Cap 16.

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Narra Alice.

Ha pasado una semana y durante esa semana Walter cambio muchas reglas del pub.

Ahora estará abierto el pub todos los días menos los miércoles y los domingos cuando antes solo abrían los jueves y los fin de semana.

Ahora solo algunas chicas podían salir del hotel con sus clientes, dentro de esas chicas no estoy yo.

Nos dieron un horario de las comidas y serán todos los martes por la mañana, los jueves por la mañana, los sábados por la mañana y los domingos por la noche...algo positivo, algo que antes no comía casi nada, pero nos puede castigar con una semana sin comer.

Las demás reglas eran tonterías.

Hoy era miércoles y no había que trabajar.

Decidí dormir todo el día ya que el sueño me mataba y menos mal que Marta y Helena no estaban en la habitación para molestar.

[...]

Desperté por que un hombre de Walter entró, me levanté como nueva y sin noción del tiempo.

— vamos — dijo el.

Estaba extrañada y me levanté hasta que me llevo al comedor.

No estoy nada acostumbrada a esto y se me olvida el tema de los horarios para ir al comedor.

Cogimos nuestras bandejas con un pequeño menú como siempre y busqué una mesa sola para sentarme y comer.

Mientras comía sentí de repente que un líquido caía por mi pelo, al girarme rápidamente vi a la italiana Isabella.

— ¿¡pero que haces?! — le grité levantándome.

Ella se reía como toda la sala.

— uy Alice, sólo fue sin querer, no hace falta que te pongas a si — dijo burlona.

La empuje y acabo en el suelo.

— ¿¡que pasa aquí?! — oí a Walter.

Todas dejaron de reír a carcajadas.

— solo se me resbaló la bebida da de las manos hacia ella y me empujó contra el suelo — se defendió.

— sabes que no pasó eso Isabella — le dije.

— ¿¡no sabéis comportaros como personas normales?! — dijo — ¡os dejo que vengáis más a comer para no morir de hambre como las ratas y a si me agradecéis! —

No dije mas nada.

— lo siento...pero sabes que esa no era mi intención — dijo ella poniendo pucheros como una zorra.

— no importa — respondió el — tú, estás castigada y comerás hasta que me dé la gana a mi, a si que prepara tu estómago para varios días de hambruna —

— ¿¡pero que?! ¡No es justo! Dijo mentiras — grité.

— ¡cállate y vete a tu habitación! —

Me fui cabreada.

Menos mal que comí algo de lo de hoy para aguantar hasta que el viejo asqueroso le dé la gana y todo por la culpa de esa zorra.

A veces pienso en cambiar mi carácter, de ser más rebelde, de ser como una prostituta que está aquí por que le gusta, pero eso no sale de mi y solo sé ser una sumisa de todos.

Me tiro a la dura cama mirando al techo sin pensar en nada, solo tener la mente en Blanco y olvidar todo por unos segundos.

[...]

Viviendo En La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora