El mundo como Pax Wilder lo conoce, ha dejado de existir.
Tras las protestas cada vez más violentas de los ciudadanos en Estados Unidos, el Gobierno decide tomar medidas drásticas y los soldados atacan las ciudades, matando, abandonando y capturando...
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Ingresó a la espaciosa cocina para tomar un vaso de agua. Desde que había llorado en los brazos de Bellamy en el garaje, trató de evitar estar por mucho tiempo en el pulcro y ordenado living gracias a Octavia y Harper.
Mientras Pax observaba el paisaje que se cernía ante sus ojos a través de la ventana, Harper y Octavia descansaban en el sofá del living. Podía oírlas mantener una conversación pero no distinguía las palabras. Bellamy aún trabajaba en el auto, aunque Pax no estaba segura que fuera del todo verdad. Apenas había pisado la casa desde que habían llegado con la excusa que reparar la camioneta hasta que estuviera en perfectas condiciones para salir por la noche. Cuando había estado en el garaje, no había visto nada fuera de lugar. Sin embargo, Pax no sabía mucho de vehículos más que cómo manejarlos.
Suspiró. A nadie más parecía importarle que Bellamy estuviera solo trabajando en el garaje...
Sacudió la cabeza, dejando el vaso en el fregadero. Debía ocuparse de otras cosas. Debía obligar a su mente a pensar en algo más importante que Bellamy... Pero no podía hacerlo. Cada vez que encontraba un espacio de serenidad, Bellamy aparecía en su mente como una sombra. Trató de alejarlo, repitiéndose las razones por la que no podía suceder nada entre ellos, pero cuanto más trataba, más se enfurecía, como cuando estaban caminando dirección a la ruta.
—¿Estás bien?
Dio un respingo, volteando de la ventana para ver a Harper apoyada en el marco de la puerta.
—Lo siento —susurró Harper—. No quise asustarte.
Pax negó con la cabeza, abrazándose a sí misma como si debiera protegerse de que Harper fuera a leer sus pensamientos.
—¿Por qué no vienes con nosotras? —preguntó curiosa, acercándose hasta detenerse junto a ella. Bajo la luz del sol, sus ojos se veían claros, casi verdes—. Octavia se quedó dormida —continuó, alejando su mirada de la ventana hacia ella.
—No quiero molestar —replicó sin ganas de dar más detalles.
—¿Y Bellamy?
Esta vez, la miró curiosa. Harper se encogió de hombros.
—Ha estado todo el día trabajando en esa camioneta, ¿qué más puede hacerle? —cuestionó.
Pax no replicó porque tenía razón. Le alegraba no ser la única que había notado su ausencia.
—Tal vez no está lista —arriesgó.
—Tal vez quiere estar solo —susurró Harper, cabizbaja y pensante.
Por un instante, creyó que estaba insinuándole que fuera a verlo. Mas, por su expresión, Harper solo estaba manteniendo una conversación. La observó erguirse y suspirar.
—Haré algo para comer —comentó, girándose hacia los muebles superiores de la cocina—. Tal vez haya algo que nos pueda servir —añadió, abriendo las puertas y revelando las latas.
