CAP. 41

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Después del decepcionante intento de Encre por tratar de frustrar los planes del azabache y de el gran triunfo de Fallacy, ambos tuvieron que regresar al castillo. El viaje de regreso no fue precisamente el mejor, tampoco el peor ya que, al parecer, Fallacy estaba de buen ánimo. No aparentaba tener deseos de querer matar al albino. El trayecto fue en silencio, Encre no quería soltar palabra la cual moleste al moreno por lo que enmudeció -una sabia decisión- y Fallacy no quería hablar del tema, sabía que sería una perdida de tiempo y que no era necesario, después de todo, el había ganado.




De ese modo pasaron un par de días. Todo aparentaba ir bien y una calma peculiar abundó durante ese tiempo, lo cual, todos sabemos que no augura algo bueno, un mal se acercaba y ese "mal" era uno al cual Fallacy le tenía cierto respeto pese a que nunca, jamás, lo admitiría ni siquiera en broma.

Era un día común y todo parecía ir con la misma monotonía de siempre. Muchachas por aquí, muchachas por allá, el sonido del piano tocando de fondo, etc. Todos realizaban lo suyo, hasta que, de manera imprevista, alguien rompió la tranquilidad de un solo golpe, o estruendo, por así decirlo.

Charles abrió las puertas de la entrada principal de un solo manotazo, causando que las muchachas que estaban cerca tiraran asustadas las telas que llevaban en las manos, pero aquello poco importó, al vampiro albino poco o nada le interesaba su alrededor, estaba centrado en un solo objetivo, en el causante de su preocupación e ira, y ese era ni nada más ni nada menos que Fallacy.

No era necesario preguntar donde se encontraba su hermano, el ya sabia donde se encontraba; las muchachas que lo veían caminar por los pasillos rápidamente se pegaban a las paredes, temerosas y asombradas, dejándole todo el pasillo para él. El aura de Charles de por si mostraba que estaba de mal humor. Y de la misma forma que había entrado en un inicio irrumpió en la oficina del azabache, abriendo las puertas de un solo golpe ocasionando otro estruendo. Apenas sus cuencas vieron al moreno este gritó claramente malhumorado:

—¡Explícate! ¡¡Explícate de una buena vez o meteré mi mano en tu garganta para sacarte las palabras!!

Fallacy tenía una expresión de incredulidad, no se lo veía venir y tampoco espero tal entrada; aún se encontraba procesando lo que estaba sucediendo.

—¡Dime!, ¿qué es lo que está sucediendo?, ¿qué ha ocurrido en todo este tiempo?, ¡¿por qué no me has escrito ni una sola mísera carta para decir algo al respecto!?

Y antes de que Fallacy pudiese decir algo, charles le interrumpió.

—¡No!, ni se te ocurra decir que me calme, sabes muy bien que estas en graves problemas y mas te vale que me hables con la verdad por que ya me he enterado de absolutamente todo —Afirmó amenazante. Fallacy flaqueo momentáneamente ante tal declaración, no obstante, rápidamente retomó su postura y hablo.

—Si ya te has enterado de todo ¿a qué has venido? — hablo seco, con la mirada molesta.

—¡Porque todo me lo ha dicho Odile, y lo detesto con el alma y tampoco confió demasiado en su palabra!. Ahora quiero escuchar tu versión de los hechos, por tu propia boca y palabra.

Normalmente su hermano es quien recurre al diálogo, él era el tranquilo, pero, si así iban a ser las cosas, entonces que así sean.

—¡No te debo ninguna explicación, no soy un niño pequeño!, ¡Son mis malditos problemas, no son de tu incumbencia en lo absoluto!, ¡vete a joder a otra parte con tus estúpidos reclamos!

La competencia de gritos e insultos quedó oficialmente inaugurada.

Las muchachas observaban la puerta con temor a una considerable distancia de esta, mientras que de fondo se escuchaban estruendos y gritos. Jasper, debido al ruido y a que había notado en el ambiente el nuevo olor que había aparecido de la nada -y el cual reconocía con mucha claridad- se acercó a las muchachas y les aconsejó que se mantengan alejadas o aun mejor, que se fueran del lugar por que no era nada recomendable quedarse por los alrededores mientras su tío y padre peleaban; cosa que las muchachas sabían con claridad, no era la primera vez que sucedía. Habían presenciado u oído varias de sus peleas, que aquellos dos pelearan no era nada nuevo, era tan normal para las chicas que incluso, a veces, cuando el conflicto no era tan severo, solían apostar entre ellas teniendo toda la confianza del mundo en que Charles seria el ganador, y con razón.

Corazón de tinta || FallacyxEncreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora