Sasuke.
Estoy próximo a llegar a mi destino, unas cuantas horas me separan de las puertas de la aldea. Tengo un mar de sentimientos encontrados que aún me cuesta aceptar.
La ansiedad que esté hecho me causa cada vez se vuelve más incómoda y difícil de llevar a cuestas. Me siento fastidiado y un poco cansado. Desde mi salida del país de la cascada no he tenido descanso, he pasado días sin dormir recorriendo bosques y aldeas en medio de la noche, donde todo se torna tranquilo y deja mi paso en el anonimato.
A poco tiempo de llegar he decidido refugiarme y descansar al pie de un árbol. Su sombra me parece magnífica y acogedora, creo que podré dormir un poco.
Me dejó caer sobre el pasto con la espalda recargada en el tronco. Estoy nervioso y ansioso por pisar tierras conocidas. Nadie puede verme así.
Cierro los ojos y poso mi mano sobre el mango de mi Chokutō. Los párpados me pesan y sin pensar tanto me dejó llevar por el cansancio acumulado.
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Creo que han pasado un par de horas, el viento comienza a soplar con fuerza y mis cabellos se han movido con insistencia haciéndome despertar. Entre abro los ojos y los vuelvo a cerrar. El ambiente está muy tranquilo y me es grato que sea la naturaleza la que esté haciendo revuelo en el lugar, pero pronto mi sentido de alerta se activa, las hojas muertas de los árboles han comenzado a crujir lentamente. Decido esperar y aferro mi mano a mi katana.
De momento todo queda en silencio y eso me hace todavía desconfiar más, un jalón en mi capa me hace desenfundar mi katana y activar el Sharingan, pero antes de incorporarme en pie, una ardilla salta sobre mi hombro y sube a lo alto del árbol.
Suelto un suspiro de alivio, enfundo mi katana y recargo mi brazo sobre mi rodilla.
Sobre mi cabeza las ramas del árbol se sacuden y enseguida comienzan a caer pequeñas flores rosas esparciéndose sobre mí.
Tomo una de tantas y la observo detalladamente. Tiene un suave color rosa como el cabello de ella, al tacto se siente suave y me es inevitable pensar en la piel de su rostro. Mi mente viaja hasta recordar esos ojos verdes y su piel aperlada. Quiero detener mis pensamientos, pero reparan una y otra vez en ella y aquella última vez que cruzamos miradas.
Su recuerdo sigue tan vivo como el último día. Su semblante apagado, su voz trémula y tímida junto con aquella petición de viajar a mi lado, para después recibir un rechazo más de mi parte. Siento en mi pecho una presión mortal. La culpa me quema.
No debí darle falsas esperanzas.
Sé perfectamente bien lo que significó ese toque en su frente, aprendí de Itachi lo que encierra una simple acción, pero aun así no me siento seguro de hacer algo más, no por mí, sino por ella.
Quizá permanecer en las sombras sea lo mejor. Seguir actuando sin estar presente tal vez duela menos.
Desde las sombras la he cuidado y la he procurado, siendo Garuda mis más fiel testigo. No me importa que piensen los demás, con que ella sepa que me importa es más que suficiente para poder vivir. Sin embargo, mi corazón dice todo lo contrario.
No sé qué diablos estoy pensando. No puedo estar dudando, no ahora.
Sé que Sakura se merece todo lo que el universo le pueda ofrecer: por su amor tan leal, por todos aquellos años de sufrimiento esperando mi regreso, por todas esas lágrimas derramadas día tras día por culpa mía, por todas las veces que intente hacerle daño hasta el punto de querer asesinarla y aún así ella me había perdonado, pero sobre todo sé que me sigue amando y eso es tan tortuoso cómo estar lejos de ella.
Aunque aún no estoy preparado para recibir su amor. Ni de ella, ni de los demás, la soledad quedó marcada en mí ser más profundo de lo que imaginé, la soledad se ha vuelto mi única y fiel compañera durante muchos años.
Nunca he dado una muestra de amor hacia nadie que no hubieran sido mis padres o mi hermano y ahora siento que me será muy difícil empezar de nuevo.
Después de la matanza de mi clan; la muerte de mis padres, la verdad sobre la terrible vida de mi único hermano y finalmente su muerte, mi interior se tornó en un negro profundo y frío, y por más que intente tener un lugar al lado de quienes me apreciaban; el antiguo equipo siete, mi sed de venganza y poder fueron más fuertes al grado de querer cortar cualquier lazo que me mantuviera unido a cada uno de ellos.
No quiero lastimarla de nuevo, no quiero verla llorar, ni escucharla suplicar por qué no me vaya otra vez. No me creo digno y mucho menos capaz de poder corresponder a su amor tan puro, pero tampoco puedo seguir huyendo de la realidad.
Estoy consciente de que ha llegado el momento de regresar a la aldea, por mucho o poco tiempo pero tengo que estar ahí y enfrentar a la sociedad, a aquellos que ya me han aceptado y a otros tantos que aún me siguen maldiciendo, pero sobre todo tengo que enfrentarme a los sentimientos de Sakura y solo así, podré descifrar lo que en mi interior guardo para ella.
Además, han pasado dos años en los cuales no veo a Sakura y nada me asegura que ella aún me esté esperando, pero sobre todo que aún me siga amando. Tengo sentimientos encontrados y un estómago revuelto de tanto pensar.
La necesidad de llegar y empezar a aclarar mis dudas se hace cada vez más grande. Regreso a la realidad que me sacude sin piedad, mis pensamientos atravesaron la barrera y resulta un tanto increíble, pero supongo que así es esto.
Irónico. Los cerezos resultan bastante acogedores.
Mi mirada viaja hasta la flor que aún mantengo en mi mano. Cierro el puño aferrándome a ella y esbozo una sonrisa, estoy por llegar a Konoha, pronto podré verla.
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Espera por mi
FanficFANFIC SASUSAKU. Con mirada fría, aceleraba el paso firme, con un semblante inexpresivo estaba totalmente seguro de querer regresar a esa aldea a la que alguna vez pertenecío cómo miembro nato dentro de uno de los clanes más importantes y alguna ve...