Seis.

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—Por favor

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—Por favor... —Se oyó a Harper a través de la radio. La señal era cada vez más pobre—. Al este de la Escuela Kerr —alcanzó a decir antes de que la radio volviera a su habitual estática. Pax la agarró, buscando una señal, pasando de estación en estación esperando escuchar la voz de Harper otra vez.

—Tenemos que buscarla —susurró, mirando a Bellamy, quien había tomado el plato para ponerse de pie y llevarlo a la cocina. Lo observó descolocada ante su frialdad—. ¿Tu hermana no está en esa escuela? —cuestionó cuando Bellamy volvió y se sentó en el colchón.

—No —replicó con sus ojos en ella. Había levantado las rodillas y apoyado los brazos en ellas—. Está en Leesville —explicó ante la expresión consternada de Pax. Sacudió la cabeza.

—Aún podemos ir a por Harper —repuso, encogiéndose de hombros como si no pudiera creer la calma en Bellamy—. Esta lluvia retrasará a los soldados —continuó, apagando la radio. No quería oír más el ruido de la estática. Sentía que estaba a punto de volverse loca—. Si salimos temprano mañana...

—¿Por qué estás hablando en plural? —La interrumpió con la cabeza ladeada. Pax abrió la boca como un pez. Había creído que luego de lo que había pasado saldrían juntos de la casa de Victor. Es más, la idea de no estar sola le agradaba por mucho que hubiera tratado de negarlo—. Tú tendrás que quedarte aquí por unos días y yo debo ir a por mi hermana —añadió con liviandad.

—No me quedaré aquí —contraatacó en un susurro, temiendo que Victor fuera a oírla.

—No puedes —declaró—. La herida en la pierna te molestará.

—No me importa —concluyó Pax. Aún no podía creer la actitud de Bellamy. Había creído que no dudaría en buscar a Harper de la misma forma que no había dudado en salvarla a ella... O al menos eso creía...

—Haz lo que quieras —dijo Bellamy, incorporándose para desaparecer por la puerta detrás de Pax—. Pero deberías saber que la pistola que llevas, no tiene munición —añadió aún en la otra habitación. Giró la cabeza al tiempo en que Bellamy salía del baño con un botiquín en mano.

Pax abrió la boca para replicar, pero no supo qué decir. No sabía cómo disparar, mucho menos asegurarse de que estuviera cargada. Ni siquiera sabía cómo quitarle el seguro... O si tenía uno. La noche en que llegó a la farmacia y fue atacada, había tenido suerte porque Bellamy estaba cerca, pero no estaba segura de que fuera a encontrarse con otra persona como él. Lo observó dejar el botiquín en la mesa y acercar una silla hasta ponerla ante ella y tomar asiento.

—Al menos alguien te está esperando... —dijo en un susurro que se oyó como si estuviera hablando en un tono neutral—. Veamos la herida —añadió, apoyando las manos en sus piernas.

Entonces, una idea se formó en la cabeza de Pax, quien se sorprendió de ella misma ante la velocidad con la que estaba trabajando su mente dadas las circunstancias.

Vagary I || Bellamy BlakeWhere stories live. Discover now