La mañana llegò mucho antes de lo que kali esperaba; la noche anterior después de separarse de Dorian, corrió hasta su casa y tan pronto llegó, fue directo a su habitación y se lanzó a la cama a sumergirse en el llanto. La joven no lograba comprender cómo era que su vida no dejaba de ir de mal en peor desde que había abandonado su hogar en la India.
-No entiendo qué ocurre conmigo -decía hecha un ovillo mientras lloraba- ¿por qué si solo es un hombre al que conocí una noche me duele tanto lo que ocurre? ya no sé qué hacer conmigo, no sé como podré ir a trabajar con él después de haberle confesado que recuerdo todo lo que pasó aquel día, desearía volver el tiempo atrás y así evitar esto
Estaba tan agotada de todo lo que había pasado durante aquellos días que la única forma que encontraba para liberar todo lo que sentía era llorando, kali no encontraba consuelo en nada, en nadie, y su única salida fue romper en llanto, aquel que estaba aguantando desde hacía ya mucho tiempo. Tanto lloró que cuando menos pensó sus ojos comenzaron a pesarle y poco a poco se fueron cerrando hasta que la alarma de su celular la hizo despertar alterada
-Ay por los dioses -dijo parándose de un brinco con una mano en el pecho- ¡voy a llegar tarde! no, esto no puede ser, necesito arreglarme pronto -dijo mientras corría hasta el baño- ¡¡ay por Laksmi!! -gritó horrorizada haciendo referencia a la diosa de la belleza tan pronto se vió al espejo- no puedo creer que esta sea mi cara, cuanto lloré anoche, no puedo ni abrir bien mis ojos -decía mientras manoteaba su rostro de mil maneras- ¡que voy a hacer! -dijo tirándose al suelo y viendo que casi era su hora de entrada-
Después de tomar un baño rápido salió directo a la habitación y tomó lo primero que encontró, un vestido rojo un poco más abajo de la rodilla bastante ajustado, un par de zapatos de tacón negros y un blazer del mismo tono.
-Qué haré para bajar la hinchazón, es demasiado tarde -dijo viendose al espejo sin darle atención al sexy pero elegante atuendo que había escogido- Casi son las siete y todavía no estoy lista, ¡ay madre por amor a los dioses cuanto te necesito! -dijo dando un vistazo al reloj- ¡ya sé! el hielo me debe ayudar a desinflamarlos
Rápido fue hasta la cocina y tomó un cubo de hielo del refrigerador, lo frotó por un momento sobre sus ojos y poco a poco sintió como la inflamación bajaba- debo dejar de llorar en las noches si debo trabajar al otro día -dijo mientras terminaba ya de maquillarse- Ahora sí, creo que mi cara mejoró -comentó para sí misma, después salió de prisa hacia su trabajo
-Buenos días -saludó con prisa a la recepcionista quien la veía de arriba a abajo con una enorme sonrisa mientras la joven casi corría al ascensor-
-Que bien te ves hoy mariane -respondió casi en un grito la chica-
-Vaya, que ocurrente, tal vez no notó mis ojos, el hielo debió funcionar
Tan pronto subió al ascensor, las miradas de los que lo ocupaban comenzaron a posarse en ella
-Este día está comenzando a ser incómodo -pensó
Por fin la pantallita marcó el piso 15 y Kali pudo correr hacia su puesto, pues había pasado su hora de entrada cinco minutos cuando siempre era ella quién llegaba primero que cualquier otro empleado. Desde la entrada del pasillo que daba a su oficina se escuchaba sonar el teléfono, repicaba y repicaba sin detenerse
-Oficina del señor Royal muy buenos días, le habla Mariane ¿en que podemos ayudarle? -dijo contestando y con la voz agitada-
-¡Dónde diablos te habías metido, llevo marcandote cinco minutos!- Gritó Dorian del otro lado del teléfono-
Kali tomó aire y lo soltó fuertemente - Se me presentó un inconveniente antes de salir de casa y por eso llegué cinco minutos tarde, solo fueron cinco minutos-dijo entre dientes-
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KALI Una Hindú en el Occidente
Novela Juvenilkali Sapru Hangal, una chica de la India, obstinada, inteligente, segura y llena de una alegría abismal, que a sus 22 años creía ciegamente que el amor verdadero sí existía. Tenía un serio problema con su familia, pues a pesar de estar en pleno s...