Durante todo el transcurso de su vida, Brooklyn Stilinski jamás había creído tener algo de especial. Con el peso de la escuela sobre sus hombros y un trabajo de medio tiempo en una cafetería, siempre creyó que era una chica más del montón con la úni...
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Scott.
—Scott, me da la impresión de que no entiendes el concepto de persecución en auto —me dijo Stiles desde el asiento del copiloto del auto de Derek mientras que éramos perseguidos por cazadores, sirviendo como distracción.
La policía quería atraparlo y la familia de Allison lo quería muerto, y como es en parte —o totalmente— mi culpa, nosotros estábamos manteniendo a los cazadores lejos de él.
-Si acelero, haré que nos matemos –le expliqué, manteniendo la vista en el frente para evitar estrellarnos.
-Si no vas más rápido, ¡ellos nos matarán! —Pisé el acelerador luego de entender que lo que decía no era una exageración sino una probabilidad creciente, alejándonos de la camioneta negra que nos perseguía—. Se fueron —anunció confundido.
De reojo lo vi encender la radio que sostenía en una mano —y que no sabía de dónde sacó— y pronto oímos la voz de su padre.
—A todas las unidades, sospechoso a pie va hacia la fundición.
Intercambiamos una mirada al instante, alarmados. Giré el volante de la forma menos mortal que pude y conduje a la fundición tan rápido como fue posible, escuchando los disparos cada vez más cerca. Detuve el auto una vez que lo vi, escondiéndose tanto de los oficiales como de los Argent, mirándonos al oírnos derrapar.
—Sube. —Stiles se pasó a la parte trasera, dejándole el asiento del copiloto.
Derek corrió a nosotros de inmediato mientras que el padre de Allison disparaba con cada paso que cada. Aceleré una vez que estuvo en el auto y nos alejé de la fundición y sus persecutores.
— ¿Qué es lo que no entiendes de ser discreto? —espeté.
— ¡Maldita sea, lo tenía!
— ¿A quién? ¿Al Alfa? —preguntó Stiles, inclinándose hacia adelante entre los asientos para ver a Derek.
— ¡Sí! Estaba frente a mí, y apareció la maldita policía.
—Oye, sólo cumplen su trabajo.
—Sí, gracias a alguien que decidió convertirme en el fugitivo más buscado del estado entero. —Pude sentir la mala mirada que Derek me lanzó aunque no lo miraba.
— ¿Podemos superar eso, en serio? Me equivoqué. Ya entendí —me quejé.
—Está bien. ¿Cómo lo encontraste? —quiso saber Stiles, interesado.
Derek se quedó en silencio.
— ¿Puedes intentar confiar por un segundo? —pedí.
—Sí, en los dos. O sólo en él. Me quedaré aquí atrás —balbuceó Stiles, intimidado por la mirada que Derek le dio.
