CAP. 8

905 122 11
                                    

Encre despertaba poco a poco, sentía que su cuerpo pesaba demasiado, su cuello dolía y ardía de sobremanera, sentía el suelo frió y duro. tenía una sensación extraña en su cuerpo, sobre todo en sus manos y pies, como si estuviera atado, mentalmente se preguntó
«— ¿Dónde rayos estoy? —»

Analizaba lentamente lo que estaba sucediendo, cuando estuvo completamente en sí, se exaltó de manera brusca al notar que estaba encadenado, no podía ver casi nada, apenas podía divisar los barrotes de su propia celda y unas cuantas más frente suyo. Estaba asustado, claramente ansioso, no sabia que es lo que estaba pasando, ¿no se suponía que debería de estar muerto?, no obstante, ahí estaba, aun con vida, encadenado, envuelto en la oscuridad del lugar y el frio.

Pasaban las horas y Encre se sentía peor que en un principio, su habré empezó a hacer acto de presencia al igual que su sed, frío, dolor y miedo, le atemorizada el no saber qué es lo que sucedería con él, no sabia en que lugar exactamente se encontraba, ni como es que aun su alma aun latía, sus propias incógnitas eran las culpables de su ansiedad y temor.

Sintió aún más miedo al escuchar unos pasos que resonaban haciendo un eco en aquel lúgubre lugar, escuchaba como aquellos pasos se acercaban cada vez más hacia él, su cuerpo empezó a temblar de manera leve, no comprendía que era lo que pasaba a su alrededor, el no poder ver casi nada hacía aún más peor la situación, tenía miedo.
Al instante se hicieron presentes unos ojos de color carmesí, esos ojos lo miraban de manera fija y penetrante, Encre sentía que su cuerpo se congelaba de temor, no respondía a ninguna acción, simplemente se quedó quieto, como un estatua, claramente no podía hacer nada

— vaya, sigues vivo — dijo una voz fría, la cual Encre reconoció

— tu.   .   . — dijo con su voz temerosa, pero este claramente no demostraría su temor

— ¿¡Que es lo que quieres!? — dijo con su ceño fruncido, alzando un poco su voz, trataba de mostrarse desafiante

— ¿¡Quién diablos te crees para hablarme en ese tono!? — alzando su voz, claramente irritado, haciendo que el contrario se asustara un poco

— ¿q-que quieres de mí? — hablo más simple aun mirándolo con cierto enojo

— ¿tú que crees? — rio leve al darse cuenta de que el albino entendió rápidamente y su cuerpo empezaba a temblar de manera leve — esto es lo que mereces por ser un insolente al creerte el muy listo y tratar de escapar de mi — dijo con el mismo tono frio, pero más serio, mirándole con cierto enfado al albino

— púdrete! — dijo mirándole enojado, retándolo con la mirada

— insolente mortal — dijo para cercarse rápidamente a este y tomarlo por el cuello mientras aplastaba a Encre contra la pared de la celda — veo que no aprendiste nada — claramente enojado

— . . . m. . muérete — dijo Encre con dificultad y la voz baja

con una sonrisa para nada agradable hablo — ya queremos quien lo hace primero — dijo para acto seguido clavar con brusquedad sus afilados colmillos en el cuello del esqueleto, muestras que este soltaba un grito desgarrador

Aquel albino volvía sentir como poco a poco sus párpados pesaban mientras que su cuerpo perdía fuerza hasta que todo se volvió de color negro

Volvió a sentir aquella paz, esa paz que duro muy poco tiempo.   .   .
Que se esfumó al igual que como llego.   .   . 

Corazón de tinta || FallacyxEncreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora