Vagary I || Bellamy Blake

Cuarenta y cuatro.

Bellamy se removió detrás de ella sin separarse. Pax abrió los ojos con un suspiro al tiempo que captaba el sonido de la lluvia en el exterior y el la luz proveniente del pasillo iluminaba parte de la sala.

Un nudo se asentó en su estómago al darse cuenta que era el día de ir a la casa de Simon. ¿Qué pasaría cuando llegaran? ¿Estaría esperándola? ¿Estaría su madre con él? El nudo se intensificó. ¿Qué pensaría su madre de ella? ¿La reconocería? ¿Se daría cuenta de todas las cosas que había hecho para llegar allí?

Pestañeó varias veces, empujando las preguntas fuera de su mente, aunque esta se empeñó en crear escenarios diferentes: la casa de Simon vacía. Simon en su casa pero sin respuestas sobre el paradero de su madre. Eleanor con Simon, observándola con atención mientras se preguntaba si la persona ante sus ojos era la misma que había dejado semanas atrás.

¿Cómo llegaste hasta aquí, Pax?

Volteó, mirando al techo gris.

—¿Pax? —susurró Bellamy con voz ronca junto a ella sin remover el brazo que aún la abrazaba. Pax no lo miró. De hacerlo, sentía que se desmoronaría—. Ey... —añadió un poco más concentrado—. ¿Estás bien? —preguntó, apoyando la cabeza en su mano para observarla desde arriba.

Antes de que pudiera pensarlo, giró sobre si misma con los ojos en la remera de Bellamy.

—¿Qué pasa? —insistió Bellamy, volviendo a su posición inicial. En el pequeño sofá, sus piernas se enlazaban y sus respiraciones se entremezclaban. Como la distancia era nula, Pax observó las pecas en su rostro moreno y sus abundantes pestañas negras. Tal vez, si le preguntaba, podían quedarse allí para siempre.

—Nada —atinó a replicar. Sabía que sería en vano enunciar sus deseos.

Bellamy se detuvo un instante, observándola de hito a hito como si estuviera asegurándose qué iba a decir.

—¿Tienes miedo? —dijo finalmente.

Dudó un instante. Bellamy había demostrado varias veces que podía leerla como un libro, por lo que no serviría mentirle.

—¿Qué pasa si no está? —preguntó en un hilo de voz—. ¿O si no sabe dónde está mi madre? —añadió cuando Bellamy abrió la boca para replicar. Estaba segura que repetiría lo que había dicho la noche anterior—. ¿O si mi mamá no me reconoce? —continuó—. Bellamy, ¿cómo le explicaré todo lo que he hecho?

—Lo que hemos hecho —repuso enseguida. Su mirada marrón intensa sobre la suya—. No estás sola —añadió cuando Pax se quedó sin aliento por un instante.

—Quiero que todo salga bien —confesó tras un instante—, porque entonces lo que hicimos habrá valido la pena.

—No dejes que te persigan esos fantasmas —susurró más suave que antes—. Cuando se trata de supervivencia, todo vale —añadió—. La persona ante ti haría lo mismo.