Treinta.

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—Iré por Octavia

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—Iré por Octavia.

—Espera —soltó Pax, poniéndose de pie y tomándolo del brazo antes de que cruzara el umbral. Bellamy se detuvo sin mucho esfuerzo, expectante a una explicación. Pax se encontró con su mirada y, de repente, no supo qué más decir. Bellamy tenía razón. Si pasaban más tiempo en la casa, los encontrarían—. Los esperaré en el garaje —susurró.

Bellamy asintió antes de pasar por su lado hacia las escaleras.

—¿Y yo qué? —preguntó John.

Por un instante, había olvidado su existencia.

John acababa de darle información que no había tenido en cuenta. Algo que necesitaría tiempo para procesar y hacer que las preguntas surgieran. Tal vez no tendría respuestas para todo, pero no sabría qué tan valiosa sería la información parcial si no lo tenían con ellos en este viaje.

—Prepárate —dijo, colgándose la mochila que estaba en el suelo—. Vendrás con nosotros.

Ya en el garaje, Pax encendió la tenue luz artificial. Esperaba que Bellamy, Octavia y Harper se apuraran. No parecía una buena idea estar mucho tiempo bajo una luz que llamaba la atención por más oscura que fuera.

—¿Crees que me dejarán ir? —preguntó John detrás de ella. Estaba apoyado contra la mesa de madera bajo las herramientas. Pax las observó un instante. No le gustaba que estuviera tan cerca de objetos que podían ser mortales.

—No me importa lo que digan —comentó, obligándose a mirar al frente otra vez. Donde la oscuridad comenzaba a tomar poder del cielo.

—¿A dónde iremos? —cuestionó—. ¿Tienen algún plan?

Puso los ojos en blanco.

—Si tienes algo mejor que hacer —empezó, sin mirarlo—. Eres libre.

La respuesta no llegó. Nunca supo si era porque se había quedado sin palabras o porque Bellamy junto a Octavia y Harper, se acercaron al garaje. Los tres se detuvieron al atisbar la silueta de John detrás de Pax. Octavia se paralizó al instante y Harper la sostuvo de los brazos mientras Bellamy se acercaba a Pax con los ojos aún en John. Parecía que lo mataría con la mirada.

—¿Qué hace aquí? —cuestionó, haciendo un esfuerzo por clavar su mirada en la de Pax, quien no pestañeó.

—Aún hay cosas que quiero saber —mintió.

—Quiso matar... —empezó pero Pax lo interrumpió, sabiendo de memoria lo que iba a decir.

—Vendrá con nosotros —sentenció—. De haber querido tu opinión, la hubiera pedido —añadió. Con cierta satisfacción, observó la mandíbula de Bellamy tensarse aún más al tiempo que pestañeaba varias veces como si no pudiera creer lo que estaba oyendo—. Y te diré lo mismo que le dije a John: si tienes un mejor plan, entonces vete —amenazó, sabiendo de antemano que Bellamy no podía negarse a subir al vehículo. Pax era la única esperanza que tenía para sobrevivir. Incluso cuando sabía la verdad... Pax y Nueva York seguía siendo la mejor opción para todos.

Bellamy volteó.

—Súbanse —ordenó, pasando delante de la camioneta para subirse del lado del conductor.

—No me subiré —protestó Octavia, sin soltarse del agarre de Harper y luchando por no mirar a John—. No con él —añadió con sus ojos en Pax, quien inspiró.

Se acercó a ellas.

—Les explicaré todo cuando estemos en un lugar tranquilo —susurró, dirigiéndose a Octavia—. Pero tienen que confiar en mí —añadió, en parte rogando porque aceptara y se subiera al vehículo. Quería escapar de allí.

Octavia sacudió la cabeza y a Pax no le quedó mejor opción que dirigirse a Harper.

—Ten —dijo, tendiéndole la pistola que le pertenecía a ella—. Los tres irán en los asientos de atrás. Tú en el medio y quiero que lo vigiles en todo momento —explicó apurada en cuanto oyó el motor de la camioneta encenderse.

Octavia observó con atención a Harper tomar la pistola. Pax rogó haber hecho la decisión correcta.

—¿Te parece bien? —preguntó, esta vez a Octavia, quien asintió, dudosa pero al fin y al cabo, asintió—. Bien —susurró—. Suban —pidió, dando un paso hacia atrás y esperando porque primero ingresara Octavia seguida de Harper—. Ahora tú —ordenó más brusca a John, quien elevó ambas manos y subió sin chistar. Estaba segura que se mordió la lengua en todo momento para no murmurar algún comentario sarcástico.

En cuanto la puerta se cerró, Pax tomó asiento junto a Bellamy, quien ni siquiera la miró. Su atención estaba puesta en el espejo retrovisor a través del cual, supuso, podía ver a John.

En silencio, cuando Pax cerró su puerta, Bellamy dio marcha atrás, saliendo del garaje e ingresando a la ruta hacia Nueva York.

Vagary I || Bellamy BlakeWhere stories live. Discover now