Karin.
—Esto es una estúpida mierda —refunfuño. A grandes zancadas salgo de la vista de Sasuke y logró llegar a la entrada de la guarida. Necesito aire o me volveré loca ahí adentro.
Apoyo mis brazos sobre mis piernas, me falta aire y siento que en cualquier momento voy a colapsar. Reprimo lo que siento, lo intento, pero esto es mucho más doloroso de lo que alguna vez creí.
Me siento tonta, ilusa y absurda: Tonta por seguir empecinada con él, ilusa por creer que alguna vez me haría caso y absurda por sentirme así cuando nunca llegamos a ser nada. Nada.
Sé que no puedo y no tengo nada que reprocharle a él, sé que no debo ponerme así, pero debo admitir que lo que siento por él sobrepasa mis límites.
Lo quiero, no, peor aún, lo amo.
«Patética Karin, eres patética»
Aquí afuera no es mucho mejor que allá adentro. Me siento fatal.
Esta lloviznando, pero ni el frío ni la lluvia me harán regresar con ellos en un buen rato. No quiero que me vean así, soy patética y eso me hace más que enfurecer.
Yo no soy así.
Yo no espero una cita romántica, palabras empalagosas o ramos de flores. Para mi hubiera bastado que alguna vez él se fijara en mí.
¿Cuándo me iba a imaginar que me dolería el pecho por amor?
Eso no es para mí. Pero a quien engaño, tengo metido hasta el fondo a ese maldito hombre.
Deslizo mi espalda sobre la pared fría y me dejo caer para abrazarme a mis piernas y hacer lo que nunca antes había hecho: llorar, llorar con sentimiento, llorar por un hombre y su felicidad.
El cielo relampaguea. Mi llanto se pierde entre sus estruendos.
Ahora mismo maldigo el día en que lo conocí. Maldigo su felicidad y maldigo lo que siento por él. Sé que es el momento, es el coraje, estoy fuera de sí.
Me duele el pecho, en mi estómago siento un nudo que aprisiona mis fuerzas. Me retiro los lentes empañados y los aviento fuera de mi alcance. Estoy enojada, muy enojada que ahora mismo sería capaz de desquitarme con el primero que se cruzará en mi camino.
Recuerdo tras recuerdo se agolpan en mi mente y ¡Ah! ¡Cómo duele!
Siempre creí que era solo un gusto físico, incluso el idiota de Suigetsu creía que estaba obsesionada con él.
Ese idiota cabezón no tiene ni un pelo de tonto. Pensar en él irremediablemente me hace sonreír. Después de todo ha sido un fiel compañero; molesto, escurridizo y un gran bocazas, pero siempre ha estado conmigo.
Algo que Sasuke nunca ha hecho.
¿Por qué me aferre tanto a él? Yo, Karin Uzumaki, ¿cómo fui a caer tan bajo ahora mismo?
Entre más lo recuerdo más ganas siento de seguir llorando.
Varias veces me insinué, varias veces intenté dejar mi dignidad a un lado por él y ni siquiera provoque que me volteara a ver y ella... Sakura sin hacer nada, sin estar a su lado ahora es dueña de sus sentimientos.
—Jodida suertuda.
La lluvia arrecia y con ella el viento sopla con ímpetu. Mis ojos parecen nubes cargadas y cargadas de agua.
«¡Hay que terrible debo verme!»
Tantos años reprimiendo lo que siento y ahora por fin lo libero —¡pero de qué forma!
Si Suigetsu estuviera aquí ya me habría hecho la valiente y desinteresada. Me hubiera puesto a pelear con él y todo se me habría escurrido como siempre, pero no.
—Maldito idiota, ¿dónde estás? —chillo con fuerza.
No puede ser que todo esto desencadene mi añoranza por ese tipo.
Ensimismada estoy cuando de pronto una sombra opaca la poca luz que me llega al rostro, tanteo con mi mano a un lado de mí en busca de mis anteojos, pero no los siento. Su silueta es algo borrosa, pero siempre lo reconocería.
Su chakra es único y su aroma. ¡Joder, su olor! Es inconfundible.
—Vete de aquí —mascullo. Rápidamente me limpio el rostro y trago el nudo que tengo en la garganta.
Me levanto enfada. ¿Qué más da si se entera ahora?
Sacudo mi ropa y la acomodo, pero pronto la piel se me eriza cuando siento su mano en mi rostro: acomoda con cuidado los lentes en mis ojos y mi visión se aclara.
«Es tan guapo»
No, no debo ceder como siempre. Ya no.
—¿Qué te ocurre? —pregunta con el cejo fruncido y sus ojos clavados en mí.
«Qué te mato»
Trato de respirar, trato de calmarme, pero con él frente a mí es imposible.
—¿Qué, qué me pasa? Pasa que ahora mismo quisiera matarte, arrancarte los ojos o borrarme la memoria y no recordarte nunca. Pasa que estoy hecha mierda, que tu presencia me sofoca, que no te soporto —mi respiración esta agitada, pero ya no puedo callarme nada, las lágrimas comienzan a brotar a borbotones y me odio por ello, pero aquí estoy peleando contra mí misma y él no me va a derrotar, —pasa que eres un idiota, ciego y suertudo. Si, "suertudo" por tener a esa mujer a tu lado, por qué no te la mereces, porque eres un amargado, engreído, convenenciero, insensible...
Lloro con vehemencia frente a él. Ahora sí mi dignidad está siendo arrastrada por el suelo y de qué manera.
Cómo siempre se planta inexpresivo por dónde pisa, él está como si nada y yo estoy hecha mierda por él.
—Lo siento, Karin —susurra de pronto y me abraza.
Sasuke me está abrazando y yo suelto a llorar con más intensidad. Con su mano lleva mi cabeza a su pecho y la deja ahí sobre mi cabello. Su calor me joroba.
Tantas veces quise estar así con él. Tantas veces...
—Cállate idiota, cállate —mi voz flaquea. No lo quiero escuchar.
No quiero aceptarlo delante de él, pero es imposible separarme de su cuerpo. No quiero. No lo abrazo, ni muevo un solo dedo, no sé qué hacer cuando lo único que necesitaba era esto.
Me duele, siento una opresión en el pecho que siento en cualquier momento me va a matar.
Esto será un parte aguas en mi vida y en mis sentimientos. Sé que será la única y la última vez que lo sienta así de cerca. Él lo sabe y por eso me dio acceso a su calor.
Esto es una despedida.
A qué me muero con Karin.
En particular me gusta su personaje, pero aún así no hubiera preferido que se quedará con Sasuke.
¿Qué les pareció?
3...
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Espera por mi
FanfictionFANFIC SASUSAKU. Con mirada fría, aceleraba el paso firme, con un semblante inexpresivo estaba totalmente seguro de querer regresar a esa aldea a la que alguna vez pertenecío cómo miembro nato dentro de uno de los clanes más importantes y alguna ve...