Capítulo 1

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Procuré acomodar bien mis cosas antes de meterlas a mi mochila. Me miré al espejo asegurándome de que todo esté en su lugar, ojalá verme lo mejor posible.

Salí despidiéndome de mis compañeras y compañeros de trabajo, el anhelado día viernes había llegado y con eso unos grandes días de descanso.

El fresco viento llegó a mi cara, era un agrado sentir el aire puro luego de estar horas encerrado.

Llevé mi mano al bolsillo para ver si la persona que vendría por mi ya había llegado. Unos brazos cargarme me dieron respuesta a que sí, me dio una pequeña vuelta antes de decidirse a bajarme.

- ¿Distraído? - preguntó depositando un beso.

- Un poco. Como amo tus días libres, así vienes por mi.

- ¡Mmm...! ¿Debo tomarlo como algo bueno?

- Claro que sí, tienes la suerte de verme más - reí - ¿nos vamos?

- Nos vamos - contestó tomando mi mano. Caminamos un poco para llegar al auto, lo cuidaba mucho, a veces pensaba que lo cuidaba más que a mi - ¿cómo te fue hoy?

- Bien, normal.

- Adelante - dijo abriendo la puerta. 

Esperé a que se suba para también preguntar.

- ¿Y a ti?

- Bien. Haciendo lo que me encargaste, ya está todo listo.

- ¿Pudiste? - pregunté girándome casi completo.

- Pfff...estás hablando con Christopher Vélez.

- Osoooo - tomé su cuello llevándolo a mi - eres un grande.

- Erick, me estás apretando - rió apartándome - contrólate un poco, me necesitas vivo.

- La emoción, la emoción - sonreí poniéndome el cinturón de seguridad - y los nervios.

- Tú tranquilo, estás en buenas manos.

Negué ante su egocentrismo, era algo muy particular en él, pero no lo hacía con mala intención, eso fue una de las cosas que más me enamoraron de él, su manera de ser.

Llevábamos una fiesta en el auto, con nosotros dos juntos era imposible mantener la seriedad, vivíamos la vida a nuestro modo, con locura y felicidad.

- Ahora ahora - dijo dando palmadas en mi pierna - aullando como lobaaa...

- Auuh-uh-uh - canté intentando bailar - señores...¡ES LA CHAMPIONS LEAGUE!

Reímos chocando las manos, quisiera o no, siempre terminaba cediendo a sus locuras y juegos, ¿cómo negarme a él? Era imposible.

Llegamos a casa con la energía intacta, teníamos un par de cosas que ver, posiblemente sería una larga noche.

- ¿Pedimos de comer? - pregunté.

- Uy sí, muero de hambre.

- ¿Y esa novedad? - pregunté con sarcasmo - pide tú ¿sí?

- Ven - golpeó el sofá en lo que llamaba. Él sabía de mis gustos, el tema de la comida no era un problema, bueno, a veces sí.

Me puse a jugar con las pulseras de su muñeca, nunca se las quitaba, al menos de que se rompieran o algo por el estilo.

- Te quedaste callado - dije apenas colgó la llamada, aunque sean segundos se hacía raro.

- Solo nos queda esta semana, el tiempo pasó rapidísimo.

- Y aún nos faltan ver detalles. Seré un Colón de Vélez - hablé mirando mi anillo de compromiso - al fin.

- Éramos unos niños cuando nos conocimos, ahora, a punto de casarnos.

- Tú con dieciséis y yo con catorce - sonreí con los recuerdos - seis años juntos, casi siete. Eso es demasiado.

- Literalmente una gran parte de nuestras vidas juntos, siendo sincero pensé que no duraríamos - comentó.

- No pero que considerado, gracias.

- Pero aquí estamos, más que juntos - giró mi cara para llegar a mis labios - ojalá por muchos años más, sería lo ideal dando este paso.

- Lo será, apostaría que sí. No hay nadie que se ame más que nosotros, y eso te lo podría jurar.

Camino A La Felicidad - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora