Capítulo XXXV Lluvia.

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Sakura

Cada día me siento un poco más débil. Estos primeros meses de embarazo están siendo un tanto pesados de llevar. Ahora más que nunca necesito trabajar en mis reservas de chakra.

Estar aquí ha resultado mejor de lo que hubiera esperado. Karin y yo hemos trabajado en conjunto en el laboratorio de Orochimaru. Por primera vez me he visto involucrada en una parte de la misión que le fue encomendada a Sasuke; por la cuál ha tenido que salir en repetidas ocasiones dejándome al cuidado de Karin.

Desde el día que se enteró que sería padre se convirtió en mi sombra y aunque su reacción no fue lo que hubiera querido lo comprendí enseguida.

Aún recuerdo sus palabras cuando regresó para disculparse después del arrebato de ira que tuvo.

"No soportaría perder a ninguno de los dos. Perdón".

Todavía se sienten palpables y me hacen estremecer cada que las repito en mi mente.

Karin se ha comportado a la altura y me ha dejado en claro que está más que satisfecha por la elección de Sasuke. Ella se ha vuelto una buena compañera para mí, además de entendernos en el tema de la medicina también congeniamos en todo lo referente al tema de chicas.
No puedo decir que es mi amiga porqué sería hipócrita de mi parte, pero tampoco es mi enemiga.

—Deberías descansar —. Su voz resuena detrás de mí.

Volteó y está tan perfecto como siempre, y tan mandón como ninguno. Le sonrío, sé que tiene razón. Me he estado esforzando demás, pero este bebé me tiene al borde del colapso. Su crecimiento en mi interior es muy demandante a la hora de compartirle nutrientes y vitaminas. Y que decir del chakra, ninguna reserva será suficiente a la hora del parto. Después de todo no llevo a cualquier ser en mi interior, es un Uchiha.

—Lo haré, estoy muy cansada. ¿Podrías quedarte conmigo un rato?

Bostezo.

—Para eso estoy aquí.

Tan frío y tierno a la vez. Ese es mi marido.

Entra cerrando la puerta detrás de sí y se sienta con la espalda recargada en la pared. Me acomodo y recuesto mi cabeza sobre su pecho. Puedo escuchar su corazón latir desbocado y es algo melodioso para mis oídos.

—¿Pasará pronto? —inquiere preocupado.

—Si cariño, solo tres semanas más. Pronto pasará.

—No me gusta verte así. No creí que llegará a ser tan molesto para las mujeres un embarazo.

—Para todas es diferente. Recuerdo que Hinata llegó a desmayarse muchas veces, pero no tuvo ningún otro achaque. Ese hijo de Naruto será todo un travieso.

—Ojala sea más inteligente que su padre.

—¡Sasuke! —exclamo con ímpetu y no puedo evitar la risa.

Su rivalidad es algo que seguirá tan intacta como su amistad.

Estar así con Sasuke es de mis momentos favoritos del día. Hablar con él, reír con él, todo es perfecto si se trata de él.

Otro día mientras me encontraba en el laboratorio de Orochimaru y preparaba una infusión de hiervas para Sasuke, Karin entro y me dejo una bandeja con fruta. Sorprendida por su atención voltee a verla y con las mejillas sonrojadas esbozó una sonrisa y estiro su mano hacía mi vientre.

—Quiero que estén bien los dos.

Su acción me emocionó. Le sonreí y agradecí su gesto. Cada vez se mostraba más atenta con mi embarazo y eso me daba de cierta forma algo de paz.

Después de todo para cualquiera sería incómodo convivir con alguien que está enamorada de su esposo.

Mi estómago aún no se hace notar y eso tiene preocupado a Sasuke, a mí me llena de gracia.

Es normal. A algunas mujeres les pasa, pero él parece ansioso de poder sentirlo, y yo también lo estoy.

Pronto cumpliré cuatro meses.

El clima en este lugar es muy frío. Me abrazo a mi misma mientras camino hacía la salida de la guarida. Estos días han sido difíciles de sobrellevar. Sasuke salió de misión y lleva más de veinte días fuera. Su ausencia me entristece, pero trato de adaptarme a ella.

Afuera está nublado, el viento sopla lento y despeina los mechones que caen por mi rostro. Las hojas de los árboles caen a mis pies y las más secas crujen bajo mis zapatos.

—Seremos tú y yo, siempre —. Tocó mi vientre, mi sonrisa flaquea y siento ganas de llorar.

Aún me cuesta aceptar vivir una vida lejos de él. Trato de no pensarlo, trato de ser fuerte, pero el tiempo apremia y cada vez siento más miedo de que él día cero llegué.

—Tu padre solo quiere lo mejor para todos, algún día crecerás y lo comprenderás.

Suspiro y ahogo el sentimiento. Llorar no nos hace bien.

—Yo estaré ahí, quizá en las sombras, pero siempre velarè por ustedes.

Mi corazón enloquece. Siempre como las primeras veces. Su voz me tranquiliza y me embelesa.

Su expresión seria me apretuja el corazón. Sé lo que está sintiendo, puedo intuir lo que está pensando y duele, a él le duele incluso más que a mí.

Camina hacía mí y quiero correr para abrazarlo, pero un dolorsito particular me hace detenerme en seco y soltar un quejido. Pronto su mano rodea mi cintura y recargo mi cuerpo en él. Espero y él se mantiene alerta a mis movimientos. Otra vez la misma sensación... río, río de felicidad y pronto los malos sentimientose me abandonan.

Su expresión es digna de recordar. No entiende lo que sucede y no sabe que decir.

Recargo mi cabeza en su pecho y tomo su mano para posarla en mi vientre.

—Has sentido a papá, ¿no es así?

—Saku...

—¡Shh! —lo interrumpo. Él se calla y siento su respiración comenzar a agitarse sobre mi oído.

—¿Lo sientes? —inquiero al borde de la emoción. Su respiración cada vez se acelera más, puedo jurar escuchar su corazón palpitar a gran velocidad.

—Es...

Asiento fervientemente.

—Si, si. Te ha sentido cuando escuchó tu voz.

Sasuke no dice nada, pero su corazón lo dice todo. Mantiene su mano en mi vientre y mi pequeño bebé se mueve debajo de ella. Sus movimientos son apenas perceptibles, pero reales, tan reales como que ahora mismo gotas de agua caen sobre mi mejilla y no, no es lluvia... Es él.


Fue un capítulo corto, pero que demuestra cuánto significan ese pequeño cacahuatito y nuestra flor de cerezo para Sasuke.

Yo lo amo.

Cuenta regresiva para el final...

2...

Espera por miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora