Sakura
Cuelgo mi bata en el perchero que está dentro del consultorio, estiró mis brazos y muevo mi cuello sintiendo un poco de alivio, el día terminó siendo muy agotador, pero satisfactorio para todos. Así es esto, sufres con tus pacientes y eres feliz cuando ves buenos resultados.
Meto los informes dentro de una carpeta, tomo mi bolso y después con la carpeta pegada a mi pecho, apago las luces y cierro con cuidado la puerta. Me encaminó a la oficina del Kasekage para poner al tanto a Gara sobre los avances que logramos hasta ahora.
Esta anocheciendo, los aldeanos comienzan a cerrar sus locales y no hay niños en las calles. Todo está en calma y cualquiera que se pudiera pasear por estas calles sin duda disfrutaría del recorrido de ellas, pero en mi interior todo está hecho un desastre. Un mal presentimiento se instaló en mi pecho y no me lo he podido arrancar, a veces pienso que solo estoy exagerando y que todo está bien, pero algunas otras, sobre todo por las noches siento la necesidad de llamar a Konoha y preguntar si todo está bien, pero sé que no es prudente hacerlo, es solo un presentimiento, no debo alarmar a nadie de la aldea con niñerías como está.
En la torre del Kasekage dejo el informe en la recepción, Gara está ocupado en una reunión con los vigilantes de la aldea. Prefiero ir a descansar y esperar a mañana para hablar con él, pero el informe se queda aquí, así él puede revisarlo con calma.
Regreso de nuevo por las mismas calles a paso lento disfrutando de la paz que me genera hacerlo. Suelto mi cabello deshaciendo la presión que ejercía la liga sobre mi cabeza, mi cabello vuela revuelto a causa del viento, pero no me incómoda, se siente bien tenerlo más largo; apenas rebasa la línea de mis hombros y creo que podría dejarlo crecer un poco más.
Mi habitación es solo iluminada por la luz de la luna que se cuela por la ventana, está noche mi corazón está muy sensible, mis sentimientos se han vuelto muy rebeldes y salen expuestos en cualquier momento, a cualquier hora del día. Caer en cuenta de la realidad que vivo me duele mucho, tal vez sea hora de dejarlo ir.
Me despojo de mi ropa y entro a la ducha, el agua cae insistente en mi rostro y mis lágrimas se mezclan con el agua impidiendo saborear su sabor salado. Aferro mis manos a mi vientre y me inclino al frente, mi llanto aumenta y su recuerdo se hace presente con fuerza.
Bastante tiempo he reprimido este amor, pero a veces siento que si no me desahogo mi corazón va a explotar.
Me acuesto y me abrazó a la almohada mientras mis dedos se deslizan por el contorno de la hoja de papel. La desdobló con el mayor cuidado posible y leo su contenido que se limita a una sola palabra, pero que me llena y reconforta el alma. Es lo único que guardo de él, lo único que me hace sentirlo cerca, la pequeña llama de esperanza que aún guardo en el fondo del corazón, porque nunca pensé que recordara el día de mi cumpleaños, porque me dio prioridad ante la boda de nuestro mejor amigo.
Lo extraño, y quizá siga haciéndolo siempre.
**************
La tarde llegó tan rápido que cuando menos me di cuenta había pasado ya la hora de la comida, en consecuencia tengo que esperar a que mi turno termine para salir a comer. Aunque esta cuestión ya se ha vuelto casi un hábito para mí, un muy mal hábito; en cuanto entro al hospital me olvido de todo y ni siquiera de comer me acuerdo durante el día. Amo mi trabajo y ejercerlo me ayuda a sobrellevar los fantasmas que atormentan mi mente.
Fantasmas alimentados de recuerdos que no me dejan en paz.
La tarde en el hospital ha estado un poco más tranquila de lo habitual, al ser nuevo es muy normal que el inicio estuviera lleno de trabajo y al parecer ya todos los integrantes del equipo médico se han acoplado al ritmo que tomo el hospital.
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Espera por mi
FanfictionFANFIC SASUSAKU. Con mirada fría, aceleraba el paso firme, con un semblante inexpresivo estaba totalmente seguro de querer regresar a esa aldea a la que alguna vez pertenecío cómo miembro nato dentro de uno de los clanes más importantes y alguna ve...