Durante todo el transcurso de su vida, Brooklyn Stilinski jamás había creído tener algo de especial. Con el peso de la escuela sobre sus hombros y un trabajo de medio tiempo en una cafetería, siempre creyó que era una chica más del montón con la úni...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Quería llorar cuando mi alarma sonó en la mañana, sintiendo mi cuerpo cansado por la gran caminata a casa de ayer desde el bosque, pero solo estiré mi brazo en dirección a la mesa de noche y apagué el reloj, dejando que el silencio me envolviera otro rato y me tentara a dormir de nuevo.
Para la buena fortuna de Stiles —y justo como le hice saber a Scott—, papá estaba tan ocupado anoche con el caso del medio cuerpo que no se dio el tiempo de revisar que yo efectivamente estuviera en casa, así que ninguno obtuvo un regaño.
Me levanté cuando la segunda alarma sonó, quejándome de nuevo y odiándome a mí misma por haber puesto dos, pero fue porque sabía que ignoraría la primera. Me quité las mantas de encima y me puse de pie, dirigiéndome al baño para dar inicio a toda la rutina matutina, dándome una ducha, cambiando mi ropa y cepillando mis dientes.
— ¿Lista para el primer día?
Giré sobre mis talones para ver a mi papá apoyado contra el marco de la puerta de mi habitación, sosteniendo su taza de café en su mano derecha después de haber tocado la puerta y esperar a que le dijera que podía pasar. Traía puesto su uniforme de policía y lucía listo para irse al trabajo una vez que nosotros partiéramos a la escuela.
Desde que mamá murió y él se convirtió en todo lo que nos quedaba, nunca se perdía nuestros primeros días sin importar que tan ocupado estuviera ya que es el alguacil de la ciudad.
—Si por lista te refieres a que estoy nerviosa, entonces estoy más que preparada —me burlé de mí misma, sonriéndole—. ¿Está todo bien? Te ves cansado.
—Estoy bien, cariño —prometió mientras sacudía la cabeza—. Tengo un nuevo caso y es algo estresante. Eso es todo.
El sonido de mi celular sonando atrajo mi atención, tomándolo de encima de mi cama y viendo el mensaje de Jackson en la barra de notificaciones.
Estoy frente a tu casa. ¿Estás lista o necesitas unos minutos más?
—Es Jackson —anuncié, tecleando y enviando un «ya voy» antes de levantar la mirada hacia mi padre—. Tengo que irme. Te quiero —me despedí, acercándome para besar su mejilla y pasando por su lado para salir de mi habitación.
Bajé las escaleras y atravesé la estancia, metiéndome a la cocina para tomar algo para el desayuno. Escogí la primera manzana que me encontré y fui a la puerta, agarrando mi juego de llaves de la mesa a un lado de esta y apurándome a subir al costoso auto deportivo de mi mejor amigo una vez que salí de mi hogar.
🐾
Bajé del auto una vez que Jackson lo estacionó en la escuela, viendo a Scott asegurar su bicicleta a un lado. Jackson también bajó, golpeándolo con la puerta.
—Viejo, cuidado con la pintura —masculló, acercándose a él para intimidarlo.
