Treinta y cinco.

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—Murphy tendrá que esperar a su turno —comentó Bellamy, observando la carretera de lado a lado

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—Murphy tendrá que esperar a su turno —comentó Bellamy, observando la carretera de lado a lado.

Pax, junto a él, con los ojos abiertos y el estómago lleno, lo miró curioso.

—¿Qué quieres decir?

—Nos estamos quedando sin gasolina —replicó con pesar.

—Estás bromeando —soltó Murphy detrás de Pax.

Todos llevaban horas despiertos. Las estrellas cubrían el cielo oscuro.

—No —contestó Bellamy—. Tenemos que encontrar otro vehículo si queremos llegar a Pensilvania —añadió.

—No creo que debamos esperar mucho —señaló Octavia con el dedo hacia delante y a la derecha. Pax siguió el camino hasta que su mirada recayó sobre una casa a oscuras—. Espero que tengan una camioneta —susurró al tiempo que Bellamy se alejaba de la ruta hacia la casa, estacionando ante esta.

—Parece que está vacía —comentó, observando la casa. Era similar a la que habían dejado atrás cuando tomaron esta camioneta—. Quédense aquí —ordenó, desabrochándose el cinturón. Pax lo imitó de inmediato—. Tú también —repuso Bellamy en cuando vio sus intenciones.

—No me quedaré —contraatacó.

Bellamy la observó un instante, como si esperara que cambiara de opinión. Al final, suspiró y bajó de la camioneta. Pax dudó un segundo antes de tomar su mochila y seguirlo.

—Ya deberías saber que no te dejaré solo en estas situaciones —comentó Pax, alcanzándolo en su caminata rápida.

—Tú eres el mapa con piernas, no yo —repuso Bellamy sin mirarla—. Si a mí me pasa algo, el resto te tiene a ti —añadió.

Pax lo miró, pero Bellamy siguió caminando hasta llegar al garaje donde encendió la luz artificial, revelando una espaciosa camioneta.

—A esto se le llama suerte —comentó él, dirigiéndose a la parte delantera de la camioneta familiar gris—. Menos mal que todos tienen familia aquí... —añadió al subir el capó.

Se detuvo junto a él.

—Tu vida también es importante —susurró, sabiendo de antemano que Bellamy la oiría sin problemas. Supo que estaba en la cierto cuando los brazos apoyados en la camioneta se tensaron y elevó la cabeza hasta encontrarse con sus ojos.

—Estoy muriendo —repuso—. Dudo que haya alguna diferencia si muero ahora o en tres meses. —Incluso en su tono de voz desprovisto de emociones, Pax leyó la confusión, temor y esperanza luchando en su rostro. Confusión porque no podía creer que Pax estuviera hablándole, temor porque los fantasmas del veneno lo perseguían a cada segundo y esperanza porque esperaba que Pax lo perdonara.

Dio unos pasos hacia delante hasta que el capó los cubrió a los dos y Bellamy no tuvo más opción que erguirse y bajar la cabeza para verla a los ojos.

Vagary I || Bellamy BlakeWhere stories live. Discover now