EPÍLOGO.

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Una ola de aire cálido llenó sus pulmones

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Una ola de aire cálido llenó sus pulmones. Tosió ante el cambio drástico de temperatura que inundó su cuerpo entero. Abrió los ojos confundida, pestañeando varias veces ante la cálida luz artificial de la habitación. Se sentó en su lugar, aún sin comprender qué estaba pasando cuando observó la tapa de la criónica, en cuya superficie transparente los finos hilos blancos se desvanecían como nieve.

Los recuerdos inundaron su mente.

Giró la cabeza hacia su izquierda con cuidado debido a que su cuerpo aún no se había adaptado al cambio de temperatura.

Bellamy seguía durmiendo en su criónica.

¿Podía ser que hubiera sobrevivido?

Ningún otro tubo se asomó de la pared, por lo que se puso de pie con cuidado, apoyando los pies descalzos en el frío suelo y se encaminó lento hasta la puerta que daba al pasillo. Junto a esta había un panel electrónico en la pared donde se encontraban los nombres de todas las personas bajo criónica y un círculo de gris junto a este. Atisbó su nombre. El color era verde.

Si ella estaba despierta, significaba que el tiempo se había cumplido. Tal vez había habido una falla con el resto de las criónicas y debía desactivarlas manualmente; pero ahora, le preocupó una sola persona.

Buscó el de Bellamy y lo presionó sin pensarlo dos veces.

Giró, acercándose al tubo que se asomaba de la pared.

Con los recuerdos de haber dormido por trescientos años, también llegaron a ella la discusión que había tenido con Bellamy. Luego, mientras él tosía y pestañeaba tan confundido como ella lo había estado, pensó: estamos vivos.

Los ojos de Bellamy recayeron en Pax.

—Hola —susurró con una sonrisa.

Abrió la boca para replicar sintiendo su corazón rodearse de la misma calidez que inundaba la habitación, pero la cerró, mirando a su alrededor. Suponía que Bellamy pronto recordaría lo que había pasado entre ellos de la misma forma que los recuerdos habían llegado a ella.

—¿Crees que han pasado trescientos años? —preguntó mientras Bellamy se sentaba en su lugar.

—¿Trescientos años y estoy vivo? —susurró sin dar crédito. Observó sus propias manos como si no pudiera creer que fuera la misma persona. Pax tampoco. Lucía tal y como lo recordaba. No había envejecido ni un segundo. Los rulos aún caían rebeldes sobre su frente, las pecas tan presentes incluso bajo una luz artificial atenuada, la remera marcaba su ancha espalda... Volvió su vista a la puerta que daba al pasillo por donde había ingresado.

—Vayamos a la oficina —sugirió.

—Espera... —llamó cuando Pax ya estaba encaminándose hacia la puerta. Se detuvo, apenas volteando para ver a Bellamy bajar de su plataforma. Apoyó las manos en sus piernas mientras caminaba hacia ella con la boca abierta y observaba el tubo donde Octavia aún dormía—. Tenemos que ir con cuidado —comentó con un tono de voz un poco ahogado. Supuso que aún no se había acostumbrado a estar despierto.

Vagary I || Bellamy BlakeWhere stories live. Discover now