Once.

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Despertó al día siguiente sintiéndose mucho mejor

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Despertó al día siguiente sintiéndose mucho mejor. Los ojos no le ardían y la transpiración había desaparecido. Sabía que, de ponerse en pie, lograría mantenerse así. Giró la cabeza para encontrar que la cama estaba vacía. Bellamy se había levantado y no lo había oído. Había tenido una buena noche de sueño, mucho mejor que aquella en la casa de Victor.

Se sentó despacio en la cama. Si bien no sentía ni un rastro de la fiebre, el muslo aún le dolía y le costó apoyar el pie en el suelo; debió ayudarse con las manos. Curiosa, subió el pantalón hasta la herida y un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando vio una herida un poco más larga que la anterior cocida por un hilo negro.

La puerta se abrió despacio, dándole tiempo a voltear para ver a Bellamy ingresar con las manos ocupadas por dos tazas blancas.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Bellamy, acercándose a ella para apoyar una de las tazas en la mesita de luz y tomar asiento en la silla contra la pared.

—Mejor —respondió con una sonrisa. Tomó la taza entre sus manos y observó el diseño que le llamó la atención. Era el dibujo infantil de un dinosaurio con un nombre grabado en letras mayúsculas y negras: Jayden. Se preguntó qué habría pasado con aquel niño y con la pareja que seguramente dormía en aquella misma habitación—. Hoy podemos irnos —anunció, levantando la mirada. Era muy temprano para pensar en la vida de la familia que vivió allí. Se propuso concentrarse en su objetivo sin más distracciones, porque si debía llorar por cada historia que se cruzara ante su vida de ahora en adelante, entonces no llegaría nunca a Nueva York.

Bellamy la observó un instante, como si esperara que cambiara de opinión. También tenía una taza entre sus manos pero Pax no lograba ver el diseño y, tal vez, era lo mejor. Al final, asintió.

—¿Cómo está? —preguntó, señalando con la cabeza la herida que aún estaba al aire libre—. Veo que ha mejorado bastante.

—Sí —concordó de inmediato, bajándose el pantalón con cierta incomodidad. Bellamy volvió a mirarla a los ojos—. No sabía que también sabías suturar —comentó en un intento por obviar el cosquilleo en su estómago.

Bellamy sacudió la cabeza con una sonrisa y Pax sintió cómo el aire del ambiente volvía a circular.

—Victor me enseñó —replicó. Pax ladeó la cabeza, sin comprender bien a qué se refería y Bellamy soltó una risita, entretenido ante su reacción—. Cuando Victor me dejó entrar a su casa contigo, me enseñó cómo curar de una herida superficial como la de tu brazo a cómo suturar otra más profunda. —Se encogió de hombros—. Esta es la primera vez que lo hago —confesó.

Pax rió, incrédula.

—Me alegra que aprendas rápido —bromeó, pensando en todo lo que podría haber salido mal si Bellamy no hubiera prestado suma atención a Victor. Pax era la clase de persona que por más atención que pusiera en clase, debía repasar todo en su casa más tarde para comprender la lección mientras que Bellamy había necesitado solo una.

Vagary I || Bellamy BlakeWhere stories live. Discover now