Capitulo 2

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Kali había decidido apagar su teléfono por lo que quedaba de día, pues de tenerlo encendido, su padre la ubicaría con facilidad y su madre no se hubiese cansado de llamarle

-Necesito un poco de paz -dijo recostándose en la cama y cerrando los ojos tratando de darle a su cuerpo el descanso que su mente no tenía

Muy temprano en la mañana, la joven abrió los ojos y decidió ir a dar un paseo como toda una occidental, después de todo tendría que adoptar la moda y los hábitos de América, ese era su nuevo hogar.

Kali fue criada por sus padres como una mujer reservada y aunque en su país, por ser hija de un agente de bienes raíces lo más de bien pagado y tener muchos privilegios, se le daba cierta libertad; aunque no mucho se le permitía vestir como quisiera, ni mostrar piel en exceso. Su familia continuaba llevando unas cuantas muchas costumbres antiguas y a ella como a su hermana esto les afectaba.

-Bueno, creo que debo comprar algo de ropa primero, no puedo salir con esto que traje -dijo abriendo su maleta viendo los varios vestidos que había empacado, y que para el clima y la ciudad no le favorecían-

-a ver si recuerdo cómo se hace esto -dijo la bella mujer tomando su cartera y saliendo de su cuarto-

La verdad era que kali pocas veces había ido de compras, en la india era su madre quien lo hacía por ella y por su hermana, y sí, había viajado a América y dominaba a la perfección el idioma por su excelente educación, pero sus recuerdos de aquel viaje eran más bien borrosos pues era apenas una niña cuando lo había hecho.

Sin demorar más, la joven tomó un taxi y se dirigió a un centro comercial en los ángeles, entró y parada frente a uno de los locales tomó aire y se dijo -Tu puedes hacerlo kali, que tan difícil puede ser, solo vas a comprar un poco de ropa-

Mientras se decidía completamente a entrar, la vendedora en el local le habló

-¿Señorita puedo ayudarla en algo? -preguntó-

-¿Quién,a mi? -respondió kali atontada-

-Sí -contestó extrañada la mujer- Busca algo en especial

-Ah... sí, claro, ropa-dijo-

la mujer arrugó la frente y alzó una ceja- ok... ¿pero qué clase de ropa?

-bueno, no lo sé, algo para salir a caminar, a dar un paseo tal vez y también... -pensó un segundo guardando silencio- ¿Algo para ir a la playa?

La mujer le brindó una amplia sonrisa a la joven junto con una mirada cómplice dándole más confianza

-Tengo exactamente lo que está buscando

Ambas se adentraron en el almacén, kali estaba dichosa con todo lo que había allí, hacía mucho tiempo que no se divertía tanto ella sola

-Todo se le ve estupendo -le dijo la vendedora al verla salir del probador con un bikini azul eléctrico - tiene usted un muy buen cuerpo ¿ a caso es modelo?

-No -dijo kali sonriendo- de hecho no había notado mi cuerpo, no acostumbraba a verme en el espejo sin tan poca ropa

-Bueno, debería considerar la idea de serlo, a parte de tener buen cuerpo, tiene un rostro muy bello

-Le agradezco mucho -respondió la joven sonrojada- Bueno iré a cambiarme, llevaré este y la demás ropa

Luego de pagar kali tomó sus bolsas y salió directo a otro almacén, compró zapatos, collares, pulseras y uno que otro sombrero, más tarde comió algo y así se la pasó casi todo el día, estaba tan bien, se sentía tan bien, la libertad que estaba experimentado ahora no la había tenido en 22 años en su hogar y para ella era la mejor sensación de todas.

Llegada la noche kali regresó al hotel con sus mil bolsas de compras y un refresco en la mano, estaba tan llena de ellas que caminaba casi a ciegas, pues era muy pero muy desconfiada para pedirle a uno de los botones que le ayudara a llevarlas. Mientras trataba de no caer, en uno de sus tambaleos chocó con alguien y todos los paquetes volaron por la recepción, sin contar que el refresco viajó directo hacia aquella persona

-¡¡¿PERO A CASO NO VES?!! -gritó fuerte una voz masculina-

Kali había caído junto con toda las bolsas al suelo y se encontraba con los ojos cerrados tratando de evitar la burla de los que allí estaban

-Ay por los dioses- pensaba ella- ¿por qué estas cosas me pasan a mi?- kali se negaba a abrir los ojos, pero se tenía que poner de pie, no podía seguir allí tirada. Con cuidado se arrodilló y todavía con los ojos cerrados comenzó a tocar cada lado para recoger sus bolsas

-oye -dijo el hombre tomándole la cara y obligandola a verlo- Te pregunté algo o siempre eres así de grosera

Kali abrió lentamente los ojos sintiendo como toda su cara se ponía roja por completo, la vergüenza estaba apoderada de ella

-Disculpe señor -dijo kali apenada-

El hombre sintió como su furia bajaba mientras sus ojos se conectaban con los de ella, era una sensación extraña pero que lo llenaba de una paz inexplicable

-Bue... Bueno -dijo carraspeando su garganta- La próxima vez ponga un poco más de cuidado, y pídale a alguien que le ayude con sus compras, no debe andar sola con todas esa bolsas.

-No se preocupe, no volverá a pasar -dijo kali recogiendo un par de bolsas del suelo-

El hombre pidió a uno de los botones que llevara las compras de la joven al cuarto donde ella se quedaba

-él la ayudará -dijo el hombre señalando al botones- Vaya con cuidado y evite tropezar con alguien más. Que tenga una feliz noche -dijo aquel extraño sacando un pañuelo de su bolsillo y comenzando a limpiarse el abrigo saliendo del hotel

-sigame señorita -le dijo el botones a kali sacándola del asombro en el que la joven había quedado-

Después de lo que pasó y de por fin estar a salvo en su cuarto, la bella mujer se tiró en la cama tratando de olvidar todo lo que recién había ocurrido

-Que curioso -decía mirando al techo- pensé que me iba a pedir un abrigo nuevo o que me exigiría una disculpa, pudo incluso pedirme dinero para reponer lo que hice pero... -kali se sentó, suspiró y meditó un poco- no parecía tan molesto cuando lo vi, cuando miré sus ojos que por cierto ¡que negros eran! un negro muy profundo -la joven se paró y salió hasta el balcón tomando un poco de aire- Como sea, le agradezco que no haya hecho nada para atacarme -decía mirando hacia la playa

Mientras kali agradecía a aquel extraño el no haber hecho nada en su contra, el hombre continuaba pensando en lo que había ocurrido

-¿Te diste cuenta los hermosos ojos que tenía? - dijo el hombre mirando por la ventana de su coche hacia la calle-

-Joven dorian dijo algo -preguntó su chofer-

-pregunté que si viste los hermosos ojos que tenía la chica del hotel -dijo dorian volteando a ver a su chofer-

-¿Habla de la joven que le tiró el refresco encima?

-Sí de esa misma, la que tiene los ojos más hermosos que vi en toda mi vida

-Bueno pues... es una joven bella pero tan bella como desordenada

-Será desordenada, pero es lo más lindo que mis ojos han podido ver -exclamó el joven viendo nuevamente las luces de la ciudad-

KALI  Una Hindú en el OccidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora