Capitulo 4

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Durante toda la tarde kali se mantuvo resguardada en su habitación, no quería tener más accidentes, ni encuentros desafortunados, ni arriesgarse a que su padre tal vez la encontrara ya había tenido suficiente con lo que le había pasado en dos días.

La joven desesperada contó el dinero y sí, se dio cuenta que aun le quedaba bastante, pero ese dinero se acabaría luego de unos días más en el hotel, pues no se podía quedar allí toda la vida

-No sé que haré -dijo soltando un suspiro-

Abrumada y con su mente llena de temor y desesperanza, kali salió un poco antes de que la tarde terminara rumbo hacia el centro comercial en el que había estado el día anterior, no sabía siquiera que era exactamente lo que iba a hacer, pero necesitaba ayuda. La joven se detuvo nuevamente frente al local en el que había comprado el bikini y esperó a que la misma mujer saliera a atenderla

-Hola bienvenida, nuevamente usted por aquí -dijo la joven vendedora-

Tal como kali había supuesto, la mujer salió

-Hola -dijo kali-

-¿Te puedo ayudar en algo? ¿estás buscando algo en especial?

Kali tomó aire y se acercó a ella - ¿puedo hablar contigo?

La mujer extrañada la miró con su ceño fruncido -¿conmigo para qué?

-yo sé que suena extraño, y no sé si antes te pasó, pero necesito hablar con alguien, me siento sola y no tengo a quien hablarle -dijo kali con sus ojos inundados de lagrimas

La joven se conmovió y aceptó hablar con kali

-Ven -dijo la mujer tomándola por la espalda para entrar a la tienda- Siéntate un minuto y espérame, en un momento cerraré.

-te puedo invitar a un café si quieres, necesito que me ayudes -dijo kali aun llorando-

-Linda, si puedo hacerlo, lo haré. ahora cálmate, te aseguro que vas a estar bien

Kali se sentía extraña pidiéndole ayuda a un completo extraño, pues no estaba acostumbrada a hacer cosas como esa, y en su familia le habían enseñado el ser prevenida y no fiarse de nadie, pero en los dos días que ella llevaba en aquel lugar, la única persona que le había hecho sentir confiada había sido maddison y necesitaba que alguien la hiciera sentir segura, que alguien le hiciese saber que si podía salir adelante.

Unos minutos más tarde maddison cerró el local y salió con kali rumbo a una cafetería dentro del centro comercial

-Bueno, no sé por qué me buscas a mi, pero dime ¿en que puedo ayudarte? -cuestionó la vendedora-

kali suspiró y tomó fuerza - como te dije, yo sé que esto es extraño, pero eres la única persona que me ha hecho sentir confiada, tu inspiras confianza, es por eso que vengo a ti

-pues gracias -respondió maddison sonriendo- pero no entiendo como puedo ayudarte

Kali inició contándole toda, absolutamente toda su historia a maddison quien no dejaba de sorprenderse con cada palabra. Le contó lo que había sucedido en su casa para que ella decidiera huir y como fue que llegó a América. Un largo rato pasó hablando sobre todo lo que había vivido en solo dos días y finalizó después de varios minutos con lo último que su padre le había dicho

-¿Ahora entiendes por qué estoy desesperada? -preguntó kali-

- y con razón -dijo maddison- yo estuviera mucho peor que tu amiga, pero no te preocupes, aquí estás a salvo, no creo que tus padres logren encontrarte

-Yo pienso igual, pero eso no es lo que verdaderamente me preocupa

-Lo sé, necesitas conseguir dinero antes de que se te acabe lo que tienes - dijo maddison dándole un sorbo a su café-

-Sí, ya no me queda mucho, y el hotel es costoso, el dinero que me quede no creo que me alcance para rentar algo

-Bueno pues... no sé, pero siento que ya te conozco de hace mucho tiempo además es como si fuéramos amigas de toda la vida, no sé si estás de acuerdo, pero yo te puedo ofrecer una habitación en mi apartamento, es lo suficientemente grande como para que yo viva sola y he estado buscando compañera hace varios meses

-¿de verdad? -dijo kali emocionada-

-sí, por supuesto, puedes venir cuando quieras

-¿y cómo debo pagarte?

-Kali, no te preocupes por eso, ya encontrarás un trabajo y entonces podrás ayudarme con algunas cosas, pero por ahora no te preocupes

Después de la conversación, kali sonrió a la joven y ambas continuaron la plática como si fuesen viejas amigas, mucho más tarde cada una partió quedando en que en dos días kali se mudaría a casa de maddison. Ahora sí la bella hindú podía sentir un poco de calma

Los dos días pasaron rápido y en un parpadeo kali se encontraba empacando todo de nuevo para irse a vivir con su ahora amiga, estaba emocionada y nerviosa pues no tenía idea de lo que era vivir con alguien diferente a su familia

KALI  Una Hindú en el OccidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora