Capítulo III Estoy en casa.

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Sasuke.

Estoy parado justo en la entrada de la aldea, un escalofrío recorre mi cuerpo al instante que mis ojos se posan en la apenas visible torre Hokage. Avanzo sin inmutarme a los vigilantes de la aldea quienes ya deben estar al tanto de mi llegada.

Todo luce muy diferente a la última vez que estuve en este lugar, la modernización poco a poco comienza a abrirse paso para dejar atrás lo tradicional. Es nostálgico que una era este siendo desplazada para dejar entrar y dar luz a nuevas cosas que sin duda marcarán el futuro de las nuevas generaciones enterrando el pasado que marco la nuestra.

Los aldeanos no tardan en darse cuenta de mi presencia, los murmuros a mis espaldas no se hacen esperar, pese a ello no aumento el paso, camino en calma y con la frente en alto.

Más pronto de lo que espere la torre Hokage hace su aparición frente a mí. Sigue igual a como la recuerdo, el rostro de Kakashi sale a relucir junto a la de los anteriores Hokages a lo alto de la montaña, sonrió y fijo la vista al frente.

En el fondo me alegra estar de vuelta.

El humo de cigarro pica mi nariz. Nunca fui fanático de ningún vicio y por lo mismo me incómoda su olor, tallo mi nariz y volteó detrás de mí en busca del portador.

Suelto un bufido. Recargado sobre la pared, está ese chico, el mejor estratega de la hoja. Giro sin inmutarme y puedo sentir su mirada clavada sobre mi espalda.

De todos, no pensé que él fuera el primero en encontrarme.

—Pasa —indica Kakashi desde el otro lado de la puerta.

—Sigues siendo muy perspicaz Kakashi —alago con sarcasmo, aunque sutilmente.

—¡¿Sasuke?! —exclama mi mayor rival: Naruto.

—Naruto —replico y me limito a ignorarlo para abrirme paso y estar frente a Kakashi.

—Así que por fin llegaste Sasuke, me alegra tenerte de vuelta en la aldea —dirige Kakashi con su tan normal tono sereno y apacible.

—No sé cuánto tiempo me quedé en la aldea.

—Apenas regresaste y ya estás hablando de irte otra vez —reprocha Naruto. Me limito a mirarlo despectivo y él me corresponde de la misma manera.

Reconozco que ha cambiado esa forma de ser tan brusca e imprudente. Quizá el matrimonio le sentó bien, o tal vez está reprimiendo esa parte cómica de él.

—No es algo que quiera explicar ahora Naruto —refuto serio y cansado.

—Podemos ir a comer a Ichiraku, tienes que contarme lo que has estado haciendo en tu viaje de redención Sasuke —dice un tanto emocionado, inoportuno e ingenuo.

—Ahora no, estoy agotado, prefiero irme a descansar —demando un poco frustrado ante su necedad, pero trato de sonar lo menos cruel que se pueda. Después de todo el sigue siendo mi único amigo.

Naruto frunce el ceño y hace una mueca de disgusto lanzándome una mirada cargada de enojo, pero no me importa, simplemente lo ignoro como de costumbre. Kakashi mira expectante el pequeño espectáculo que estamos dando, supongo que le trae viejos recuerdos el vernos así de nuevo.

—Sakura estaría feliz de verte aquí —masculla Naruto, pone sus brazos en su nuca y hace una expresión pensativa y lleva la mirada por lo alto.

—¿Estaría? —inquiero impulsivamente. Me sentí absurdo al pensar que ella estaría aquí para recibirme o buscarme en cuanto supiera de mi regreso.

Las cosas cambian con el tiempo, irremediablemente.

—Así es Sasuke, ella ahora no se encuentra en la aldea y tal vez demore varios días en regresar. Está en Sunagakure atendiendo unos asuntos de la clínica de cuidados mentales — responde Kakashi mirándome fijamente. Escrutando mi mirada.

—Bien, me voy ahora. Necesito descansar un poco. Mañana estaré aquí a primera hora para tratar lo de mi estadía en la aldea, estaré trabajando en un reporte sobre mis descubrimientos durante mi viaje y te lo entregaré lo más pronto posible.

—Muy bien Sasuke, está todo listo, aquí está apuntada la dirección del departamento que se preparó para tu llegada —menciona Kakashi entregándome una hoja con la dirección anotada en ella. La tomo y leo enseguida la dirección, doblo la hoja y seguro de saber hacía donde dirigirme la guardo al interior de mi camisa.

—Te veré luego Naruto.

—Te estaré esperando Sasuke —replica en acuerdo.

Salgo de la oficina sin más que decir. De regreso me topo de nuevo con él, no espero cruzar palabra alguna, así que sigo mi camino, pero el intercede.

—Bienvenido Uchiha —espeta y da una calada a su cigarrillo. Él sigue con la vista al frente, pero sus palabras han sonado sinceras.

—Es un placer Shikamaru —aseguro y sigo mi camino.

No demoro en llegar al pequeño pero acogedor departamento que me fue designado. Ahora que ya estaba en Konoha y había dado el primer paso para mi estadía en la aldea, una parte del gran peso que cargo se ha vuelto más liviano en mi interior, pero físicamente está haciendo estragos; un dolor punzante ha comenzado a expanderse sobre mis hombros y mi cuello poco a poco incrementando su intensidad.

Necesito descansar.

Entro al cuarto de baño y me detengo frente al espejo que cuelga de la pared, tengo demasiado tiempo sin observar a detalle mi figura, y es realmente decepcionante. Estoy demacrado y tal vez un poco más delgado, mi cabello ha crecido bastante y es hora de cortarlo.

He quedado fastidiado al ver lo mal que me veo. Tomo un Kunai lo suficientemente filoso y empiezo a trozar los mechones de cabello de caen más abajo de mis ojos, dejo el largo suficiente para cubrir mi Rinnegan y prosigo a desnudar mi torso, es obvio que he bajado de peso, me he estresado bastante los últimos meses y olvide por completo cuidar mi aspecto.

Me deshago de toda la ropa y entro a la ducha, dejo correr el agua caliente por mis hombros, cuello y espalda, para después hacer lo mismo con agua fría, así dos repeticiones más, hasta sentir que mi cuerpo está un poco más relajado.

Enredo una toalla en mi cintura y salgo del baño. Me recuesto sobre la cama analizando los sucesos del día.

Realmente me sentí bien de ver de nuevo a Naruto y a Kakashi después de tanto tiempo, pero sin duda mi más grande sorpresa fue la ausencia de Sakura. Irónicamente esperaba que ella llegará en cualquier momento a mi encuentro como en muchas veces anteriores lo había hecho y cuando no fue así, un vacío se apoderó de mi pecho, reafirmando lo que sentí cuando Kakashi me informó sobre la ausencia de ella en la aldea.

Un par de minutos más y mis ojos pesaron tanto que de un momento a otro se cerraron dándole paso a un sueño rehabilitador.

Seis horas después desperté en medio de la noche, no sabía en qué momento, ni como me quede completamente dormido. Me incorpore en la cama, y me puse de pie a un costado de está, mi cuerpo estaba mucho más relajado y el dolor había cesado. El clima es un tanto frío a esta hora, sobre un perchero está colgada una muda de ropa para descanso, tengo una sensación rara en el pecho, me siento... en casa.

Por la ventana del departamento se asoma la luz de la luna reflejando su sombra en la pared, es la una de la madrugada. Decido salir al balcón del departamento a respirar aire fresco y admirar la tranquilidad de las calles. Es una noche tranquila el aire se siente limpio y puro, no puedo evitar pensar en lo extraño que es estar de vuelta en la aldea, dormir en una habitación decente y no en una prisión o en un cuarto de hospital, como la última vez que estuve aquí.

No lo puedo negar. Estoy en casa.





Gracias por leerme 🤗🌸🌸

Este capítulo es especial...

Infinitas gracias por hacer la portada de este capítulo, apoyarme en mi locura y aguantar mi obsesión por Sasuke jaja

¡Quedó genial!

😍❤️ ¡Gracias! TAMO R.R. 😘




Espera por miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora