajo de medio tiempo en una cafetería, siempre creyó que era una chica más del montón con la úni...
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— ¿Con quién irás al baile? —me preguntó Érica, mirándome a través del reflejo del espejo mientras Beca le cepillaba el cabello.
Regresé a casa hace unas horas después de finalmente decidirme por un vestido en el centro comercial, encontrándome con mi hermana y su mejor amiga comiendo algo en la cocina y aceptando sin pensar mucho la oferta de arreglarnos juntas. Mi hermana se mostró emocionada ante la idea y nos metimos a su habitación porque dijo que sería la encargada de todo.
—Parker Marshall —contesté.
— ¿El guapo nuevo? —preguntó impresionada.
Asentí.
— ¿Y ustedes?
—Iremos en grupo con Isaac —respondió mi hermana.
Fruncí el ceño. El nombre me sonaba vagamente familiar, pero no sabía quién era.
— ¿Quién es Isaac? —pregunté.
—Él. —Érica me extendió su celular.
Lo tomé y miré la fotografía del chico que reconocí como el amigo de mi hermana que a veces venía a casa, observando su cabello cobrizo rizado, ojos azules y sus facciones bien definidas.
—Es lindo —admití, pasándole el celular a Érica de vuelta.
—Es un buen chico —dijo mi hermana, dejando a un lado el cepillo una vez que acabó de cepillar el cabello de su mejor amiga, tomando la plancha para alisarlo.
—Me siento como una princesa —confesó Érica tímidamente.
—Eres tan bonita como una.
Érica le sonrió cariñosamente a mi hermana al oírla, luciendo encantada. Sonreí con la mirada puesta en ellas a través del reflejo del espejo, continuando con el maquillaje y oyéndolas conversar sobre su amigo Isaac, a quien era agradable finalmente haberle puesto un rostro luego de un tiempo sin saber cómo lucía con exactitud porque veía el suelo cada vez que me encontraba con ellos.
Tuve tiempo de terminar mi maquillaje y ponerme el vestido y los tacones antes de que mi hermana terminara con el cabello de Érica. Una vez que terminó, me acomodé frente a ella y la maquille totalmente a su gusto, usando pocas cosas porque dijo que se sentiría insegura de lo contrario; le hice un delineado con color negro y le pinté los labios de rosa.
Procedí a maquillar a mi hermana en lo que Érica se ponía el vestido y los tacones que compró para esta noche, sonriendo ante el montón de cumplidos que Beca le dirigía a una tímida Érica. Érica siempre había sido bastante insegura desde que yo era capaz de recordar, pero mi hermana siempre estaba ahí a su lado para animarla y hoy no iba a ser la excepción.
