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“No hay felicidad o infelicidad en este mundo; solo hay comparación de un estado con otro. Solo un hombre que ha sentido la máxima desesperación es capaz de sentir la máxima felicidad. Es necesario haber deseado morir para saber lo bueno que es vivir”.







— ¿Qué le pasa a Bella? —Pregunté acercándome a ella.

—Lo siento Máx, era ella o yo.

—Imbécil —intenté abalanzarme sobre él y un arma apareció frente a mí, retrocedí al instante.

— ¡Luka qué haces! —Gianna se posó frente a mí y recibió un disparo en el brazo, su cuerpo cayó sobre mí, por suerte solo había sido un roce— ¡Luka!

—Tranquila, solo presiona la herida ¡¿Qué te pasa pedazo de mierda?! ¡¿De qué lado estás?!

—Del mío.

—Baja el arma o te mato.

—Salgan de aquí ya o esta vez le disparo a Bella.

—Sabes que no puedes hacer eso, ellos vienen por mí y saben que la única forma de que vaya con ellos es dándome en dónde más me duele. Dime qué le has hecho ¡¿Por qué mierda está durmiendo otra vez?! ¡Ella abrió sus ojos hace unos momentos! —Mi cólera aumentaba cada vez más, quería molerlo a golpes, la angustia era inmensa.

—Está en un coma inducido —su mirada se desvió a Bella y fue ahí cuando di una patada en su brazo y el arma cayó, el momento preciso para cambiar los papeles siendo yo quien lo controlaba ahora—. ¡No me mates, solo sigo ordenes!

— ¿Sabes cuántas veces he escuchado esa frase? Despiértala ya o te mato.

—Si no la despiertas… te juro qué, aunque me duela en el alma voy a dispararte Luka —habló Gianna con el rostro empapado posándose a mi costado—. ¡Despiértala ahora!

—Gianna, no puedo.

—Si puedes —Disparé hacia el techo y su cuerpo cayó sobre el estante de medicamentos, sacó una jeringa e introdujo un líquido, sus manos temblaban—. Hazlo bien o morirás de todas formas —sus manos apenas y tocaron las mangueras que conectaban al cuerpo de Bella cuando su cuerpo colapsó casi encima de ella.

— ¡Luka!

— ¡Mierda, al suelo! —Los disparos comenzaron y secaron rápidamente.

—No quiero morir, te lo juro que no quiero Máx.

—Gianna… ayúdame.

—Luka.

— ¡No te pongas de pie! —La derribe al suelo de un tirón— Arrastra tu cuerpo.

—De acuerdo. ¿Dime qué hago Luka? ¿Lidocaína?

—Primero tranquilízate, así no vas a servir para nada. Busca vendas e intenta detener la hemorragia.

—Si.

—Date prisa. Tengo que intentar sacar a Bella de aquí —arrastre mi cuerpo hasta la camilla cuando una mano me detuvo.

—No… morirá —rechiné los dientes—. Si lo haces… morirá.

— ¡Mierda!

—Debes ir con ellos Máx — me miró fijamente—. Van a matarnos a todos, yo cuidaré de ella, lo prometo.

—No puedo dejarla —mis ojos se aguaron viendo el cuerpo tendido de la mujer que amo ¿qué se suponía que hiciera?

—Si quieres salvarla debes ir —su mano se posó en mi rostro. La puerta se abrió y disparé— ¡Ah!

—Es tarde —abrí los ojos con las pupilas dilatadas, mi mano apretó sus mejillas y la obligué a mirarme—. Cuida a Bella como si tu vida dependiera de ello —me levanté decidido a salir.

— ¡Archivaldo, sal de allí bastardo! —Mi paso fue detenido por el tacto de una mano.

—Mi promesa de cuidarla se mantiene si prometes volver con vida —la miré temeroso.

—No puedo prometer eso.

—Debes hacerlo, no puedes dejarnos solas —su labio inferior temblaba y sus ojos amenazaban con soltar lágrimas de nuevo.

—Lo prometo —sacudí mi brazo bruscamente y salí de ahí para posiblemente jamás volver.






(…)

Bella

Abrí los ojos con dificultad, mi cuerpo estaba pesado, todo el lugar comenzó a dar vueltas por lo que fue imposible incorporarme en la cama, articulaba palabras, pero no podía escuchar mi voz, entró el pánico cuando escuché voces lejanas, ¿Cly?, ¿quién está allí? ¡Oigan, Cly!

— ¡Ya vuelvo, estaré con Bella! — ¿Yo? ¿Quién es? Reconozco esa voz, yo lo sé— ¿Bella? ¡Bella! ¡Ella abrió sus ojos, rápido! — ¿Qué está pasando? ¿Dónde demonios estoy?

—Bella, ¿puedes escucharme? Espera afuera—Movía mi boca, pero mi voz no salía, asentí con la cabeza rendida y mareada— Tranquila, soy Gianna, todo estará bien.

—Gia…

—No te esfuerces mucho, este será un proceso lento y delicado, pero estarás bien. No sabes lo feliz que estoy, lo siento, pero estoy a punto de llorar.

— ¿Ella está bien?

—Espera afuera por favor.

—Cly, ¿dónde está Cly? —Mis ojos por fin podían ver claramente a mi alrededor. Mi voz era débil.

—Soy Gianna, Isabella. ¿Puedes mover tus manos? ¿Cómo sientes tus piernas?

— ¿Dónde estoy? —Mis manos se aferraron a su ropa, ella abrazo mi cuerpo y me incorporó.

—Isabella, estás en casa —la miré extraña, estaba a punto de ponerme histérica, mi ritmo cardiaco aumento, mi pecho pesaba, no sentía mis piernas ¿qué pasa?

—Bella —un sujeto frente a mi apareció—. ¿Sabes quién soy?

—Lo siento —la desesperación comenzó a invadirme, mis ojos se aguaron y fue imposible retener las lágrimas—. Díganme dónde estoy y qué hago aquí porque no lo sé y no puedo saberlo.

—Bella… —La mujer frente a mí me miraba con lágrimas en los ojos a la vez que tapaba su boca con una de sus manos.

— ¿Quiénes son ustedes? ¿No van a decirme? ¿Me tienen secuestrada? ¿Qué pasa? ¿Por qué estoy en esta camilla? —Algo malo estaba pasando.

—Bella, Clayton murió hace tiempo —quedé petrificada.

—No… imposible, Clayton está vivo, acabo de verlo hace unos días, yo…

—No Bella, eso pasó… casi tres años atrás —mi vista se nubló y mi cuerpo desfalleció de la impresión.

Viviendo bajo las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora