CAP. 30

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Aparentemente su suerte no era una de las mejores, bueno, al menos no estaba encerrado entre paredes y barrotes. El resto del día se lo había pasado con un rostro que decía: " oh Dios ¿por qué a mí?", gracias al cielo su presencia no había sido tan requerida aquel día, mayor mente se la pasó junto a Fibi y en algunas ocasiones Jasper lo buscaba puesto que necesitaba de la ayuda del albino, agradecía que el azabache mayor no lo haya llamado. Actualmente se encontraba de camino hacia su habitación, estaba algo cansado, era un lugar muy grande para mantener dos personas, sin mencionar que debían de cuidar de sus compañeros enfermos, era complicado aprenderse los caminos, entradas y salidas del lugar, Encre hacia su mayor esfuerzo por recordar, más aún así se le olvidaba.

Era una especie de aprendiz de las enseñanzas de Fibi, y aparentemente ella se estaba adaptando muy rápido, ella recordaba mucho mejor los caminos, pasillos, habitaciones, donde estaba ubicado su señor y su hijo, en qué lugar se encontraba X o Y cosa y así sucesivamente, era alguien envidiable en el buen sentido. Por el momento no hacía mucho por sí solo, por así decirlo, muchas veces necesitaba que la castaña le pidiera su ayuda o le diera indicaciones de que hacer para no cometer algún fallo, aún le faltaba camino por recorrer.

Actualmente se encontraba mirando el techo recostado en su cama, sentir como toda tensión que podía habitar en su cuerpo se iba después de un largo dia de trabajo era placentero, el único sonido habitable en aquel momento era el silencio, mañana sería un día largo y sin mencionar que tiene que acostumbrarse a levantarse temprano, bastante temprano; sin más, se acomodó mejor entre sus mantas y lentamente empezó a caer en los brazos de Morfeo.



***



nuevamente estaba presente aquel ambiente cálido y extraño, su vista borrosa, sus "oídos" continuaban sin poder distinguir ni descifrar los murmullos de su alrededor y su corazón extrañamente nervioso, No sabia por que estaba ahí, ni por que estaba rodeado de gente que aparentemente no conoce o cual es la razón concreta por la que él lleva unos guantes de manga larga, solo podía percibir el tacto cálido y suave de una mujer que tomaba sus manos con una cierta timidez

— Encre. . . — pronunció su nombre junto con más palabras que no podía entender u oír.

Abrió sus cuencas lentamente, parpadeó un par de veces, la luz del sol chocaba contra las cortinas las cuales cubrían por completo su ventana, tiñendo de su color toda la habitación, se dio cuenta que ya había amanecido gracias al color claro crema que portaba su habitación. Se sentó al borde de su cama, se estiró al mismo tiempo que bostezaba, fue y se preparó para sus labores del día.

Cerraba la puerta detrás de sí para luego dirigirse a la cocina, cuando llegó se encontró a Fibi quien estaba por terminar la comida.

— llegas un poco tarde — habló la menor con calma.

— ¿de nuevo?, lo siento, aún no logro acostumbrarme del todo al horario matutino — habló apenado.

— te entiendo, antes me costaba mucho acostumbrarme a los horarios cambiantes de Lord, a veces trabajábamos por la noche y dormíamos en el día o viceversa, era un fastidio tener que levantarse en la noche — explicó mientras le entregaba una taza de café a Encre.

— gracias — dijo mientras recibía la tasa y bebía aquel líquido.

— iré a ver a las chicas y a dejarles sus bandejas de comida — explicó al mismo tiempo que colocaba platos llenos sobre diferentes bandejas.

— ¿Necesitas de mi ayuda?.

— ¡Es verdad!, ahora que lo recuerdo Lord Fallacy te está esperando en su oficina — aquella noticia le había tomado desprevenido, tanto que hasta escupió un poco de su café

Corazón de tinta || FallacyxEncreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora