Cap 22.

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Han pasado dos días y el no aparece por aquí, lo que mi mente pensaba era realidad.

Walter nos anunció las muchas chicas que iban a ser subastadas...yo rezaba para que me eligieran y que Drake pueda sacarme de aquí, pero ahora recé para que no me eligiera ya que él no vendrá más.

Walter dijo mi nombre y yo ya no sabía que pensar, ahora mi vida será más lamentable que de la que tengo ahora...puede que me compre un viejo verde, otra red de prostitución...

También nos anunció que de nuevo nos llevará a un centro comercial para comprar algo de ropa ya que pronto nos iremos de aquí.

Yo no tenía ganas  de eso...solo quería morirme.

— no quiero que te vayas de aquí — susurro Marta a mis espaldas.

— ya es demasiado tarde, él me eligió —

Ella se tiró a mis brazos para abrazarme.

— debía de aprovechar el tiempo contigo y no tener esa discusión tonta —

— tranquila, la subasta será dentro de dos semanas, podemos aprovechar estos días juntas — dije acariciando su pelo.

— bueno aprovechar...aquí encerradas nunca podremos disfrutar de nada —

— algo es mejor que nada — susurré.

Ella no fue elegida por el motivo de que es nueva aquí.

[...]

Pasan los días y me siento nerviosa, angustiada, enfadada...como una estupida.

Y me siento como una estupida por caer dos veces en la misma trampa...¿como voy a confiar en los hombres? Si son crueles, engañan...

[...]

— chicas, alistaos que salimos en cinco — anunció Walter.

Más diez chicas elegidas fueron a sus habitaciones y yo me quedé ahí parada.

Walter se dio cuenta y se acercó a mi con una mirada juguetona.

— ¿a que esperas? — preguntó.

Negué.

— no quiero ir — dije con todo el valor del mundo.

— no te pregunté en ningún momento si quieres ir o no quieres ir —

— no tengo ganas de ir, no me puedes obligar —

Una carcajada sonó en toda la sala.

— sabes que si puedo, en todos estos años lo hice Alice —

— ahora no lo harás, ya soporte durante muchas años que me obligues a hacer cosas que nunca quise hacer, ya basta — suspire —ya que me voy de aquí, tengo que tener el valor de enfrentarte y en no hacerte caso por primera vez en la vida —

Su rostro se puso serio y me agarró del brazo.

— ¿¡que te crees que eres zorra?! — gritó y me tiro al sillón — voy seguir dándote órdenes porque soy tu dueño —

— ¡no soy un objeto! — grité con rabia.

— eres una prostituta que es peor — susurro — y date cuenta que te venderé porque llevas aquí muchos años y no puedo soportar mas tu comportamiento de niña —

— eso es lo quiero, largarme de aquí de una maldita vez — me levante del sillón.

— no sabes con quien te tocará, y te aseguro que la mayoría son hombres de los que menos te los esperas — dijo y sonrió.

Viviendo En La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora