Treinta y dos.

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—¿Sabías que el veneno en su cuerpo podía causar esto? —preguntó Pax en cuanto llegó junto a Harper y ambas caminaron en dirección a donde habían dejado el vehículo

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—¿Sabías que el veneno en su cuerpo podía causar esto? —preguntó Pax en cuanto llegó junto a Harper y ambas caminaron en dirección a donde habían dejado el vehículo.

—No —replicó sincera, sacudiendo la cabeza—. ¿El libro tampoco decía nada? —añadió, echándole un vistazo.

Pax trató de recordar alguna sección que se hubiera deslizado de su mente pero podía recitar el texto sobre la Flovena de memoria y no había mención alguna de secuelas. ¿Podía ser que la planta hubiera mutado con el tiempo, haciendo más fuerte el veneno que expulsaba? La pregunta flotó en el aire cuando llegaron hasta el vehículo, donde la puerta del acompañante estaba abierta y Pax logró ver a Bellamy con los pies colgando, observando a Octavia, de pie junto a él, con una sonrisa adorable. No podía escuchar lo que estaban hablando, tampoco lo importaba. Bellamy volvía ser el muchacho moreno de pecas y ojos marrones brillosos.

—Veo que estás mejor —comentó Pax en cuanto llegó hasta ellos. Octavia se calló enseguida y Bellamy la miró sin borrar la sonrisa que le dio un vuelco al corazón.

—Sí, gracias —susurró, dos palabras que contenían más significado de lo que dejaba ver frente a su hermana. Pax asintió, sabiendo que luego hablarían. Esperaba que Bellamy no recordara sus últimas palabras antes de que perdiera el conocimiento.

—Te ves exhausta —señaló Octavia, observándola de arriba abajo.

Pax bajó la cabeza, avergonzada. La realidad era que apenas podía mantenerse de pie. Sentía los músculos adormecidos y daría cualquier cosa por tener una cama.

—Octavia tiene razón —Todos giraron hacia la nueva voz que se había unido. Era John, acercándose hacia ellos de entre los árboles. Por un instante, Pax había olvidado su existencia—. Hay una casa a unos metros. Podemos llegar a pie —añadió.

Pestañeó varias veces, sin poder creerlo. Mas, se obligó a responder ante el silencio incómodo que se formó en el grupo como si Octavia, Bellamy y Harper hubieran hecho un pacto de actuar como si John no existiera.

—Será mejor que vayamos —susurró—. Volveremos a salir por la noche —añadió, dando un paso hacia el costado cuando todos la miraron—. Es más seguro —continuó, acercándose a John mientras el resto tomaba sus pertenencias—. ¿Cómo la encontraste? —preguntó curiosa. Hasta donde había llegado, Pax no había reconocido casa alguna.

John se encogió de hombros.

—Estás exhausta, no observas con claridad —replicó sin dar más detalles.

Suspiró al tiempo que Harper se acercaba para entregarle su mochila. Debería acostumbrarse a la actitud borde y las respuestas cortas.

—Marca el camino entonces —pidió, colgándose la mochila y estirando ambos brazos como si lo invitara a ingresar a una propiedad privada al tiempo que las puertas del vehículo se cerraban.

Vagary I || Bellamy BlakeWhere stories live. Discover now