Capítulo VI Peligro.

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Sakura

Mi trabajo en la clínica de Sunagakure ha terminado, es mi última noche en la aldea, firmo los últimos informes que realice y los guardo en mi bolso. He dejado el consultorio tal y como lo encontré cuando llegue.

Una vez en el departamento comienzo a guardar mis cosas, prefiero tener todo listo y algunas horas libres para poder tomar un último desayuno con Temari antes de partir.

Me siento exhausta, pero demasiado satisfecha. La banda de mi aldea brilla con el reflejo de la luz de la luna, me siento orgullosa de poder dejar parte de mi conocimiento en algún lugar fuera de ella.

Tomo una ducha rápida y me preparo para dormir. Necesito descansar bien, el camino de regreso a la aldea será largo.

* * * * * * * * * * * *


Despierto temprano. Me levanto sin tanto pesar, he podido descansar lo suficiente.

Entro al cuarto de baño, lavo mi cara y cepillo mis dientes. Abotono mi blusa del cuello y sujeto bien mi cabello. Salgo de la habitación dejando todo en orden y acudo a mi encuentro con Gara y Temari. Tomaremos el desayuno en la torre del Kasekage.

—Buenos días Sakura —saluda Temari afable en cuanto me ve llegar.

—Buen día —replico. —Gara —añado.

—Hiciste un buen trabajo, Sakura —reconoce el Kasekage, Temari asiente.

—Gracias.

—Al contrario, gracias a ti por tanto esfuerzo y trabajo en la clínica. Eres un gran apoyo para nosotros en estos momentos —asegura Temari.

—Sakura, ¿estás segura de querer viajar sola? —inquiere una vez más Gara. Anteriormente me lo había preguntado, pero no conforme con mi respuesta me ofreció el servicio de dos escoltas, pero me negué a la brevedad.

—Por supuesto —sonrío segura. El asiente poco satisfecho.

Procedemos a tomar el desayuno entre conversaciones vagas y agradables. Poco tiempo después, Kankurō se une a nosotros e insiste en quererme acompañar por lo menos a la frontera de Sunagakure. Sin embargo, mi respuesta sigue siendo la misma. Estoy acostumbrada a viajar sola, y a estas alturas de mi vida y la nueva era de paz que atraviesa el mundo, el viaje es casi seguro.

No los culpó al ser tan insistentes. Sé que les preocupa mi seguridad después del secuestro que tuve hace un tiempo y del cual estoy segura que en mi rescaté tuvo que ver Sasuke.

La hora de partir ha llegado.

—Cuídate mucho y Saluda a Naruto de mi parte —pide Gara.

—Claro que si, gracias por sus atenciones —dirijo a los tres hermanos. —hasta pronto.

Apresuro el paso para avanzar tanto como me sea posible antes de que él sol brille en su máximo esplendor. Conforme me alejo de la aldea de la arena el cambio de clima se siente bruscamente, pero no paro un solo segundo.

No sé cuánto tiempo ha transcurrido, pero aún me falta un largo camino por recorrer. Sin embargo, el entusiasmo que siento por regresar es más fuerte y me impulsa a no quererme detener.

Ansío regresar a la aldea y ponerme al tanto de todos los asuntos del hospital de Konoha, así que por trabajo no paro. Estar a cargo no es cosa fácil y mucho menos algo que sea sencillo de abandonar para después. Si algo se te escapa de las manos es complicado ponerlo en orden nuevamente.

Pero antes de eso debo de saber qué pasa con Ino, me inquieta el no saber el por qué de su actitud.

Me pierdo en mis pensamientos y analizo cada evento suscitado en Sunagakure. Debo de entregar un informe completo al Hokage.

Sin darme cuenta de a qué hora ocurrió, reparó en la zona donde me encuentro, el desierto ha quedado atrás y el paisaje verde me rodea por dónde miro. El día es perfecto, esta soleado y el cielo totalmente despejado, es agradable ante mis ojos, pero en mi pecho resurge esa inquietante sensación. Conforme avanzo ese presentimiento que me acongojo durante largos días se afirma y comienza tomar mayor fuerza. Mi instinto me pide no seguir, pero mi mente me indica continuar y hacer caso omiso a un simple sentir. Aun así, prefiero poner mi mayor atención al camino y dejar de distraerme con mis pensamientos.

Siento que exagero por momentos, pero todo Shinobi debe de ser cauteloso y cuidadoso. Reconozco que mi mente trabaja demasiado rápido, tanto para bien como para mal. En algún punto del camino sospeche del presentimiento que tenía casi todos los días de mi última semana en Sunagakure. Pensé que puede tratarse de una señal o simplemente lo tome tan en serio, que ya estoy pensando cosas de más.

—¿Qué fue eso? —. Un estallido se escucha detrás de mí. Volteó sin detenerme. Esto no está bien.

Salto a la rama más alta que pude encontrar, pronto me percato que no solo ha sido una explosión. Simplemente fue el detonante de varios sellos explosivos rodeando el lugar.

Salto lo más rápido que puedo entre las ramas, pero es inútil, las explosiones están por alcanzarme.

La rama dónde he pisado se ha quebrado. Caigo sobre mis pies y busco alguna salida. Creo que estoy acorralada, varias bombas de humo han sido lanzadas alrededor de mí impidiéndome ver hacia dónde ir.

Miro a mí alrededor y de nuevo intento saltar a lo alto de un árbol, pero es en vano, las ramas son frágiles y comienzan a caer por encima de mí.

No entiendo nada de lo que está pasando, conforme me muevo las explosiones se hacen más, parece que en cada paso que doy se activa una bomba.

Mi última opción es romper el piso de un solo golpe, pero es más que seguro que esta infestado de bombas, hacerlo sería catastrófico.

La desesperación comienza a apoderarse de mí, no puedo pensar con claridad, el humo me está ahogando y mis movimientos solo tendrán malas repercusiones.

Intento moverme una vez más, pero una explosión aún más fuerte se produce y de repente caigo sobre algo o alguien. Siento un pinchazo en el cuello, no he logrado ver a quien lo ha hecho y creo que no podré hacer nada más.

Espera por miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora