Treinta y seis.

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—Allí hay una casa —repuso Pax, señalando con el dedo el techo de una magnífica casa que se asomaba entre los árboles

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—Allí hay una casa —repuso Pax, señalando con el dedo el techo de una magnífica casa que se asomaba entre los árboles.

El prado estaba bañado en tonos anaranjados que se intensificaban cada vez que el sol subía a cada segundo.

Había sido un viaje tranquilo, sin altercados. Bellamy había manejado durante todo el tiempo y Pax prestaba su atención absoluta a él para asegurarse que estuviera bien y no fuera a repetirse el episodio del día anterior.

El resto había dormitado por algunas horas, pero gran parte del tiempo Octavia y Harper susurraban entre ellas, hablando de cosas que hacían antes del Apocalipsis. Pax había captado algunas actividades como los fines de semana de campamento que pasaba junto a Bellamy una vez al año y lo traicionada que se había sentido cuando durante un año, Bellamy había decidido ir a la casa de lago de uno de sus amigos en lugar de pasar tiempo con ella. Pax sonrió durante todo el relato, captando las miradas furtivas de Bellamy hacia el retrovisor para observar a su hermana. El cariño que se tenían era palpable, Pax supo desde el primer momento que Bellamy daría su vida por Octavia. Murphy no había dicho ni una palabra en todo el tiempo, Pax lo había visto a través del espejo lateral, recostado contra la puerta cuya ventanilla estaba baja, dejando que el viento fresco ingresara. Parecía anonadado por el paisaje aunque parte de ella supuso que navegaba más por sus pensamientos que por el prado.

Habían llegado a Pensilvania, según un cartel que habían leído horas atrás. Estaban cada vez más cerca de Nueva York, y a medida que avanzaban, parecía que el peligro se alejaba más. Al menos por algunas horas.

Bellamy manejó en dirección a la casa y, cuando se detuvo delante de esta, Pax abrió la boca sorprendida ante la belleza.

Las escaleras subían hasta la puerta principal blanca como el resto de la casa. Del lado izquierdo sobresalía parte de la casa con un ventanal de cortinas inexistentes que permitían ver el interior de un comedor. Incluso entre las sombras matutinas podía verse la elegancia de una lámpara enorme sobre una mesa de madera oscura. Del lado derecho, sobresalía otra parte más pequeña, de ventanas similar a las puertas de un granero, estaban abiertas pero no se veía ningún movimiento dentro.

—¿Podemos quedarnos aquí? —preguntó Octavia, rompiendo el silencio del asombro que había tomado posesión del grupo.

El primero en bajar fue Murphy en silencio, se acercó hasta la ventanilla de Pax y apoyó los brazos en el marco.

—Reza porque tengan un almacenamiento lleno de armas —comentó en voz baja con una sonrisa.

Pax ladeó la cabeza, regalándole una sonrisa falsa que lo hizo reír y alejarse. Desde la conversación que habían tenido en el balcón, su relación había cambiado. Pax ya no se sentía amenazada ante su presencia ni con temor cada vez que sonreía. Giró la cabeza, sintiendo la mirada de Bellamy quemándole en la nuca y, tal como lo había previsto, estaba observándola con atención hasta que dirigió sus ojos a Murphy, quien caminaba seguido de Harper y Octavia hacia la mansión.

Vagary I || Bellamy BlakeWhere stories live. Discover now